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La receta de Puig para vertebrar España: financiación y descentralización, y deja la puerta abierta a una subida fiscal en Madrid

El jefe del Consell insiste en la capital en el «procés invisible» y el «efecto aspiradora» que ejerce la comunidad gobernada por Ayuso, y ofrece la «vía valenciana» para superar el problema de las desigualdades entre territorios

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante su intervención en el desayuno informativo organizado en Madrid. | ALBERTO ORTEGA / EUROPA PRESS

Nada más alcanzado el Palau, en octubre de 2015, el jefe del Consell, Ximo Puig, visitaba Madrid con un objetivo claro: presentar la hoja de ruta del primer Gobierno del Botànic y, sobre todo, visibilizar lo que entonces denominaba el «problema valenciano», con el lastre de la infrafinanciación y la falta de inversiones, y, al mismo tiempo, levantar lo que tachaba de «hipoteca de la reputación» por los casos de corrupción de la etapa del PP. Cuatro años más tarde, en julio de 2019, Puig volvía a Madrid, pero el discurso ya había virado. La reivindicación del cambio de sistema de financiación seguía estando ahí, pero ya no aludió al «problema valenciano». Profundizó en la «vía valenciana» o «pacto a la valenciana», como un modelo de gobierno basado en el diálogo y el acuerdo. Dos años después, y con una pandemia de por medio, el presidente de la Generalitat regresó este miércoles a Madrid, a los desayunos informativos de Europa Press, y, una vez más, habló de «vía valenciana». Ahora bien, en esta ocasión, una «vía valenciana» para vertebrar España. Hubo espacio para reivindicaciones, sí, pero, sobre todo, puso encima de la mesa sus propuestas. Unos planteamientos que, a su juicio, pasan por la «reforma inaplazable» del sistema de financiación y por la descentralización. Y todo en un discurso con el que también censuró el procés catalán, por la «parálisis institucional y fractura social en Cataluña, consecuencia de las vías unilaterales sin respeto a la legalidad y la inacción política del anterior Gobierno», pero en el que de nuevo ponía el foco en Madrid. En un auditorio con más valencianos que madrileños, Puig exponía los argumentos ya conocidos del «efecto aspiradora», el «procés invisible» o el dumping fiscal, pero dio un paso más. Se remitía, en este sentido, al catedrático de Oxford Paul Collier, y abogaba por mecanismos de compensación al resto del país por parte de las «metrópolis» que se benefician del efecto capitalidad.

Entre otras propuestas, el presidente plantea que la fiesta nacional sea itinerante o una reforma del Senado

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Posteriormente, en el turno de preguntas, al ser cuestionado sobre la posibilidad de crear un impuesto para las rentas altas radicadas en la Comunidad de Madrid, señaló que «podría ser una opción», aunque matizó que «no quiero hacer ningún tipo de invención rápida y no suficientemente rigurosa». Para ese entonces, el director de Europa Press, Javier García Vila, que ejercía de moderador, ya le había recriminado medio en broma medio en serio que de sus palabras se podía evidenciar que tenía algo contra Madrid. Puig lo negó tajantemente tirando de sus vinculaciones personales con la capital, para añadir que «no tiene nada que ver con los ciudadanos de Madrid, que también se ven perjudicados». En cualquier caso, la reacción del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no se hizo esperar, y, por boca del portavoz de su Ejecutivo, Enrique Ossorio, le espetó al valenciano que «los dirigentes incompetentes no tienen que cargar las culpas sobre los que lo hacen bien».

Previamente, Puig había comenzado su intervención citando a Ortega y Gasset, lo que le dio pie a sostener que el problema estructural que persiste hoy, un siglo después de la publicación de España invertebrada, es el «el encaje territorial y sus consecuencias, que son las enormes desigualdades de renta entre territorios», subrayó.

A partir de ahí, enunció los cinco desafíos territoriales a los que nos enfrentamos en estos momentos, y planteó otras tantas propuestas. Cinco desafíos que, en palabras del jefe del Consell, pasan por el independentismo, el «centralismo ineficiente», la financiación injusta, la España invisible y la despoblación. Cinco retos para los que planteó cinco soluciones que, un siglo después, consigan, por fin, la vertebración de España, y que, para el president se resumen en diálogo, audacia y pacto; cohesión frente al centralismo; igualdad frente a la infrafinanciación; una España policéntrica frente a la España invisible; y oportunidades frente a la España despoblada.

Bajando más a la arena, y más allá de ese mecanismo de compensación para corregir el efecto capitalidad o de abrir la puerta a un impuesto para las rentas altas en Madrid, Puig apostó por institucionalizar la Conferencia de Presidencias Autonómicas, con al menos una reunión semestral; reglamentar las conferencias sectoriales; o reformar el Senado para que opere de verdad como una cámara territorial. Incluso propuso descentralizar determinadas instituciones -y ahí no faltó la reivindicación de que Puertos de España se traslade a València-, y que la fiesta nacional sea itinerante.

«La Comunidad Valenciana quiere impulsar desde la España periférica una España mejor. La voz de la España polifónica, de esas voces diversas que conforman nuestra gran conversación común», sentenció Puig. Para ello, ofreció «la vía valenciana de serenidad, diálogo y acuerdo». Una «vía valenciana» para vertebrar España que resumió en dos palabras: «Sin querella». Se refugiaba, pues, como punto de partida, en otro filósofo, Lluís Vives, éste del Renacimiento. Todo, añadió el president, para llegar «tener un programa para el mañana», que decía Ortega y Gasset en su España invertebrada.

Representantes empresariales, ministros y consellers

Entre el público, estaban los ministros Diana Morant, Luis Planas, Miquel Iceta o José Manuel Escrivá; y los consellers Ana Barceló, Vicent Soler, Arcadi España, Gabriela Bravo, Carolina Pascual, Rafa Climent o Rosa Pérez, junto al vicepresidente Rubén Martínez Dalmau. También estuvieron el secretario general de UGT, Pepe Álvarez; el presidente de la CEV, Salvador Navarro; el presidente de la Cámara, Juan Riera; el CEO de Vectalia, Antonio Arias; el presidente de Baleària, Adolfo Utor; o Asunción Martínez, del comité de dirección de Suez Spain. Previamente, pasó a saludar a Puig el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

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