El Botànic se encuentra completamente dividido en torno a la posible aprobación de una tasa turística que grave las pernoctaciones en la Comunidad. La tensión a cuenta de la propuesta de Compromís y Unides Podem va a más y desde el PSPV mantienen su rechazo frontal. No quieren ni oír hablar de lo que califican como un impuesto que, según ha remarcado este jueves el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, es "especialmente inoportuno" por la gravedad del momento que vive el sector, debilitado por los devastadores efectos de la crisis del covid. Colomer no ha dudado en poner en duda el rigor de la iniciativa planteada por los vicepresidentes del Consell, Mónica Oltra y Héctor Illueca, y ha dejado claro que, a título personal, no apoyará ese gravamen. Ni ahora ni en un futuro, a pesar de que la portavoz adjunta de los valencianistas en las Cortes, Aitana Mas, ha matizado que lo que proponen es que entre en vigor a finales del año 2022, coincidiendo con las perspectivas de recuperación a niveles previos de la pandemia, como vaticina la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. También Ferrán Martínez, diputado de Unides Podem, ha subrayado que desde sus filas están abiertos al diálogo para consensuar cuándo se aplica, pero los socialistas aseguran que esa puerta está completamente cerrada. Insisten en que esa cuestión no está en la agenda de la Comunidad.
Colomer, un alto cargo de la Generalitat que se caracteriza por un perfil moderado, ha echado más gasolina al incendio que aviva las discrepancias de la coalición de izquierdas con relación a la tasa turística. Lo ha hecho fiel a su estilo, sin elevar el tono pero dejando claro su posicionamiento: gravar solo a los alojamientos turísticos supone una "mirada superficial e injusta", un "ejercicio reduccionista", ha dicho, dado que el sector turístico supone el motor de muchos otros subsectores. El socialista ha calificado el turismo como una "bendición", lo ha considerado un "derecho humano" y, sobre todo, ha insistido en que no es un momento adecuado para abrir ese debate. "En este momento el sector necesita empatía, es un sector que ha sufrido y el mercado todavía no se ha normalizado, hay mucha gente que se ha arruinado por el camino. Hablar de un impuesto nos parece inoportuno", ha remarcado. El socialista ha asegurado que precisamente a él, que está al frente de la sala de máquinas del turismo en la Comunidad, ni si quiera le han hecho llegar una propuesta que defina la finalidad de la tasa, ni estudios que se hayan realizado para respaldar su viabilidad, su estructura técnica o financiera.
El debate en torno a esta cuestión se inició el pasado martes, justo el día en que Ximo Puig estaba fuera de la Comunidad. Acudió a Sevilla para reunirse con el presidente de Andalucía con tal de sellar una alianza en contra de la infrafinanciación. Desde entonces, las posiciones se encuentran enconadas y el propio Colomer admitía hoy que no ha habido conversaciones en el tripartito para avanzar sobre este asunto. Mientras tanto, las voces críticas se multiplican en una provincia como Alicante, un territorio cuya economía está estrechamente ligada a la actividad turística. En ese escenario de posturas enfrentadas, las divergencias del Gobierno botánico han quedado hoy patentes durante la Comisión de Turismo celebrada en las Cortes.
Mientras Colomer ha remarcado su discurso contrario a la tasa, Compromís y Unides Podem han vuelto a incidir en que este debate no es nuevo y han criticado que el PSPV maniobra para posponerlo desde el año 2017. Aitana Mas ha dejado claro que la aplicación de ese impuesto será uno de las cuestiones que se incluyan en la negociación de los presupuestos para 2022, mientras ha explicado que es una tasa que hay que estudiar para definir cómo se aplica exactamente. "Hablamos de un precio reducido y que no afecta a la cantidad de turismo que podemos recibir. Hablamos de financiar los gastos que produce el turismo en el territorio. Es un tema que podemos dialogar y debatir para que sea realidad a finales de 2022", ha remarcado. La valencianista ha incidido en que tasas de esas características se encuentran en vigor en ciudades como Ámsterdam, Berlín o París y en territorios como Cataluña, que tiene un modelo turístico muy similar al de la Comunidad y no tienen "ningún problema". Mas ha defendido además que el dinero recaudado, que se tiene que ver cómo se reparte entre ayuntamientos y Generalitat, debe servir para paliar los efectos negativos de la masificación en muchas ciudades.
Desde Unides Podem, Ferran Martínez se ha preguntado "cuándo es el momento" para proponer este debate, porque se lleva hablando desde 2017 y "nunca es el momento". Los representantes de PP, Cs y Vox han rechazado la propuesta.