La síndica de Ciudadanos en las Cortes valencianas, Ruth Merino, quiso marcar distancias con el PP en una vuelta al centrismo y al discurso liberal. De hecho, Merino, que se estrenó en el debate de política general como síndica en sustitución del polifacético Toni Cantó, tendió la mano al jefe del Consell, Ximo Puig, para llegar a grandes pactos y acuerdos, aunque dejando fuera a sus socios de Compromís y Unides Podem. «No toleramos la concesión a nacionalismos ni los populismos», dijo. En su discurso ante las Cortes, Merino reivindicó a Ciudadanos como partido útil frente al «mundo feliz» y la falta de autocrítica por la pandemia de Puig y la «antesala del apocalipsis» que describe el PP, señaló.
La síndica centró su intervención en dos propuestas a Puig: una bajada de impuestos en la Comunidad Valenciana «creíble y sensata», apuntó, en referencia y como crítica a la presentada por el líder del PPCV, Carlos Mazón, y un pacto para reestructurar la Comunidad Valenciana «desde los cimientos» que dure «40 años y no una legislatura». Merino reprochó que la valenciana sea una de las autonomías con mayor presión fiscal y puso el foco en acabar con la economía sumergida.
La líder parlamentaria de Cs criticó el «reciclaje de anuncios» de Ximo Puig en su discurso, al que llamó «reciclados Puig», e hizo hincapié en uno de los conflictos que a la oposición le funcionan en algunas zonas de la Comunidad, como el plurilingüísmo. Merino apuesta por «recuperar la libertad de los padres» para elegir la lengua en la que quieren que se eduquen sus hijos. También se opuso a la reversión del Hospital de Torrevieja. Además, pidió agilizar las convocatorias de oferta pública de empleo sanitario, fortalecer la colaboración público-privada para crear más plazas de residencias de mayores, la educación infantil gratuita y más medidas de apoyo para turismo, autónomos y pymes.
En cuanto a la infrafinanciación, que sigue sin solucionarse por «falta de voluntad política», señaló que el único despacho que tiene que visitar el líder del Consell es «el de su jefe», en referencia al presidente Pedro Sánchez, a lo que un molesto Puig respondió que «mi jefe está aquí y es la sociedad valenciana».
