Estaba previsto que los cambios trascendieran a lo largo del fin de semana, pero un goteo de filtraciones acabó por desvelar a última hora de la tarde del viernes el grueso de la profunda remodelación del Gobierno autonómico que planeaba el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para encarar la recta final del mandato con la vista puesta, evidentemente, en los procesos electorales de 2023. Los ceses, las nuevas incorporaciones y el baile de competencias afectarán, finalmente, a cuatro de las cinco consellerias, Presidencia al margen, de la cuota socialista en el Botànic. Todo un terremoto político que se suma, además, al relevo en una de las áreas en manos de los valencianistas. Si no hay contratiempos, está previsto que el próximo lunes eche a andar el nuevo Gobierno.

De entrada, la consellera de Sanidad, Ana Barceló, abandona el Ejecutivo autonómico para volver, de nuevo, a las trincheras parlamentarias. Su nombramiento pasará por la ejecutiva que los socialistas celebran el lunes en Orihuela. Ximo Puig ha decidido variar el rumbo de la que está considerada como uno de los principales activos del PSPV-PSOE, hasta el punto de que en noviembre fue designada presidenta del partido. Su estrategia pasa por resituarla como síndica en las Cortes, en sustitución de Manolo Mata. La exalcaldesa de Sax se convierte así en una de las dos alicantinas que saldrá del Consell a raíz de la crisis de gobierno impulsada por el líder de los socialistas en la Comunidad, que ha decidido, igualmente, que el tiempo de Carolina Pascual al frente de la Conselleria de Innovación se ha agotado. Será la senadora Josefina Bueno quien se pondrá ahora al frente de la única conselleria con sede en la provincia.

La profunda remodelación de Gobierno de cara a la recta final de legislatura alcanza, también, a la Conselleria de Hacienda, que pasará a estar dirigida por Arcadi España, hombre fuerte de Puig en el Consell, y que sustituye a quien ha encabezado este departamento durante siete años, Vicent Soler. De esa forma, el hueco que deja España en el área de Política Territorial lo ocupará Rebeca Torró, hasta ahora secretaria autonómica de Economía Sostenible. Su elección final prácticamente fue en tiempo de descuento, aunque ya se había especulado con su nombre en determinados círculos en los últimos días. Falta por saber quién se pondrá al frente de la Sanidad, área que parece que es la que más quebraderos de cabeza le está generando al jefe del Consell.

Rebeca Torró, que pasa a ser consellera de Política Territorial; y Arcadi España, que asume Hacienda. | FERNANDO BUSTAMANTE / ÁXEL ÁLVAREZ

La remodelación de Gobierno que el presidente de la Generalitat busca que sirva de revulsivo para fortalecer el Botànic se ha prolongado prácticamente una semana desde que fue anunciada hasta que, al fin, el líder autonómico ha conseguido encajar el rompecabezas. La renuncia de Mata a seguir al frente el grupo parlamentario para centrarse en la defensa del principal corruptor de Azud desencadenó una tormenta política que el jefe del Consell confía en que concluya este mismo lunes, con el nombramiento de los nuevos consellers. Se presupone que, si el plan discurre conforme a lo previsto, habrá variaciones en el primer nivel de cuatro de las áreas socialistas, a las que se suma, además, la de Compromís, tras la salida precipitada de Vicent Marzà de la Conselleria de Educación, y el nombramiento de la hasta ahora secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit. Se da por hecho que estos cambios provocarán variaciones de calado en el segundo escalafón del Consell, incluso más allá de las vacantes que dejan las secretarias autonómicas reconvertidas en conselleras.

Que la profunda remodelación por la que apuesta el presidente de la Generalitat se efectúa con una parte importante del foco puesto en Alicante es indudable. Barceló es una de las conselleras que más proyección ha ganado en el actual mandato tras asumir el reto fortuito de pilotar el departamento con mayor presupuesto de la Generalitat durante la pandemia. En el Palau se defiende que la sajense ha dado la talla durante la que ha sido la etapa más difícil de esa conselleria en toda la historia del autogobierno. Su compromiso con la gestión de la crisis fue tal que, incluso, horas después del fallecimiento de su propia madre, comparecía en València para informar de los contagios que se producían en los albores de la crisis pandémica, tan solo un día antes del primer confinamiento. Es ahora que el trabajo duro está terminado cuando Puig ha apostado por mover a uno de sus piezas más valiosas en el tablero político alicantino. Su paso a las Cortes valencianas era algo que se venía barruntando desde que se abrió el melón de esta crisis de gobierno. Puig confía en que su oratoria y su garra política ayude a mantener el elevado nivel que Mata dejó al frente del grupo socialista en las Cortes y, en definitiva, a confrontar con las huestes capitaneadas por María José Catalá (PP), la lugarteniente del presidente regional del partido, Carlos Mazón, en las Cortes. Todo, además, sin perder de vista que su designación como síndica podría servir de plataforma para ayudarle a marcar perfil político, ya no solo vinculado al ámbito sanitario y con la vista puesta en posibles retos futuros. En el fondo, conoce bien ese escenario, el de la Cámara autonómica, pues la pasada legislatura desempeñó el cargo de portavoz adjunta hasta que Pedro Sánchez fichó a Carmen Montón como ministra y Barceló dio el salto al Ejecutivo.

Ana Barceló reunida con Ximo Puig en el Palau, cuando se le informó de los cambios. información

Las ondas sísmicas del terremoto que registró este viernes el tablero político valenciano comenzó por la mañana, tras el pleno del Consell, cuando algunos de los que estaban llamados a ser protagonistas comenzaron a recibir llamadas de Presidencia para informarles de su destino. El nombre de Carolina Pascual fue uno de los que primero salieron a la palestra; algo que, por otra parte, tampoco sorprendió demasiado. Pascual cierra así una etapa que comenzó en el segundo mandato del Botànic, cuando el jefe del Consell formalizó su apuesta personal para dar más peso a la provincia y ahondar en la línea de la descentralización institucional que defiende. Sin embargo, no ha acabado de tener la proyección y la visibilidad que se buscaba en un territorio que se considera clave. A partir de la próxima semana, será Josefina Bueno quien asuma las riendas, tal y como se acordó durante el encuentro que mantuvo en el Palau a última hora de la tarde. La alicantina figuraba en todas las quinielas para situarse al frente de un departamento que conoce bien. La pasada legislatura estuvo a cargo de la Dirección General de Universidad, Investigación y Ciencia. Ahora vuelve como consellera, un puesto con el que tendrá la oportunidad de sumar proyección. No se puede pasar por alto que el PSPV-PSOE tiene en la ciudad Alicante uno de los grandes retos de cara a las siguientes elecciones municipales al no contar con un liderazgo potente que plante cara a Luis Barcala (PP). Durante meses se especuló con la posibilidad de que Barceló pudiera ser la candidata. Ahora, con la entrada de Josefina Bueno en Innovación, habría dos posibles nombres entre los que elegir.

El paso al frente de Bueno para integrarse en el Ejecutivo deja vacante un puesto de designación directa en el Senado, es decir, de los que pertenece al cupo territorial de la Comunidad. Esa plaza, según señalaban algunas fuentes, se le podría ofrecer a Soler con tal de que siga abanderando en la Cámara Alta su lucha por un sistema de financiación autonómico que no discrimine a la Comunidad. No obstante, no está claro que el conseller que ha aprobado siete presupuestos en siete años consecutivos, con lo que eso supone en un Gobierno de coalición, vaya a aceptarlo.

Con todo, Soler decidió apretar este viernes hasta el final con el que considera que es un tema de justicia para el territorio autonómico. Lo hizo remitiendo una misiva a la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, exigiendo la compensación de la deuda autonómica derivada de la infrafinanciación y recriminando que el Gobierno central no puede permanecer más tiempo impasible ante la evidencia de la situación del injusto reparto de fondos que limita las oportunidades de la Comunidad.

Nervios, cruce de llamadas incesantes y cábalas de todo tipo marcaron la intensa jornada del viernes en València, con las correspondientes derivadas en todo el territorio autonómico. Hoy será Puig quien salga públicamente a dar detallada cuenta. El éxito o el fracaso de su jugada se verá con el tiempo.

Ana Barceló se convierte en la síndica del PSPV y Josefina Bueno asume la Conselleria de Innovación

Un decreto por sorpresa que hizo saltar las alarmas

Viernes, primera hora de la mañana. El pleno del Consell se reúne para aprobar asuntos menores, pero los consellers acaparan todos los focos. Era la última reunión del Gobierno con la composición actual tras la remodelación que se anunciaría el fin de semana. Fue un encuentro que finalizó con más abrazos de la cuenta, según confesaba después Mónica Oltra. Al fin y al cabo, sería la última para algunos de los de la cuota socialista. Acabado el encuentro, aseguran que se olvidaron de cesar a Raquel Tamarit, un paso imprescindible para poder allanarle el camino de secretaria autonómica a consellera de Educación. Por ello, hubo que convocar por sorpresa, y de urgencia, otro pleno a las 20 horas, una segunda convocatoria con la que saltaron todas las alarmas y las especulaciones. Hasta que llegó la segunda sorpresa: no sólo se cesó a Tamarit, también a Torró.