Dicen que las experiencias vividas durante la infancia marcan el devenir de toda una vida. Pues este es el caso de la nueva consellera de Innovación, Josefina Bueno, que forjó en Francia la conciencia de clase que la está guiando en su andadura política tras nacer allí después de que sus padres tuvieran que emigrar desde la Vega Baja. 

El presidente del Consell, Ximo Puig, ha elegido a Josefina Bueno para sustituir a Carolina Pascual al frente de la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital. Se trata de una persona de su plena confianza, toda vez que fue él quien insistió para que entrase en el mundo de la política después de una dilatada y reconocida trayectoria en la Universidad de Alicante como profesora titular de Filología Francesa, donde llegó a ejercer como vicerrectora de Extensión Universitaria. De ahí, ya en la primera legislatura del Botànic, pasó a asumir la Dirección General de Universidad, Investigación y Ciencia de la Generalitat, antes de convertirse, ya en el actual mandato, en senadora por designación de las Cortes valencianas.

Hasta aquí, un breve resumen de los méritos contraídos para haber acabado como consellera. Pero, para entender de verdad la trayectoria vital de Josefina Bueno y cómo se ha forjado su personalidad, hay que remontarse a mucho más allá, incluso a antes de que naciera. Ella, efectivamente, fue una niña de las que llegan de París, pero eso tiene una explicación. Y es que sus padres tuvieron que emigrar en 1963 desde Callosa de Segura, en pleno corazón de la Vega Baja, "por motivos económicos, que no políticos", como ella misma se encarga de matizar.

Fue a raíz de la crisis que impactó de lleno en este municipio, debido al cierre de las empresas que en aquel entonces se dedicaban a la fabricación de redes. Su padre entró a trabajar en la factoría de Citroën en la capital gala, mientras que su madre se dedicó a la limpieza. Lo que tenía que ser una medida temporal para pagar deudas y labrarse un porvenir mejor, se fue alargando en el tiempo, hasta completar 25 años de estancia en Francia. Fue en ese periodo, concretamente en 1966, cuando nació Josefina, que completó sus estudios primarios allí.

Su llegada a España se produjo al alcanzar la mayoría de edad, a los 18 años, para estudiar Filología Francesa en la Universidad de Murcia. Tras terminar la carrera, en 1992, ya entró a trabajar como profesora ayudante en la Universidad de Alicante, donde desarrolló toda su carrera académica. De ayudante pasó a titular y posteriormente a catedrática, antes de convertirse en responsable del Secretariado de Extensión Universitaria durante el mandato de Ignacio Jiménez Raneda, y directora de la Sede Universitaria de la Ciudad de Alicante con Manuel Palomar.

¿Y cómo decide entrar en política? Como ella misma confiesa, "ser hija de emigrantes marca mucho", porque atravesar por penurias varias y vivir lejos de casa, añade, "crea conciencia de clase, te hace estar al lado de los desfavorecidos y luchar contra las barreras que se les imponen". Esos mismos convencimientos han sido los que también le han llevado a tener un firme compromiso con el feminismo y la igualdad.

En cualquier caso, y pese a que la semilla ya estaba sembrada, Ximo Puig tuvo que insistir hasta en dos ocasiones para lograr convencerla de que diese el paso. En un primer momento le propuso encabezar la lista a las Cortes valencianas por la provincia de Alicante, una oferta que declinó, pero ya con el Botànic al frente de la Generalitat no tuvo otro remedio que aceptar el segundo de los ofrecimientos, para que asumiese la Dirección General de Universidad, un departamento que en aquel momento dependía de la Conselleria de Educación de Vicent Marzà.

Tras aprender a dominar los entresijos internos de la gestión pública en un apartado que ella controlaba a la perfección por su experiencia previa universitaria, a principios de la actual legislatura daba el salto al Senado, donde ha llegado a presidir la Comisión de Igualdad, al tiempo que ha formado parte de las de Televisión Española y la Unión Europea. Más experiencia, en definitiva, para haber acabado finalmente como consellera de Innovación.

La tarea que tiene por delante no es sencilla, porque, a pesar de que no duda a la hora de señalar que Carolina Pascual y todo su equipo han llevado a cabo un trabajo formidable, también es consciente de que queda todavía mucha tela que cortar. "Siento una gran responsabilidad, porque vuelvo a mi ciudad al frente de una conselleria que es la de Alicante", enfatiza.

Y es que, después de estos últimos tres años en los que la visibilidad no ha sido precisamente la principal virtud de su antecesora en el cargo, Josefina Bueno llega dispuesta a impulsar este departamento autonómico como un instrumento vital de la acción de gobierno del Consell en la provincia. Según indica, "en estos tiempos de desafección política, es necesario que los ciudadanos sientan esta conselleria como algo suyo, que la vean como la correa de transmisión de las políticas que emanan de la Generalitat y que sepan que hay una estructura a la que pueden dirigirse para transmitir sus necesidades".

Seguir impulsando los proyectos de Distrito Digital; dar solución, por fin, a los problemas de financiación de las universidades o seguir trabajando para acabar de una vez por todas con la brecha digital son cuestiones que tendrá que dejar bien encauzadas en el corto espacio de tiempo que resta de aquí a las elecciones. El reto no es menor, pero asegura que se va a dejar toda su alma en el empeño.