La de Carolina Pascual ha sido una gestión al frente de la Conselleria de Innovación, Universidades y Sociedad Digital con luces y sombras, que deja tareas pendientes a la que va a ser su sucesora en el cargo, Josefina Bueno. En el apartado de logros, destaca, sin duda, el impulso otorgado a Distrito Digital, convertido hoy en un potente polo de atracción de empresas tecnológicas y en plena fase de ampliación. La otra cara de la moneda es la del reparto de ayudas, que debe equilibrarse para evitar polémicas como la registrada el año pasado, cuando la provincia resultó claramente discriminada. También es necesario dotar de mayor peso y visibilidad a esta conselleria, toda vez que no se ha sabido rentabilizar la apuesta realizada cuando se convirtió en la primera que fijaba su sede en Alicante.

En un contexto económico marcado por la digitalización y las nuevas tecnologías, el Gobierno encabezado por Ximo Puig decidió al inicio de la actual legislatura otorgar un empuje a la Comunidad en esta materia. Para ello se apostó por la creación de la Conselleria de Innovación, Universidades y Sociedad Digital, colocando al frente de la misma a la ilicitana Carolina Pascual. De entrada, el nuevo departamento arrancó su andadura configurándose como un símbolo de la descentralización por parte del Ejecutivo autonómico, al convertirse en el primero que salía de València para instalarse en Alicante, una provincia que había venido sintiéndose discriminada por parte de la Generalitat, y un enclave en el que ya existía un ecosistema innovador y de empresas tecnológicas desde donde otorgar al conjunto del territorio un impulso en materia de digitalización.

Justo en este terreno, uno de los principales éxitos del nuevo departamento ha sido Distrito Digital, ubicado en las instalaciones de Ciudad de la Luz, y donde en estos momentos permanecen instaladas 300 empresas tecnológicas y partners que, en su conjunto, aglutinan a más de un millar de profesionales. También se ha logrado captar el interés de un centenar de entidades colaboradoras, entre ayuntamientos, instituciones, parques tecnológicos y asociaciones, entre otros. El crecimiento imparable de este organismo ha propiciado que en estos momentos se encuentre en plena fase de ampliación, con unos nuevos inmuebles que están siendo construidos en el Puerto de Alicante, que incrementarán la capacidad para acoger nuevas empresas.

Iniciativas como el Plan de Transformación Digital, la Estrategia Valenciana de la Innovación o el programa de retorno y captación de talento en investigación GenT, son otras iniciativas que se han consolidado, con resultados más que positivos.

Más problemática ha resultado la gestión en el ámbito de las universidades. En el caso de la provincia, hay que reseñar como elemento favorable la concesión de la carrera de Medicina a la Universidad de Alicante (UA), una especialidad que venía siendo largamente demandada. La conselleria dirigida por Pascual también ha ido incrementando las becas universitarias, al mismo tiempo que reducía las tasas de matriculación.

Sin embargo, es en este campo donde se concentra la mayor lista de tareas pendientes, unos asuntos que tendrán que ser abordados a partir de ahora por Josefina Bueno. Así, sigue sin prosperar el plan de financiación plurianual para las universidades, que ya acumula varios retrasos, y cuyo horizonte se sitúa en el próximo verano. También permanece atascada desde 2019 en los ministerios el convenio colectivo del personal laboral de las universidades públicas, que, a pesar de las insistentes reclamaciones por parte del Consell, continúa sin recibir respuesta. De hecho, la valenciana es la única comunidad que no cuenta con este marco legal.

Con todo, el elemento que ha suscitado más críticas ha sido la polémica distribución el año pasado de las ayudas de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), claramente discriminatorias para la provincia. En el reparto de la tarta de 52,3 millones de euros para universidades, empresas y centros de investigación, sólo se consignaron 8,8 millones a Alicante, lo cual desencadenó una catarata de críticas no solo de los partidos de la oposición, sino también desde el ámbito académico y entre investigadores, empresarios y sindicatos.

El otro factor que se puede considerar negativo de la gestión de Carolina Pascual ha sido su escasa visibilidad, circunstancia que ha ido moderando el impacto positivo que constituyó la elección de Alicante como sede. Josefina Bueno tiene por delante el reto de dotar a la conselleria de un mayor peso tanto en el seno del Consell como en el ámbito provincial, para que de verdad se consolide como una estructura de gobierno descentralizada y con un mayor poder de influencia.