Impulsar la acción de gobierno en un momento decisivo para relanzar la Comunidad en la era pospandemia, aprovechando el extraordinario potencial de los fondos europeos y, de esa forma, ahondar en las transformaciones necesarias para fortalecer el territorio con la vista puesta en la próxima década. Ese es el leitmotiv de la profunda remodelación del Consell, un reset en toda regla a un año de las elecciones, formalizada por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig; un movimiento táctico que engloba cambios en cuatro de las consellerias que pertenecen a la cuota de los socialistas en el Botànic, además de otra que está en manos de Compromís. El barón autonómico compareció este sábado para oficializar los nombres y el reparto de competencias contemplado en la nueva estructura del Ejecutivo que preside; un Consell que afronta el año final de legislatura antes de los comicios previstos para 2023. La única sorpresa fue la del nuevo titular de Sanidad, un departamento que incorpora al independiente Miguel Mínguez, médico que ejerce como jefe de servicio en el Hospital Clínico de València y que trabajó en el de La Vila Joiosa. Los demás nombres ya se conocían, pues se acabaron filtrando el viernes. Así, junto a la senadora Josefina Bueno, designada como nueva consellera de Innovación, con sede en Alicante, son las únicas nuevas incorporaciones. Las modificaciones en el resto de áreas, con Arcadi España al frente de Hacienda; Rebeca Torró en Política Territorial; y Raquel Tamarit en Educación, son fruto de recolocaciones.

Los cambios introducidos en el Consell se traducen en que Alicante perderá a uno de los dos consellers ligados al PSPV-PSOE. A partir de ahora tan solo queda al frente Josefina Bueno. No obstante, la provincia gana peso en el legislativo, con Ana Barceló como nueva síndica del grupo parlamentario en las Cortes tras dejar Sanidad. Un argumento que, en cualquier caso, no acaba de convencer en determinados círculos del partido en la provincia, por la pérdida de una persona en el Ejecutivo, pero también porque, al final, la flamante consellera de Innovación no está enmarcada en ninguna de las familias del socialismo alicantino. Eso hace, pues, que nadie se la pueda «apropiar», lo que se podría llegar a interpretar como que las corrientes más cercanas a Puig han podido perder peso en un Ejecutivo autonómico que, por primera vez en la historia de la Generalitat, contará con más mujeres que hombres; en concreto, siete de un total de doce.

La pérdida de cuota alicantina en el Consell es vista con recelo en determinados círculos del PSOE de la provincia

En el Gobierno que echa a andar este lunes, cuando se escenificará el traspaso de competencias, se interpreta que Arcadi España, mano derecha de Puig en el Consell, es uno de los consellers que salen más fortalecidos al ponerse al frente de la conselleria de Hacienda, que dependía de Vicent Soler. También la hasta ahora secretaria autonómica de Economía, Rebeca Torró, que asume Política Territorial, gana peso como recompensa a las gestiones realizadas para conseguir que la gigafactoría de Volkswaguen se instale en Sagunto. Ese movimiento táctico ha supuesto la retirada de uno de las voces que hasta ahora tenía más peso entre los socialistas del Consell, como era Vicent Soler, a quien Puig agradeció su labor de siete años dedicados a las cuentas de la Generalitat, tal como hizo con los otros dos perfiles que salen de las filas del Gobierno, Ana Barceló y también Carolina Pascual, que salta de Innovación. El presidente despidió de forma afectiva a todos ellos, si bien se mostró más efusivo con Soler y con la exalcaldesa de Sax, mientras que se le vio un tanto más frío con Pascual.

El hasta este sábado responsable de la Hacienda valenciana ha estado al frente de esa labor durante los siete años de andadura del Botànic, en los que ha conseguido que se aprueben siete presupuestos, con lo que eso supone al enmarcarse en un escenario de gobiernos de coalición, y quien, especialmente, ha destacado por elevar la voz para reclamar la reforma del sistema de financiación que lastra las oportunidades de la Comunidad.

El futuro político de Soler es hoy por hoy una de las incógnitas que no se han resuelto a partir de esta crisis de gobierno. Se ha especulado con que podría ocupar la plaza libre que deja Bueno en el Senado. Con todo, el jefe del Consell dijo que sigue «contando con él», pero será el propio Soler quien decida su rumbo. Algunas voces señalan que él apostaba por terminar este mandato como conseller. Ahora ser á su sucesor en el cargo quien tendrá que coger la bandera de la lucha por un sistema justo de reparto de fondos del Estado, lidiando con el Gobierno de Pedro Sánchez, y, en definitiva, con los diferentes actores de la España de las autonomías, para que se avance en dar solución al asunto. Se espera que lo haga, además, en clave orgánica, puesto que está integrado en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE.

Capacidad de interlocución

Sobre Barceló, que abandona Sanidad tras pilotar la gestión de la pandemia para volver al legislativo, el barón socialista justificó la oportunidad de situarla en primera línea del Parlamento valenciano al considerarla un perfil que tiene capacidad de interlocución, que puede ayudar a que haya fluidez entre el grupo parlamentario y el Gobierno. Una persona «valiosa, seria, rigurosa y dialogante, que sabe lo que es hacer frente a situaciones de dificultad», subrayó Puig durante su alocución. Por contra, y preguntado igualmente por la decisión del cambio de liderazgo en Innovación, destacó que la labor realizada por Carolina Pascual durante tres años ha sido muy importante y puso en valor su «capacidad de servicio público», si bien defendió que hay momentos en los que conviene hacer cambios. «Podría haber continuado, pero he pensado que mejor este cambio», aseveró, añadiendo que Pascual «ha entendido el momento político». Porque es precisamente eso, el contexto actual y los retos a los que hay que hacer frente, lo que según el jefe del Consell ha motivado este terremoto político que se ha alargado durante una semana, desde que anunció que meditaba dar un nuevo impulso al Gobierno, hasta que, finalmente, hizo pública su estrategia. Movimientos que, por otro lado, enfatizó que no tienen nada que ver con cuestiones electorales, sino con relanzar la Comunidad en un año que considera decisivo y, por ello, ha puesto al frente del Gobierno a perfiles de carácter «profesional, gestor y solvente». Otra cosa es que los cambios hayan entusiasmado en exceso, sobre todo por la parte que toca a Sanidad. El hecho de que la persona elegida, Miguel Mínguez, no se conociera hasta el último minuto generó cierta decepción en determinados sectores. «Tanto tiempo esperando a ver qué ocurría en Sanidad y, al final, ha resultado ser un desconocido», señalaba alguien desde las filas socialistas.

Con su intervención realizada desde el Saló de Corts del Palau, Puig trató de escenificar un punto de inflexión en un mandato que ya encara el final de legislatura con un discurso enmarcado en un halo de optimismo con el que trasladó el mensaje de que la Comunidad saldrá fortalecida. Al fin y al cabo, la misma línea que viene siguiendo en los últimos meses, en los que ha remarcado los buenos indicadores en cuestiones como el crecimiento del empleo y la creación de empresas; de ahí que algunas voces se preguntara a qué obedecen entonces estos cambios si la línea que se seguía era la correcta. Con todo, Puig trató de desligar toda esta crisis de gobierno de objetivos electorales y centró el mensaje en que responde a la necesidad de afrontar con la mayor fortaleza una nueva fase en la que impulsar el crecimiento económico, la creación de trabajo, la atracción de grandes proyectos estratégicos y la transición energética son cuestiones centrales en esta nueva etapa. Sin embargo, a nadie se le escapa que la cita con las urnas está ahí, que tiene que resolver cuestiones como el liderazgo del partido en la ciudad de Alicante y que había departamentos que ya presentaban síntomas de agotamiento bastante evidentes.