La vicepresidenta del Consell, consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, y portavoz del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, se va. Abandona la primera línea política tras siete años ocupando cargos de responsabilidad en el Ejecutivo autonómico. Deja incluso el escaño en las Cortes. Da un paso atrás tras verse contra las cuerdas, en un callejón sin salida. La situación se había vuelto insostenible y las opciones se reducían a dos: o formalizaba su salida por voluntad propia o se exponía a ser cesada por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con el riesgo de que el Botànic acabara saltando por los aires en la recta final de la legislatura. Todo a cuenta de su resistencia a dimitir tras el terremoto político desatado a raíz de su imputación por su gestión en el caso de abusos sexuales a una menor tutelada; unos hechos por los que fue condenado a cinco años de prisión su exmarido, pendiente de un recurso en el Tribunal Supremo. Con su marcha, formalizada «para no comprometer el proyecto de cambio iniciado en 2015», según defendió, se abren nuevos escenarios en una doble vertiente. Por un lado, en el Gobierno regional, que se verá obligado a tratar de reconducir relaciones que pasan por su momento más tenso tras días de dardos envenenados y órdagos de vértigo entre el PSPV-PSOE y los valencianistas. De hecho, Oltra aseveró que renuncia para impedir que el barón socialista utilice esa coartada para echarlos del Gobierno. Por otro, en la propia coalición de Compromís, que afronta ahora su andadura con su principal activo electoral fuera de juego, apartada de las instituciones.

Oltra formalizó su decisión este martes, cinco días después de que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana la citara a declarar como investigada el próximo 6 de julio, una fecha que lo ha precipitado todo. Su dimisión obliga a realizar ajustes en el Consell y la estrategia trazada por Compromís pasa por encontrar una persona sustituta que asuma los cargos que Oltra deja vacantes. Todo con la vista puesta en que si sale indemne del proceso judicial antes de que concluya el mandato, se pueda facilitar su vuelta. 

Mónica Oltra abandona la sede de Compromís tras anunciar su dimisión. German Caballero

La portavoz adjunta del grupo parlamentario de Compromís en las Cortes, Aitana Mas, de Crevillent, es uno de los nombres que cobra más fuerza en esta operación para integrarse en el Ejecutivo. En los últimos meses ha ganado proyección tras ser designada coportavoz de Iniciativa pel Poble Valencià, uno de los tres partidos que conforman Compromís. En diferentes círculos de la formación se asegura que se está a expensas de que ella acepte. El otro coportavoz de Iniciativa, Alberto Ibáñez, integrado en el gabinete de Oltra, es otro de los principales nombres que se barajan, junto al de Iván Castañón, secretario autonómico de la Vicepresidencia. Lo que sí parece estar claro es que el escaño que deja Oltra será ocupado por la directora general de Emprendimiento y Cooperativismo, Teresa García. 

De esta forma, aparentemente, se cerraría la grave crisis que ha sacudido los cimientos del Gobierno autonómico durante la última semana, pero eso no quiere decir que vuelva la paz, si es que alguna vez la hubo, en el tablero de juego botánico. El último enfrentamiento ha sido de tal calibre que está por ver la gravedad de las heridas. 

«Anuncio mi dimisión para no comprometer el proyecto de cambio que este país empezó en 2015»

Mónica Oltra

Este martes, todos los focos estaban puestos en Compromís, si bien el desenlace no se formalizó como se esperaba. Los valencianistas habían convocado por la tarde una reunión de su Ejecutiva Nacional. Era un cónclave que estaba llamado a ser trascendental, pues se esperaba que se tomaran decisiones sobre el futuro político de Oltra, que se hizo fuerte en la política valenciana por su discurso implacable contra la corrupción del PP y su exigencia de que los imputados abandonaran las instituciones; unos principios que, desde que fuera imputada, se le han vuelto en contra y no han hecho más que dar alas a la estrategia de desgaste de la oposición. 

La vicepresidenta había decidido no acudir a la reunión para no condicionar al partido en el debate interno. Pero todas las alarmas saltaron cuando la propia Oltra, por sorpresa, se presentó en la sede del partido en València. Allí, compareció ante los medios para anunciar su decisión de dar un paso atrás. Lo hizo sin comunicarlo previamente al jefe del Consell, que se enteró en directo, a través de su comparecencia pública, como uno más. Un final abrupto que, por tanto, da cuenta de hasta qué punto las relaciones estaban deterioradas entre los líderes de los dos principales socios del Botànic. En definitiva, Oltra vino a decir que no esperaba ya nada de Puig porque no la había apoyado en el momento más complicado de su trayectoria. 

« Me voy con la cara bien alta pero con los dientes bien apretados. Yo no necesito estar aforada ni mucho menos»

Mónica Oltra

La lideresa de los valencianistas comunicó su decisión a su entorno de confianza tan solo unas horas antes de hacerla pública. Se marchó sin realizar ningún tipo de autocrítica y disparando en términos políticos contra los socialistas. Todo después de que en la comparecencia del pasado viernes, así como en la fiesta que el partido celebró el sábado, que sentó como un tiro en el Palau, recalcara hasta la saciedad que no se marcharía. Hasta el mismo momento de su dimisión, Oltra mantuvo que su imputación es el resultado de una cacería política emprendida por la extrema derecha

La imputación de Oltra, tras el durísimo escrito de acusación de la Fiscalía, abrió un cisma en la escena regional que tuvo además derivadas en el plano estatal. Fue el pasado jueves cuando el TSJ emitió el auto mediante el que se le citaba a declarar en calidad de investigada. Desde entonces, la presión política y mediática no ha hecho más que aumentar mientras que la acción política del Gobierno, irremediablemente, ha quedado en un segundo plano. Los suyos cerraron filas en su defensa, pero en los últimos días eran cada vez más las voces que pedían abrir un «periodo de reflexión» para decidir qué hacer. Todo mientras el presidente de la Generalitat les dio un ultimátum: advirtió este lunes que la situación era insostenible e instó a Compromís a tomar decisiones esta misma semana. De lo contrario, amagaba con cesar a la vicepresidenta del Consell. Mientras tanto, el tercer socio, Unides Podem, quería evitar ese escenario, pero compartía que la continuidad de Oltra era perjudicial para el proyecto de izquierdas. En conclusión, se alineó con Puig.

Como hizo el sábado en el evento festivo de Compromís, Oltra volvió a reiterar, esta vez entre lágrimas, que no es una cuestión personal, sino una cuestión política, y pidió perdón por esta decisión porque ella siempre ha manifestado que está en política para defender a los más vulnerables y estos ahora se quedan sin escudo. Con todo, subrayó que se marcha para no comprometer el proyecto de cambio iniciado en 2015 y, en cualquier caso, para no dejar el timón en manos de Puig y poder seguir negociando las políticas con los socialistas

El hecho de que Oltra no hubiera comunicado a Puig su decisión de abandonar el Gobierno previamente fue confirmado por el Palau. No obstante, le quitaron importancia. Siguieron manteniendo que la estrategia desde el principio ha sido que primero tenía que tomar la decisión la propia Oltra, luego correspondía al partido y, en última instancia, si no había movimientos, ya sería una cuestión del jefe del Consell. Un extremo al que no ha sido necesario llegar. Desde el entorno del presidente, en cualquier caso, lo que se sostiene es el respeto a la decisión de Oltra, reconocimiento a su figura y agradecimiento al trabajo realizado, e insisten en que el Botànic va a continuar trabajando por el futuro, por el progreso y por el crecimiento económico de la Comunidad, sin entrar en más valoraciones. 

«No daré una coartada al PSOE para que saque las políticas de izquierdas del Gobierno del Botànic»

Mónica Oltra

De esa forma, Presidencia trata de reducir la confrontación de los últimos días. Primero, porque tendrán que seguir gobernando con el partido del que Oltra, a pesar de todo, sigue siendo la principal referencia. Y segundo, porque a nadie se le escapa que la continuidad de Puig al frente de un posible tercer Botànic pasaría, muy probablemente, por reeditar el pacto con los valencianistas. En Compromís dan por hecho que será la candidata a las próximas elecciones autonómicas. «Que nadie se equivoque, nuestra pieza clave se queda a nuestro lado», advirtió la coordinadora de Compromís, Àgueda Micó, una idea que enfatizó después el alcalde de València, Joan Ribó, así como el resto de portavoces de la coalición, que son Ibáñez y Juan Ponce.