Con un periodo de gracia. Con eso se ha acabado encontrando el aún portavoz municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Alicante, Francesc Sanguino. La paciencia en las filas del PSPV-PSOE ya se había agotado en la jornada del miércoles, hasta el punto de que el ultimátum que se lanzó fue muy claro: o Sanguino cumplía con lo anunciado el lunes por la noche y dimitía como portavoz o, directamente, se convocaría una ejecutiva local con carácter urgente para destituirlo y nombrar a su sucesor. Se le daba un plazo que vencía el jueves por la mañana. Sin embargo, lejos de amedrentarse y cumplir con lo dicho el lunes tras la reunión con la dirección en València, optó por una nueva patada hacia adelante y continuó con su escalada de desafíos. Hubo papel pasado por registro en torno a las doce y media del mediodía, pero no con su dimisión, sino para solicitar una nueva destitución en el sector franquista, la del edil y secretario local de los socialistas de Alicante, Miguel Millana, del Consejo Rector de la Agencia Local de Desarrollo, para entrar él mismo como sustituto.

Una gota más en un vaso ya colmado desde bastante antes. Tanto es así que, nada más conocerse el último movimiento de Sanguino, el partido comenzó a activarse con un objetivo muy claro: convocar la ejecutiva con carácter urgente. Incluso se llegó a plantear la posibilidad de celebrar la reunión el mismo jueves por la tarde, aunque al final se optó por el viernes para tratar de que estuviera presente el máximo número posible de personas. La idea, en cualquier caso, es tratar de desactivar al aún portavoz municipal antes del fin de semana y, con ello, cerrar una crisis que no sólo está desgastando al partido en la capital de la provincia, sino incluso al PSPV-PSOE, por más que haya cierre de filas con el mensaje de que es un conflicto local. De hecho, el presidente de la Generalitat y secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, que el martes guardó silencio sobre el conflicto, volvió a entrar en la crisis del PSOE en Alicante en el acto de la firma del convenio de colaboración para el desarrollo de la planta de baterías de Sagunto. En este escenario, defendió que debe primar «el interés general sobre el interés particular», en un mensaje que parecía ir dirigido de forma clara a Sanguino. «Cualquier representante público debe tener sensatez y sentido de la responsabilidad pues representan la aspiración de muchos ciudadanos», sentenció, ahondando más en esa línea.

Puig se mostró partidario de cerrar la crisis «de una manera democrática», dando así, de alguna manera, su aprobación a la ejecutiva local que se convocaría a primeras horas de la tarde. En determinados círculos socialistas, de hecho, se ha venido recordando en los últimos días que fue el jefe del Consell y secretario general del PSPV-PSOE quien apadrinó la candidatura de Francesc Sanguino en las municipales de 2019, e incluso el aún portavoz municipal justificó la purga contra el sector franquista que comenzó el viernes pasado en el rechazo de la ejecutiva local a la tasa turística. «Mi responsabilidad ha sido y será siempre defender las políticas de Ximo Puig porque no puedo permitir que llevemos una voz en el grupo municipal con respecto al turismo y que la ejecutiva tenga otra», aseguró el sábado. Otra cosa es que el lunes, en el escrito remitido a Ferraz, fue un paso más allá y denunció la existencia de un grupo municipal paralelo controlado por el exsenador Ángel Franco en connivencia con Miguel Millana.