Fue la última en intervenir, la última de las síndicas en subir a la tribuna de oradores en el marco de un extenso debate de política general que arrancó a las diez de la mañana y se alargó, prácticamente, hasta las 20.30 horas. No obstante, aguardó enérgica a que llegara su turno. La portavoz del grupo socialista en las Cortes Valencianas, Ana Barceló, hizo gala de la vehemencia que la caracteriza durante su parlamento en las Cortes Valencianas. Defendió con garra la gestión del Botànic desde su llegada al poder, en 2015. Lo hizo como portavoz parlamentaria e, inevitablemente, como la exconsellera de Sanidad que estuvo al frente de ese departamento durante un momento durísimo, como fue la irrupción del covid. Barceló contrapuso las políticas que ha venido articulando la coalición de izquierdas para hacer frente a dos complejos escenarios que lo han condicionado todo. Primero la pandemia y ahora la crisis energética. Dos situaciones excepcionales que, según recalcó, se han pilotado articulando medidas consensuadas a partir del diálogo social , con grandes acuerdos frente a las políticas de «recortes y subidas de impuestos» que, enfatizó, impulsó el PP tras el crack financiero del 2008.

Con tono firme y al margen de cualquier tipo de autocrítica hacia un Gobierno del que ha formado parte, Barceló salió a la palestra a cuestionar que el PP «no tiene ningún tipo de credibilidad» cuando habla de fiscalidad. Su carta de presentación, según consideró, fueron los recortes en servicios públicos acometidos tras la crisis financiera y la subidas de impuestos a las clases medias y trabajadoras. Unas políticas que, según aseveró, atacaron al estado del bienestar y se enseñaron con los más vulnerables, llegó a afirmar. Todo mientras que «a los que más tenían no les afectaban» sus medidas. Y esa es una herencia que, a juicio de Barceló, es el reflejo de lo que pasaría si el PP que lidera ahora Carlos Mazón volviera al poder. Porque no se puede perder de vista que el intenso debate organizado ayer en el Parlamento valenciano estuvo impregnado por un ambiente preelectoral que lo inunda todo a ocho meses de la próxima cita con las urnas. Mientras la izquierda lanzó constantes mensajes a los futuros electores para empezar a convencerlos de la conveniencia de mantenerlos en el poder, la derecha hizo lo propio, es decir, trató de persuadir a potenciales votantes de la necesidad de asestar un golpe de timón en la Generalitat. 

Barceló destacó como una fortaleza la experiencia de gobernar en coalición. Admitió que no es fácil enfrentarse a situaciones críticas cuando el Consell es un matrimonio de conveniencia entre varios socios, pero dijo que es una apuesta enriquecedora que fortalece la democracia. Ese rasgo, el de gobernar en coalición, da para múltiples interpretaciones, y más en un momento en el que la también exalcaldesa de Sax, precisamente, ha iniciado la carrera por liderar la candidatura del PSOE al Ayuntamiento de Alicante, siendo el primer asalto las primarias internas en las que se medirá con María José Adsuar. Se da por hecho que si los socialistas consiguen volver a coger las riendas del Gobierno de la capital provincial será, inevitablemente, formalizando pactos con otras fuerzas de izquierda, como se hizo en 2015 a través de un tripartito que acabó en naufragio. Pero Barceló se erigió este martes desde la tribuna como una persona de consenso que, llegado el caso, cuenta con experiencia en ejecutivos multicolor. 

No fue el único guiño a Alicante. En concreto, hubo palabras de respaldo a la candidatura impulsada por la Generalitat Valenciana para que Alicante llegue a acoger la sede de la nueva Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial. A este respecto, destacó la apuesta del Consell por la ciudad que ella misma aspira a gobernar y puso en valor que cuenta con un clúster de talento «preparado para liderar la transformación tecnológica y digital». En ese sentido, y por si cabía alguna duda, se dirigió al jefe del Consell y le dijo: «President, todo el apoyo de los grupos del Botànic». En ese punto, la síndica socialista también destacó que, gracias al Consell, se ha conseguido que Ciudad de la Luz después de años vuelva a ser un plató de cine «poniendo punto y final a una pesadilla que ha durado demasiado tiempo». Como colofón, añadió que «las más de 15 medidas anunciadas constatan la voluntad inequívoca de que Alicante y su provincia sumen al progreso de la Comunidad reconociéndole su riqueza, su talento y potencial».

La portavoz parlamentaria de los socialistas rechazó de forma tajante la propuesta fiscal que abandera el PP de Carlos Mazón y que quiere ahorrar a los valencianos el pago de 1.500 millones de euros en impuestos. Barceló se preguntó cómo se mantendrían entonces los servicios públicos como la sanidad y la educación a partir de una propuesta que, de llevarse a la práctica, motivaría que «las rentas bajas se ahorren ocho euros al año mientras que las grandes fortunas una media de 7.200 euros anuales». 

«Me parece obsceno que su única preocupación en el actual contexto sea favorecer a las clases altas», dijo al PP en general y a su portavoz, María José Catalá, en particular. También Catalá, como Barceló, se prepara para conquistar una Alcaldía, en su caso la de València. Queda en el aire si en el próximo debate de política general, unas vez superadas las elecciones municipales y autonómicas de 2032, ambas se verán las caras de nuevo en el Parlamento.