Impulsar la generación de energía renovable en la Comunidad Valenciana y evitar entrar en «guerras demagógicas por el agua», trabajando para poder garantizar «agua buena y suficiente para todo el mundo y, por supuesto, para toda la agricultura y con un precio razonable». La consellera de Agricultura y Transición Ecológica, Isaura Navarro, detalló este miércoles la hoja de ruta de su departamento a medio año de que acabe la legislatura. Lo hizo un mes después de aterrizar en cargo para sustituir a su antecesora, Mireia Mollà, tras su abrupta salida del Consell, tras ser destituida. 

Navarro garantizó que la Generalitat Valenciana está trabajando para «resolver los expedientes pendientes» en materia de renovables y dijo que se ampliará el equipo que está dedicado a la tramitación de estos proyectos. 

El impulso a las renovables, un asunto marcado como preferente en la agenda de la Unión Europea, se ha convertido en un motivo de disputa entre las formaciones que se integran en el Consell. Compromís y Unides Podem han elevado la presión contra el PSPV para conseguir que se dé más autonomía a los ayuntamientos para tomar decisiones sobre dónde se disponen de este tipo de instalaciones, principalmente fotovoltaica. Quieren asimismo que se normativice que los suelos urbanos, industriales y degradados serán preferentes para acoger las plantas generadoras de energía verde, pero los socialistas se niegan a introducir variaciones al decreto aprobado por el Consell en mayo para vehicular este asunto. Alegan que se retrasaría todavía más el despliegue de estas plantas 

Durante su intervención, la consellera, que pertenece a la cuota de Compromís en el Gobierno valenciano, lanzó mensajes que vienen a refrendar las tesis que, en definitiva, se defienden desde el grupo parlamentario de los valencianistas, al referirse a cuestiones como «escuchar a los pueblos» para decidir la ubicación de estas instalaciones. Valoró igualmente que en España existe una «ausencia de democracia energética» y vino a defender que la Generalitat tiene una oportunidad para cambiar ese modelo fomentando el autoconsumo, el ahorro doméstico y las comunidades energéticas locales con más asesoramiento.

«Un modelo soberano es aquel en el que las personas pueden aprovechar las renovables y utilizar tecnologías que generen tejido económico, entendido como un bien común, no como un bien económico», aseveró desde la tribuna. Añadió, además, que «la soberanía es la capacidad de legislar sobre cómo se gestiona la energía que se necesita». 

La consellera, por otro lado, manifestó su compromiso con impulsar los sectores primarios, entre ellos la agricultura, con inversiones destinadas, por ejemplo, a la modernización de regadíos. Aseguró que no entrará en una guerra política por el agua, después de que desde la bancada del PP se le exigiera que reclame la «deuda hídrica del socialismo» por el recorte de agua trasvasada para regadío a Alicante

Navarro aseveró que la hoja de ruta pasa por avanzar hacia una soberanía hídrica que garantice la suficiencia con inversiones del Estado y de la Generalitat, trabajando para garantizar agua para la agricultura sin la sobreexplotación de recursos y haciendo la tarea de tratamiento de aguas que, según dijo, no hace Madrid, «lo que perjudica a nuestros agricultores, que tanto la necesitan». Añadió que las comunidades de regantes han quedado satisfechas con los aportes que recibirán del trasvase, dijo que se trabajará para la recuperación del Vinalopó y consideró que hacen falta más controles sobre los productos de países terceros que entran a través de las fronteras europeas, algo que, según dijo, ya ha sido trasladado al Ministerio del ramo.