El PSPV-PSOE en Alicante celebró este viernes por la tarde su primera ejecutiva en tres meses. Una ejecutiva tras tres plenos de por medio y unas primarias que han servido para consagrar como alcaldable a la síndica socialista en las Cortes, Ana Barceló, y en la que, de nuevo, los críticos plantearon sus reivindicaciones. Volvieron a pedir que se celebre una reunión con carácter mensual, como toca, para dar cuenta del día a día del partido, y se volvieron a repetir momentos de tensión a cuenta de los turnos de palabra que se dan a las personas opuestas al franquismo. Ahora bien, por encima de todo, la ejecutiva de este viernes, si sirvió para algo, fue para escenificar el acercamiento entre los franquistas y el secretario provincial del PSPV-PSOE, Alejandro Soler.

Un movimiento que, a la sazón, llega solo dos semanas después de que Ángel Franco consiguiera una plaza en el comité provincial. Y, además, en un contexto en el que la propia Ana Barceló ha venido marcando distancias con el exsenador. Hasta el punto de que, pese a que Franco sigue siendo quien controla la agrupación socialista en la capital de la provincia, desde el mismo momento en el que fue elegida como candidata a la Alcaldía, la también portavoz en la Cámara autonómica siempre ha dicho que él sólo es un «militante de base» y que, por tanto, ella tiene las manos libres para confeccionar su propia lista de cara a las municipales.

La versión oficial que dan todos para explicar esta entente renacida es que, a prácticamente cinco meses de la cita con las urnas, toca remar todos en la misma dirección para ganar las elecciones, tanto las locales como las autonómicas, una vez superado el ciclo de primarias en el partido. Sostienen que atrás queda la pugna entre los franquistas -alineados con el ximismo- y los alejandrinos. Unas hostilidades que tuvieron su punto culminante coincidiendo con las primarias celebradas a principios de este mismo año para elegir al nuevo jefe de los socialistas en la provincia. Se enfrentaron el propio Soler y el portavoz en la Diputación, alcalde de Alcoy y candidato oficial, Toni Francés, y ganó el exregidor ilicitano.

Sin embargo, la interpretación que se hace en otros círculos del partido de esta alianza que ahora resurge es bien distinta. El apoyo del sector franquista fue determinante para que Barceló -la apuesta para Alicante del secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig- se impusiera a María José Adsuar. No obstante, a partir de ahí, se han ido dinamitando los puentes entre una y otra parte. Por eso mismo, este nuevo acercamiento se ve como una estrategia de Soler y Franco para marcar territorio frente a València y ganar fuerza de cara a la inminente confección de las listas para el ciclo electoral. En cierto modo, incluso se interpreta como un pulso no sólo a Ana Barceló, cuya candidatura el ilicitano cuestionó nada más salir elegido como secretario provincial, sino también a Ximo Puig. Otra cosa es que, en el comunicado que se hizo público tras el encuentro, se subrayó de forma especial que el secretario provincial «ha insistido en todo el apoyo del partido a Ana Barceló porque hay un momento para debatir y otro para, una vez cerrado el debate, trabajar».

Significativo a este respecto fue que, en el marco de la ejecutiva de los socialistas de la ciudad de Alicante, Soler volviera a recuperar el discurso de la necesidad de reivindicar frente a València y Madrid los intereses de la provincia, poniendo a ambos ejecutivos al mismo nivel. En este sentido, la visita de Soler, junto a la también diputada, exalcaldesa de Santa Pola y otro de los pilares del sector alejandrino, Yolanda Seva, tenía como objetivo exponer las gestiones realizadas para mejorar las inversiones en los Presupuestos Generales del Estado, después de que un año más hayan supuesto una bofetada de realidad para esta provincia. Eso, «y el papel destacado de la Generalitat Valenciana, que se ha volcado con Alicante», según destacaron los socialistas en el comunicado posterior.

Ahora bien, previamente, en la reunión, Soler, según algunos de los presentes, había dejado claro que los diputados no son quienes negocian los presupuestos, tratando de lavarse las manos, de este modo, de cualquier tipo de responsabilidad por el agravio a Alicante que le pueda corresponder como parlamentario.