Meloni se escuda en una gripe para saltarse el cónclave europea y su primera reunión bilateral con Sánchez

La primera ministra transalpina debía visitar Alicante tras la crisis abierta con Francia, aunque Tajani, como responsable de Exteriores, defendió posteriormente abordar la inmigración como un «problema global»

El viceprimer ministro y ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, saludando a Pedro Sánchez en Ciudad de la Luz. | DAVID REVENGA

El viceprimer ministro y ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, saludando a Pedro Sánchez en Ciudad de la Luz. | DAVID REVENGA / maríapomares

María Pomares

María Pomares

La IX Cumbre EU-MED9 se ha convertido en la cita política más importante celebrada en la provincia en la historia reciente. Un encuentro que tuvo uno los principales focos de atención en el primer gran corredor europeo de hidrógeno verde, el denominado H2MED. Ahora bien, no fue el único. También había despertado mucha expectación en los últimos días la presencia de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Por un lado, porque su asistencia al cónclave de Alicante iba a permitir que se celebrara el primer encuentro bilateral entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la líder ultraderechista. Todo, después de que ganara las elecciones el pasado 25 de septiembre, justo cinco días antes de la primera cumbre frustrada, la que estaba previsto que se celebrara el 30 de septiembre, y que se tuvo que aplazar hasta este mismo viernes después de que Sánchez diera positivo en covid.

Desde Moncloa habían tratado de quitar hierro al asunto: era una primera toma de contacto, sin temas concretos que tratar más allá de lo que exige una reunión de pura cortesía que se había concretado de la forma más casual cuando el jefe del Ejecutivo español había felicitado a la italiana, a mes y medio de su victoria en las urnas, y once días después de que asumiera el cargo. Expectación, por otra parte, porque este escenario también iba a permitir que Meloni se encontrara con el presidente francés, Emmanuel Macron, en medio de la crisis migratoria abierta entre ambos países, sobre todo después de que Francia se viera obligada a acoger el barco humanitario Ocean Viking, con 230 migrantes a bordo rescatados en el Mediterráneo, tras la negativa de Italia a acoger la nave en sus costas. Una presencia que levantó tanta expectación en los días previos como el «plante» que protagonizó, algo que se justificó en una gripe de la mandataria transalpina.

La ausencia de Meloni se conoció a primera hora de la mañana. De hecho, hasta la misma noche del jueves desde Casa Mediterráneo se había estado tramitando una cumbre bilateral entre Italia y Grecia que, al final, por la apretada agenda prevista en la sede del consorcio público, estaba previsto que se trasladara al ACE Hotels Marriot. La propia mandataria ultraderechista se escudaba en una «influenza» en un tuit con el que, al filo del mediodía, respondía a otro de Pedro Sánchez en el que aseguraba que acababa de hablar con la primera ministra italiana, hacía hincapié en que «la relación histórica que une a Italia y España es fundamental para reafirmar la importancia de los países del sur en Europa», y subrayaba que uno y otro se verían pronto. «Me quedaré en estrecho contacto para seguir el trabajo de #MED9. El Gobierno italiano estará presente con el vicepresidente del Consejo y ministro de Asuntos Exteriores @Antonio_Tajani. Buen trabajo», apuntaba la líder de Fratelli d’Italia.

Eso no quita para que, a lo largo de la jornada, en determinados círculos de la eurocumbre se apuntara a lo «incómodo» de un encuentro entre Meloni, jefa de un partido con un marcado perfil antieuropeísta, con mandatarios como Emmanuel Macron, más en plena crisis migratoria, pero también con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Hasta el extremo de que en determinados sectores apuntaban a que, precisamente por eso mismo, se había optado por enviar al viceprimer ministro y ministro de Exteriores, Antonio Tajani, para muchos, el más europeísta dentro del Ejecutivo de Meloni. No en vano, Tajani llegó a ser vicepresidente de la Comisión Europea y presidente del Parlamento Europeo. Antonio Tajani, en cualquier caso, aterrizó en el aeropuerto en torno a las dos del mediodía, lo que hizo que se reenganchara a la comida con los mandatarios prevista para la una de la tarde en Casa Mediterráneo algo más tarde. Posteriormente, en un descanso entre las reuniones de la sesión vespertina, y en unas declaraciones que casi cogieron por sorpresa a los medios, Tajani entró de lleno en la crisis migratoria.

Aseguró que había saludado a Macron, que lo conocía desde hacía años, y que, en absoluto, se habían abordado las divisiones entre Italia y Francia. Eso sí, abogó por gestionar la inmigración en el Mediterráneo como un «problema global», según sentenció. «No es una cuestión entre Italia y Francia o entre Italia y Alemania. Queremos que se afronte el tema y se resuelva a nivel europeo», vino a defender. Ahora bien, no se quedó ahí y defendió la política migratoria de su país. «Nunca falta una respuesta solidaria por parte de Italia, pero es preciso que se respeten las reglas, también por parte de las ONG». Lo hacía justo en el día en el que su Ejecutivo había autorizado el desembarco de medio millar de migrantes rescatados por tres barcos humanitarios en aguas del Mediterráneo, algo que Tajani aprovechó para sacar pecho. Todo en el marco de la jornada en la que se celebraba la IX Cumbre EU-MED9 en Alicante, con Meloni y sus políticas migratorias muy presentes, pese a estar ella ausente por la gripe.

Tres cara a cara, y los tres suspendidos

El encuentro bilateral entre Sánchez y Meloni no fue el único que se acabó cancelando. Otro tanto ocurrió con la reunión del presidente del Gobierno español con su homólogo francés, Emmanuel Macron, entre las dos sesiones de la tarde. Una suspensión que, desde Moncloa, justificaron en una cuestión de agendas. Alegaron que, en cualquier caso, ya habían estado conversando a lo largo del día. Y, como no hay dos sin tres, lo mismo sucedió con el encuentro con el primer ministro de Eslovenia, Robert Golob. Tres reuniones bilaterales, y las tres suspendidas. Al menos, la comparecencia conjunta se acabó adelantando casi una hora.