Una recepción que se va de las manos

Los intentos del PP de justificar la falta de invitaciones en tiempo y forma al PSPV a la audiencia que Barcala ofreció a los embajadores tensa más la relación entre los partidos. Ángel Franco y Miguel Millana asisten al acto pese a no tener invitación

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, recibe el sábado en el Ayuntamiento a los embajadores

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, recibe el sábado en el Ayuntamiento a los embajadores

Borja Campoy

Borja Campoy

Lo que debería haber sido un acto de cortesía y gratitud del alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala, hacia la veintena de embajadores que el pasado fin de semana visitaron la ciudad, atraídos por Casa Mediterráneo, se ha acabado yendo de las manos con una recepción que va camino de la chapuza total. Desde el PP se decidió en primer momento que ningún grupo municipal de la oposición ni nadie de la Generalitat ni de Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana estuviera presente en la visita de los diplomáticos al Salón Azul del Ayuntamiento. Con este gesto se pretendía evitar la presencia socialista y, sobre todo, según los socialistas, invisibilizar la figura de Ana Barceló, que será la principal adversaria de Barcala en las elecciones municipales de mayo. 

Acto privado

Cuando este diario se puso en contacto el viernes con el gabinete del alcalde para recabar su versión, el entorno de Barcala se reafirmó en la decisión de no invitar a nadie del PSPV, al considerar que el primer edil no tenía la obligación de convocar a la oposición a lo que se calificó como un «acto privado». De hecho, se recurrió a los recientes encuentros que Barcala había mantenido con los embajadores de Países Bajos e Italia para justificar la postura de que la cita del sábado no tenía que tener más anfitrión que el ya confirmado candidato del PP a los comicios de dentro de cuatro meses.

Una vez que este diario se puso en contacto con el equipo de gobierno alicantino, en la misma tarde del viernes se avisó a Casa Mediterráneo de que la recepción se podía abrir a más autoridades, sin que ello supusiera que se procediera a realizar una invitación formal a nadie del PSPV, como marcan los cánones del protocolo institucional. La situación se fue enredando más el sábado, una vez que la noticia ya había sido pública, hasta el punto de que tuvo que ser el propio director de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, el que fue avisando de palabra a las distintas autoridades durante el concierto que se ofreció en el ADDA que, a la conclusión, había una recepción del alcalde en el Ayuntamiento a la que podían acudir.

La precipitación y la informalidad con la que se cursaron las invitaciones en el auditorio provocó que fueran rechazadas por algunos de los representantes del PSPV a los que se les avisó en la tarde del sábado. Este fue el caso, por ejemplo, de la consellera de Innovación y Universidades, Josefina Bueno, que ya tenía un compromiso previo, o del secretario autonómico para la Unión Europea y Relaciones Externas, Joan Calabuig, que se justificó con el mismo motivo. Otros sí que pudieron asistir a la cita en el Ayuntamiento, como fueron los caso de Barceló, que lo hizo como acompañante del propio Perelló, o de la secretaria autonómica de la secretaria autonómica de Cooperación y Calidad Democrática, Toñi Serna. También asistió la subdelegada del Gobierno, Araceli Poblador. Las precipitadas invitaciones en mitad del concierto también se cursaron al director del Instituto de Estudios del Mediterráneo, Senén Florensa, y al secretario general del mismo organismo, Roger Albinyana.

Planes iniciales

La presencia de los representantes del PSPV, y sobre todo de Barceló, frustró los planes iniciales del PP y enrareció el ambiente en el Ayuntamiento. Pero cuando se pensaba que el sainete no podía tener más giros, la noche alcanzó un grado más de surrealismo cuando hicieron acto de presencia por el Ayuntamiento el portavoz municipal socialista, Miguel Millana, y el incombustible Ángel Franco, quienes decidieron acudir por su cuenta y riesgo, sin que nadie les hubiera invitado. Al personal de protocolo les tocó hacerles un hueco en la foto. «Acudimos al acto pero no nos quedamos al ágape en señal de protesta», apuntaba ayer Millana.

Más allá de este enfado, desde las filas socialistas se lamenta que una importante reunión de embajadores en Alicante, reconocida como señal de convivencia y paz en los tiempos bélicos que corren, acabó convertida en un sainete institucional con tal de evitar que Barceló no apareciera en los focos. «Hemos dado una imagen aldeana», indican en el PSPV.