La nueva era de un PP anclado al pasado

El ejercicio de unión y fuerza exhibido en el Cap-i-casal impulsa a un Partido Popular que se ve como ganador el 28M

Carlos Mazón entra en el Museo de las Ciencias en València antes del mitin. | JORGE GIL / EUROPA PRESS

Carlos Mazón entra en el Museo de las Ciencias en València antes del mitin. | JORGE GIL / EUROPA PRESS / ANAJOVER

«Los españoles hemos superado todos los pasados», dijo Feijóo en el cierre de la Intermunicipal y, este fin de semana, el Partido Popular ha trabajado intensivamente para hacerlo posible; pero tirando el ancla de manera selectiva. La restauración de la figura política de Rita Barberá era una deuda pendiente, o más bien un problema no resuelto, y la secretaria general del PPCV, María José Catalá, abrió esa caja tirando de legado, de sentimiento y de la historia de mujeres alcaldesas de principios de la democracia. La ausencia de la que fuera alma mater de los populares valencianos, desde ya, está restaurada como «alcaldesa de España».

Otra de las obsesiones de los populares fue marcar un nuevo tiempo de unión. Además de los vídeos de candidatos felices (Catalá, Mazón y Feijóo lo son), la foto de los dos expresidentes, que se repitió sábado y domingo, ilustró un mensaje reiterado de manera subliminal, pues no se citó a Ciudadanos ni a Vox. A los primeros se les invitó a volver y a los segundos a sentir orgullo de marca y de España. La idea de recuperar las «vías centrales» es necesaria para las mayorías suficientes con las que precisan gobernar y evitar los malos momentos que viven presidentes como Alonso Fernández Mañueco de Castilla y León..

Génova y Valencia han querido que la Ciudad de la Luz (no la de Alicante) sea, de nuevo, una localidad fetiche para recuperar el gobierno de la Moncloa y, en el medio plazo, el Palau de la Generalitat. Parte de la responsabilidad del «motor de cambio» se ha dejado caer sobre los hombros de María José Catalá y el resto, ha ido a parar al alicantino.

Feijóo metió presión como lo hace un entrenador antes de un partido importante y, aunque los miles de simpatizantes y militantes estaban a 4,7 kilómetros de la plaza de toros de Valencia, todos agitaron las banderas y levantaron pequeñas pancartas como en el 95 lo hicieron con Aznar y en 2011, con Rajoy.

Carlos Mazón hizo el discurso con más gancho, utilizó un tono ganador y, no dudó, en hacer guiños a los alcaldes y candidatos de los 542 municipios. A todos, les hizo levantarse en una sala repleta y flanqueada por todas las figuras de la formación centro derecha. Solo el largo aplauso dedicado a Rita Barberá, superó los diversos que recibió en el Cap-i-casal, si bien estuvo arropado por más de un millar de alicantinos que cogieron bien temprano el autobús para formar parte de la demostración de fuerza en la que se convirtió el acto dominical.

Sus «ojos dulces» brillaron, porque tanto él como su equipo saben que lo logrado en la Intermunicipal les da un impulso que necesitaban tras semanas de pequeños y modestos actos. Ser el candidato para la Generalitat Valenciana y exhibir una cirugía del pasado como la que ha mostrada este fin de semana abre un camino con muchos posibles finales. Rita Barberá transformó la capital del Túria y Mazón agradeció a los expresidentes su contribución, pero ¿qué hicieron Eduardo Zaplana y Francisco Camps por la capital valenciana?

El presidente del PPCV compartió con Rajoy la descripción de «gobierno Frankenstein» para explicar cómo son los gobiernos del Botànic y central. Las coaliciones de izquierdas y la pormenorizada enumeración de los partidos que componen Compromís y Unides Podem se han convertido en un gag de sello propio. Sin embargo, nada parece haber al otro lado, salvo Ruth Merino, su nuevo fichaje para desarrollar el programa económico y sorprende, porque Mazón gobierna la Diputación de Alicante precisamente gracias a Ciudadanos y porque Luis Barcala, el alcalde de Alicante, que también estaba, tiene unos presupuestos secuestrados por sus socios de investidura (Vox).

En este relato de ausencias, también estuvieron los compromisos hacia la «Comunitat Valenciana» (porque Feijóo sabe de la importancia de la lengua y los sentimientos). Un errático «agua para todos» y «financiación» sonó en medio de un discurso en clave nacional y grandes líneas sociales con el que el presidente del PP llamó a ganar en los más de 8.000 municipios en los que habrá interventores y apoderados, figuras netamente electorales.

Por otra parte, si la 26 Intermunicipal marca una nueva era para la política autonómica no es por el músculo y la exhibición que ha dado el PP en pleno Benidorm Fest, es porque María José Catalá, a diferencia de Rita Barberá con Eduardo Zaplana, no le ha recordado al candidato a dirigir el Palau eso de «no te olvides de València», sino que ha compartido con él la suerte de revivir el próximo 28 de mayo una de esas noches gloriosas de victoria en las urnas.