Con Murcia empezó todo

La fallida moción de censura en la región vecina marcó un punto de inflexión en Cs con un goteo de salidas que culminan con Parra y Gutiérrez

La moción de censura fallida en la Región de Murcia, hace ahora dos años, marcó el inicio de la debacle de Ciudadanos, también en la Comunidad Valenciana y la provincia de Alicante. Aquel episodio se saldó con la salida del que era el líder autonómico, Toni Cantó, en lo que simplemente fue el pistoletazo de salida oficial para otros muchos abandonos sonados de algunos de los actores relevantes con los que contaba el proyecto puesto en marcha en su día por Albert Rivera. Poco después de Cantó saltaron Emilio Argüeso o Marta Martín. Dos años después, la formación liberal sigue sin taponar la sangría de bajas, acentuada más si cabe por la proximidad de las elecciones que se celebrarán el 28 de mayo, lo que ha convertido su supervivencia en un ejercicio cada vez más complicado. Todo, además, en un escenario de división, ya evidente hace dos años, entre los partidarios del acercamiento al PP, muchos de ellos exmilitantes o exsimpatizantes populares, y los que abogan por tender puentes con los socialistas, que son los más entre los que aún resisten en Ciudadanos.

La semana que ahora llega a su fin ha estado enormemente marcada en la esfera política alicantina y autonómica por la enésima crisis de Cs. En esta ocasión el epicentro se ha situado en la Diputación de Alicante, institución en la que los dos representantes con los que contaban los naranja han comunicado su adiós al partido. Empezó el lunes el diputado de Infraestructuras, Javier Gutiérrez, y continuó poco después, el jueves, la vicepresidenta, Julia Parra. Su paso al grupo de los no adscritos les convierte en tránsfugas, aunque la intención del PP, con quien comparten equipo de gobierno, es que se mantengan al frente de sus competencias. Este hecho ha provocado que desde la izquierda se acuse al presidente, el también candidato a la Generalitat del PP, Carlos Mazón, de «corrupción». Por su parte, Parra y Gutiérrez señalan a la cúpula del partido, que a nivel autonómico encabeza Mamen Peris, de estar trabajando en favor del Botànic. Todo ello cuando faltan poco más de dos meses para el 28M.

Entre la primera salida, la de Cantó, y la última, la de Parra, Cs ha ido protagonizado la crónica de una muerte anunciada. El por entonces líder autonómico rompió a mediados de marzo de 2021 con los liberales y dejó su acta en las Cortes entre acusaciones al partido de estar en caída libre. Su marcha se produjo tras exigir, sin éxito, la dimisión en bloque de la ejecutiva, incluyendo a la lideresa, Inés Arrimadas, para «regenerar» la formación y retirar la «ridícula» moción de censura en Murcia, que también provocó un adelanto electoral en Madrid y el triunfo de la popular Isabel Díaz Ayuso.

Síndico en las Cortes

El hasta entonces síndico en las Cortes fue convocado a una reunión en la capital de España por Arrimadas para sofocar la rebelión interna que se estaba desencadenando y la fuga de cargos hacia el PP que empezaba por aquel entonces, y que no ha hecho más que ir en aumento con el paso de los meses. Cantó desertó, abandonó precipitadamente el cónclave y salió a la calle para anunciar, ante los periodistas que estaban esperándole, sin habérselo comunicado antes a sus compañeros de siglas, que dejaba todos sus cargos en la formación, que renunciaba a su acta de diputado y que abandonaba la política. Lo último, con el tiempo, se comprobó que no era cierto.

El sainete en Murcia, unido al cúmulo de fracasos electorales que estaba produciendo, con el de Cataluña a la cabeza, y que no han dejado de ir a más, metió en una encrucijada a Cs de la que no ha sabido salir. Lo que aconteció en territorio murciano agitó el tablero político en buena parte de España y empezó a derribar los cimientos de la formación liberal en la Comunidad Valenciana, donde se quedó descabezada. No hubo que esperar mucho más, apenas un par de días, para que los naranja expulsaran al senador alicantino Emilio Argüeso, ex del PP, y acusado de estar ofreciendo «prebendas» para captar a tránsfugas.

La dirección nacional de Cs exigió al que fuera uno de sus hombres fuertes en la Comunidad que dejara su acta como representante en la Cámara Alta, lo que el expedientado atribuyó a una «venganza» orquestada por Arrimadas, por la afinidad del alicantino con Fran Hervías, exsecretario de Organización de Cs que había dado el salto a las filas populares. Este movimiento no hizo más que debilitar a la filial valenciana de los liberales, que todavía no había digerido la abrupta salida de Cantó y que se encontraba inmersa en una batalla por el control del grupo parlamentario.

24 horas

Si entre la salida de Cantó y la de Argüeso hubo que esperar dos días, la siguiente fuga llegó apenas 24 horas después. Fue la de la diputada alicantina Marta Martín, que dejó su escaño en el Congreso por sus discrepancias con la dirección. La moción fallida en Murcia y la convocatoria de elecciones anticipadas en Madrid provocaron una semana de vértigo para Cs que acabó provocando una hecatombe. La crisis de la formación disparó la renuncia de cargos y ya puso por aquel entonces el proyecto político al borde del abismo.

Dos años más tarde el panorama no es mucho más halagüeño para los liberales en la Comunidad y en la provincia. El pasado mes de febrero, sin ir más lejos, estuvo protagonizado por más bajas y más saltos al PP, ahora para sumarse a la carrera de Mazón por la Generalitat. Los movimientos más sonados fueron, a nivel autonómico, el de la síndica Ruth Merino, que en un parpadeo pasó de ser la portavoz naranja en las Cortes a convertirse en integrante del equipo económico del candidato popular, y, en la provincia, el de Francisco Sánchez, que dejó de ser el portavoz municipal de Cs en Elda para ser proclamado alcaldable popular en el mismo municipio.

La exportavoz de los liberales en las Cortes llegó a las filas del PP en calidad de independiente. Mazón destacó en la rueda de prensa en la que se anunció el fichaje que el movimiento confirmaba que su proyecto es «abierto, centrado y de marcado carácter social». El mismo día que Merino llegaba al PP, su sustituta como síndica, Mamen Peris, era recibida por el presidente Puig en el Palau de la Generalitat, en lo que supuso una nueva etapa de acercamiento del PSPV y la actual cúpula de Cs, que también ha ido a más con el paso de las semanas.

Municipios

En el ámbito provincial, la llegada de Francisco Sánchez al PP no tuvo una integración sencilla. De hecho, esta misma semana se ha acabado produciendo la dimisión del que era el presidente popular en Elda, Fran Muñoz, tras ser descartado como alcaldable para situar en esa posición al ya exportavoz de los liberales. Medio centenar de afiliados del PP en el municipio, del total de 200 que hay, amenazaron con darse de baja tras la decisión adoptada por la dirección de Mazón. Los actuales concejales también mostraron su preocupación ante la posibilidad de verse fuera de la lista.

De hecho, en la provincia, la integración de exmiembros de la formación naranja en las filas populares no está resultando sencilla y ha deparado tensiones en más municipios, como en el caso de Granja de Rocamora, donde el alcalde, Javier Mora, de Cs, será el candidato a la Alcaldía por el PP el 28 de mayo. Esta noticia no fue bien recibida por los ediles populares en la localidad de la Vega Baja, que presentaron su dimisión en bloque. En Sant Joan d’Alacant también se esta trabajando en una lista conjunta del PP y los naranja, aunque en este municipio todas las miradas están puestas ahora en el alcaldable liberal, Santiago Román, que dice haber emprendido un periodo de reflexión tras la salida de Parra, también edil en el la localidad de l’Alacantí.

Elche es otro de los municipios que tampoco se ha librado de los vaivenes de Cs. La portavoz municipal, Eva Crisol, anunció su intención de abandonar la formación liberal en el pleno que se celebró el pasado 27 de febrero, el mismo día en el que se conoció que Eduardo García-Ontiveros estaba preparando su lista como candidato ilicitano de cara a los comicios del 28M. Este es un caso de los más llamativos, ya que García-Ontiveros acaba de regresar ahora al partido tras haber sido expulsado hace casi cuatro años.

Si febrero fue un mes agitado, marzo no se está quedando atrás. En esta ocasión, el centro de la acción se ha situado en la Diputación de Alicante. En este caso, todo empezó el pasado lunes, cuando el diputado de Infraestructuras, Javier Gutiérrez, anunció que abandonaba Cs y pasaba al grupo de los no adscritos, tras una tormentosa relación durante el último año con el que hasta ahora era su partido, marcada por los diferencias puestas de manifiesto tras la moción de censura en Orihuela, los dos expedientes que le había abierto y su salida del equipo de gobierno de Xixona, donde gobernaba con el PSPV. No obstante, desde el inicio del mandato siempre se le vio muy cercano al PP.

Gutiérrez dio el portazo tras acusar a la actual cúpula de Cs de estar trabajando para el presidente Puig y de intentar desestabilizar al equipo de gobierno en la Diputación con el objetivo de desprestigiar la imagen de Mazón y obtener beneficio electoral para el Botànic. El martes, la otra representante con la que los liberales contaban en la institución provincial, la vicepresidenta Parra, salió en defensa de su compañero y lamentó que su formación no hubiera valorado su trabajo durante los últimos años.

Ultimátum

La propia Peris, acompañada por el actual coordinador nacional, Carlos Pérez-Nievas, acudieron el miércoles a la Diputación para llamar a filas a Parra y lanzar un ultimátum a Mazón: o cesaba a Gutiérrez o rompían el pacto de gobierno con el PP, para lo que le daba de plazo hasta el lunes. No hubo que esperar tanto, tan solo un día, para que Parra emprendiera el mismo camino que su compañero, abandonara Cs y pasara al grupo de no adscritos.

Ahora la situación se mueve entre la presión de la izquierda hacia Mazón por gobernar con dos tránsfugas y el cierre de filas del PP para acabar el mandato con ellos. Todo cuando quedan poco más de dos meses para el 28M. Lo que arrancó en Murcia hace dos años, la desintegración de Cs, ha tenido su último episodio, hasta la fecha, en la Diputación. Justo en el aniversario de la fallida moción, anunciada el 10 de marzo de 2021.

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Después de lo que se ha vivido esta semana con Ciudadanos en la Diputación de Alicante, las miradas se han dirigido ahora a la situación de otros de los integrantes de la formación naranja en la provincia. Este es el caso, por ejemplo, del alcalde de Sant Joan d’Alacant, Santiago Román, o de la vicealcaldesa de Alicante, Mari Carmen Sánchez, a quienes también se les ve más cerca del PP. Román ha respaldado la salida de Julia Parra y ha abierto un periodo de reflexión sobre su futuro. Sánchez, por su parte, ha optado por quitarse del foco, al asegurar que está centrada en la gestión y que acabará el mandato. 

Otros se mantienen mucho más fieles a las siglas. En este grupo se encuentra el alcaldable en Alicante, Adrián Santos Pérez, que aboga por «pasar página» tras las salidas de Parra y Javier Gutiérrez, y seguir trabajando en el proyecto. En este grupo también se puede incluir a la alcaldesa en Benejúzar, Rosa García; al vicealcalde en Orihuela, José Aix; o al candidato en Elche, Eduardo García-Ontiveros, de regreso después de los casi cuatro años que ha pasado expulsado.

En total, son 27 los alcaldalbles que Cs ya tiene nombrados en la provincia. Desde que Mamen Peris tomó las riendas del partido a nivel autonómico, afirmó que una de sus prioridades era ir cerrando las listas. Tras la crisis en la Diputación de Alicante, a partir de ahora tocará completar el puzle.