ELECCIONES

Un vermú casero en la buhardilla junto al mar

La candidata de Ciudadanos tiene devoción por los viajes y sueña con visitar Vietnam, adora las anchoas del Cantábrico y apuesta por el producto de kilómetro cero para su nevera

Un vermú casero en la buhardilla junto al mar

Un vermú casero en la buhardilla junto al mar / INFORMACIÓN

Violeta Peraita

Violeta Peraita

Port Saplaya, en Alboraia, es el barrio que acoge desde hace cerca de 30 años a la única mujer candidata a la Presidencia de la Generalitat Valenciana. Mamen Peris, capitana del barco (que ahora navega contra viento y marea) de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana, vive en su Alboraia natal, donde siempre ha estado implicada en política, de una manera u otra. Primero en el Gobierno municipal y ahora como representante autonómica de Cs. Pero eso ya lo sabíamos.

Lo que hay si una escarba algo más allá de los discursos desde la tribuna y las encuestas electorales es una mujer «amiga de sus amigos», «casera pero muy viajera» y amante del vermú. «Firme defensora del comercio local» e «implicada» con sus vecinos.

Toda esta serie de calificativos la enumera sin pestañear Julián, su vecino desde hace más de dos décadas. Aún recuerda, reconoce, cuando Mamen llegó el primer día al bloque de casitas junto al embarcadero de lo que llaman la Venecia valenciana. Mamen apareció con su hija mayor en brazos, entonces muy pequeña, y en seguida hicieron buenas migas.

«Vivimos en la misma dársena y vemos el mar cada día», rememora este visitador médico jubilado. Se conocen desde hace más de veinte años y su relación de vecinos ha evolucionado en una amistad. «Hemos pasado muchos momentos juntos». Quizá influye, comenta Julián, que en invierno, en las casitas de Port Saplaya, no hay demasiada gente. La población que habita las viviendas alrededor de este minipuerto de Alboraia se multiplica en los meses de verano. Durante el año, Mamen y Julián se piden sal mutuamente como buenos vecinos. «Y leche, y muchas cosas más», bromea Julián.

Confesiones en el «terrao»

Cuando coinciden en lo que llaman la buhardilla, a menudo ella le prepara «unos vermús buenísimos». «Somos más de vermú que de otra cosa, acompañado con unas papas y unas olivas». Coincidieron en la azotea de sus casas sobre todo en la pandemia. «Cuando hacía una barbacoa me decía: ‘¿Qué quieres, Julián?’ y me pasaba un plato con carne».

Reconoce que ahora no encuentra momento para compartir muchas de sus conversaciones, pues la primera línea es frenética. «Llega muy tarde a casa y se va muy pronto», detalla.

Cosas de la política. Julián lo sabe porque lo vivió con ella cuando se embarcaron juntos en la aventura de un partido local, Unión Popular por Alboraia (UPPA). «Vivimos momentos muy duros, en la política local te lo comes todo, lo bueno y lo malo», recuerda. Es amigo de Mamen y de su familia. Ha pasado jornadas con sus padres en su casa de Náquera y ha aconsejado a sus hijos cuando tocaba tomar decisiones sobre futuro.

Si hay un lugar de España de la que es absolutamente fan la candidata de Ciudadanos a la Generalitat es el norte. «Siempre me trae anchoas del Cantábrico cuando va para allá, le encantan», dice su vecino.

Ahora, un momento muy intenso para la candidata, Julián ayuda a su amiga con todo lo que puede. También con la compra. Desde antes de la pandemia, Mamen Peris compra el pescado en el puesto de Rosa y Toni, en el mercado de Russafa. Llegó hasta ellos por una amiga en común que tiene también un pequeño local, pero de olivas, en el enclave comercial del barrio de València. Y desde entonces es clienta de confianza. Rosa y Toni llevan los pedidos a domicilio, lo que permite compaginar los extensos horarios políticos con la vida personal. Es tellinera y cloxinera, el producto de proximidad «es algo que valora mucho» y pide a menudo boquerón, sepia, atún rojo o emperador. A veces, Julián se acerca al local y compra para los dos. Con un WhatsApp se aclara: «¿Quieres algo de Toni y Rosa?», le escribe su vecino.

Los pescateros reconocen que hasta hace unos meses «cuando la empezaron a verla en televisión» no sabían que se dedicaba a la política. «Mamen es una clienta fiel, una persona muy normal, muy llana, no pretende ni presume de nada», dice Toni.

Cuando anochece, Mamen es la última en llegar y al amanecer, seguramente la primera en salir. Últimamente, Julián sigue su actividad por los medios de comunicación y alguna vez se la encuentra en las zonas comunes. «Casi no nos vemos más allá de los cruces de escalera». Recuerda entonces las anécdotas acumuladas, coincidir en Madrid y compartir buñuelos de bacalao. Mamen es casera pero muy inquieta. Según Julián, le encantaría conocer, entre otros sitios, Vietnam.

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