El PSPV de Alicante, poco para presumir
La delegación alicantina regresa del Congreso de los socialistas valencianos con uno de los tres vicesecretarios, pero sin el histórico cargo de presidente, y con heridas que siguen sin cicatrizar, aunque nada que ver con el cisma que se avecina en Valencia

Amat saluda a Morant, con Soler al fondo / Eduardo Ripoll
Alicante gana poder. Tiene más influencia en el nuevo PSPV. Este es el mensaje que desde el entorno de Diana Morant se intentó trasladar este domingo, en la recta final de un congreso que iba a ser un trámite y que ha terminado como avance de un inminente cisma en Valencia, dejando atrás la integración (forzada por Ferraz) con la que se salió de la cita extraordinaria de hace diez meses en Benicàssim.
Ese nuevo poder es una manera de verlo. Generosa. El alicantino con más influencia en la nueva Ejecutiva, que ostentará el cargo de vicesecretario (tercero, que ahora hay tres), es José Antonio Amat, un desconocido para el público en general, pero que ya apuntaba maneras: es el primer teniente de alcalde de Elda y secretario de Organización de la dirección provincial, hasta ahora encabezada por Alejandro Soler.
Amat salió este domingo en una de las fotos más buscadas, la del nuevo «núcleo duro» de Morant, en el que se integra junto a Tania Baños (primera vicesecretaria y responsable de Agenda Urbana) Vicent Mascarell (segundo vicesecretario y encargado de Organización), además del nuevo presidente, José María Ángel.
Cierto es que, en cuestión numérica, Amat es el único alicantino entre los siete primeros puestos de la dirección del PSPV. También es verdad, en función del color del cristal con el que se mire la nueva Ejecutiva, que Maite García, de L’Alfàs, se queda al frente del área Institucional, el puesto que en el último año estuvo en manos de Pilar Bernabé, como así también recordaban este domingo desde el entorno de Morant. En total, la provincia ha «colado» a diecinueve representantes en la Ejecutiva, los mismos que tenía, en un equipo que crece, eso sí, al pasar de 56 a 68 miembros, a solo uno del máximo establecido por Ximo Puig. Casi.
Revés
Lo que Alicante ha perdido por el camino, sin discusión, es el cargo de presidente del partido. Y eso es noticia. Porque existe una regla no escrita en el PSPV que dice que ese puesto es para Alicante, por eso de los equilibrios territoriales. De hecho, antes de Soler lo fueron Ana Barceló, Juana Serna, María Teresa Sempere, y previamente Diego Maciá, Juan Pascual Azorín, José Vicente Beviá y Antonio García Miralles. No es poco.
Esta vez, el puesto recae en manos de Ángel, un indiscutible por trayectoria, y más ahora después de la trágica dana que asoló Valencia, al ocupar el cargo de comisionado del Gobierno para la recuperación tras ser secretario autonómico de Emergencias con el Botànic. Y más si Alicante tampoco tenía ni una alternativa seria para defender. Eso ayuda. Se habló mucho en los pasillos de la posibilidad de Ángel Franco, aunque ese nombre no habría generado unidad alguna. Y falta hace tras la sonada fractura con Bielsa, el Soler de la provincia de Valencia. Ambos, dirigentes en sus respectivos territorios, coquetearon con batallar contra Morant en 2024 por el liderazgo de la federación valenciana. Y ambos dieron un paso al lado a la voz de «ar» de Ferraz. Un año después, cada uno ha optado por un camino. Ninguno de los dos sigue de cuerpo presente en la Ejecutiva, pero nada tiene que ver una salida con la otra, aunque en el fondo ambos pueden ambicionar el mismo objetivo.
A los de Soler se les vio contentos, tras colocar sus piezas en el puzle. El exalcalde de Elche declinó seguir en la Ejecutiva del PSPV, pese a los intentos de última hora de Morant para que diera marcha atrás a su decisión, desvelada por este diario en la previa del congreso. Ahora se centrará en la Federal y en seguir controlando la dirección provincial, desde un cargo más simbólico (la presidencia) tras ungir a Alfaro.
Satisfacción
No solo los de Soler tenían motivos para estar satisfechos. Franco, pese a verse en los altares por momentos (no ocultó su nerviosismo la noche del sábado haciendo guardia hasta avanzada la madrugada en el hotel elegido como cuartel general de la dirección socialista), se ha mantenido dentro de la dirección en la que entró tras ser rehabilitado por Morant en una de sus primeras decisiones más controvertidas.
Que se descartara la posibilidad, por remota que fuera, de su ascenso a la presidencia del partido fue motivo suficiente de satisfacción para todos sus críticos, que no son pocos. Porque lo de la unidad de la agrupación alicantina, que llegó al congreso con una lista de delegados de consenso, es ficticia.
Y así se ha demostrado en el Palacio de Congresos de València, con cada familia por su lado y con momentos de tensión, incluida alguna palabra fuera de lugar, cuando se encontraban por los pasillos. De hecho, no hubo foto de familia, que para eso está mal avenida.
Con todo, la provincia de Alicante fue esta vez, para sorpresa de muchos, un ejemplo para Valencia. Imaginen. Así, va con ventaja para cumplir con los deberes puestos desde Moncloa, que no son fáciles en el PSPV. Puente reclamó unidad, mientras que Sánchez exigió elegir a los mejores para recuperar poder municipal y autonómico. En ese objetivo, la dana estuvo muy presente, y más aún Mazón, muy a su pesar.
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