Millana dimite como secretario local del PSOE en Alicante para quitar a Franco el control de la ejecutiva
El partido quedará en manos de una gestora controlada por las direcciones provincial y autonómica a apenas un mes de la asamblea para renovar el liderazgo

Alex Domínguez
Giro de guion en el PSOE alicantino con un objetivo claro: frenar a Ángel Franco con la vista en la inminente renovación de la Ejecutiva. Miguel Millana, secretario general del partido en la ciudad de Alicante, anunciará este jueves su dimisión en una rueda de prensa convocada en la sede provincial del partido. Lo hará para dejar la formación en manos de una gestora, controlada por las direcciones provincial y nacional (autonómica) del partido, a poco más de un mes de la asamblea prevista para la renovación de la Ejecutiva local.
Fundamentalmente, Millana pretende que tanto en el proceso local como en el anterior comarcal, en la medida de lo posible, se frene la intervención de Ángel Franco. El exsenador, que controla la agrupación local desde hace décadas (aunque ahora con más dificultades que nunca), sigue ejerciendo su poder aliándose con las diferentes familias del partido para mantener su posición de dominio. Los procesos que afrontará el PSOE las próximas semanas (el congreso comarcal se celebrará el 6 de junio en Sant Joan y la asamblea local probablemente se hará la primera semana de julio, aunque la fecha oficial se sitúa en la segunda quincena de junio) serán los escaparates de sus próximos movimientos.
Millana, precisamente, accedió hace ahora siete años a la secretaría general (tras la dimisión del exalcalde Gabriel Echávarri) gracias a Franco, con quien estuvo alineado hasta el pasado otoño. Los intentos de Millana de reunir a todas las familias del partido en Alicante (también las que están enfrentadas directamente al exsenador) sin contar con la presencia de quien dirige el PSOE a la sombra rompieron una relación de décadas.
Desde entonces, el secretario general del PSOE en Alicante ha exhibido cierta cercanía con familias como la que lidera Ana Barceló, portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento, decididamente enfrentada a Franco y con quien ha tenido duros choques desde que la exconsellera aceptara ser alcaldable por Alicante en 2023. De hecho, Millana llegó a prohibir que Barceló declarara ante la prensa tras una ejecutiva. Posteriormente, la también actual portavoz municipal pidió su dimisión como secretario local a través de un escrito.
“Unir sensibilidades”
El principal argumento de Millana para justificar su dimisión es que lleva "desde septiembre intentando unir las sensibilidades del partido". "Me he dado cuenta de que es imposible", añade. El secretario local saliente pone como ejemplo de esta dificultad el congreso provincial de Alcoy, celebrado los días 4 y 5 de abril, cuando dos delegados próximos a Franco no asistieron a la cita y el exsenador intentó que fueran substituidos por suplentes de sus filas pasando por encima del orden establecido en las listas y evitar, de esta manera, perder la mayoría entre los delegados enviados al congreso por la ciudad de Alicante.
Aunque Franco no se salió con la suya, para Millana aquel episodio, muy sonado en el cónclave socialista, fue “definitivo”, en tanto que “no puede ser que un miembro de la ejecutiva nacional pase por encima de los reglamentos de un congreso o de los estatutos del partido”. Franco, de hecho, forma parte de la ejecutiva del PSPV, desde la llegada de Diana Morant, y cuenta por tanto con el respeto del partido, tras ser "rehabilitado" en 2024. La también ministra de Ciencia lo definió como un “referente orgánico”. Ahora está por ver el papel que la dirección autonómica del partido ejercerá en la gestora y si Franco podrá seguir ejerciendo su influencia de cara al próximo cónclave local.
También está por ver la labor de la dirección provincial, que tras tres años de destierro franquista bajo el liderazgo de Alejandro Soler ahora, con Rubén Alfaro al frente, pese a ser continuista del secretario anterior, ha sabido satisfacer las pretensiones de Franco colocando a un afín suyo, Quico Fenollar, como vicesecretario general segundo, y a otros de sus próximos en la ejecutiva provincial.
Más actores en el conflicto
Otro de los protagonistas de este conflicto es Pedro Ródenas, secretario de Organización del PSOE en Alicante, cercano a Franco y a quien Millana ha intentado apartar de su cargo tras protestar por su incomparecencia. Lo cierto es que Ródenas ha sufrido este último año episodios delicados de salud y también ha estado de baja paternal, aunque mientras tanto no ha cedido su puesto de manera provisional a un substituto, condicionando el día a día en la agrupación local.
Esta situación hizo que Millana apostara por un recambio temporal que no fue concedido. Tras ser solicitado formalmente la Comisión de Ética, que depende de la dirección del PSPV, este órgano lo desautorizó y el secretario local lo recurrió a la dirección federal, que aún no ha respondido. Esta intervención, según sospecha Millana, estuvo condicionada por la influencia interna ejercida por Franco mientras el partido, a nivel local, ha estado sin secretario de Organización, perpetuando la inaccesibilidad “al censo, a los contratos o a la rendición de cuentas”, ya que son competencias exclusivas de este cargo orgánico.
Este es otro de los motivos que, según argumenta Millana, le ha hecho tomar esta decisión, consensuada con las direcciones provincial y autonómica del partido. Según afirma, su intención es “hacer una apelación a la militancia y que quede claro que para construir una alternativa creíble a la derecha hay que superar ciertas dinámicas”, dice en referencia a la división interna del partido y con la mirada puesta en el próximo ciclo electoral, que llegará en 2027 a nivel local y que a nivel autonómico y nacional se celebrará en el mismo año si no hay adelantos.
En estos momentos, Franco muestra más debilidad que nunca en la ciudad de Alicante, pero su capacidad de tejer acuerdos sigue latente, tal como ha demostrado en las ejecutivas lideradas por Diana Morant y por Rubén Alfaro. Aun así, en febrero la ejecutiva local le apartó del control de las redes sociales del partido, en una de las pocas derrotas a nivel interno que se recuerdan en los últimos años. El resultado de la votación es aparentemente poco trascendente, pero el enfado que mostró Franco tras saberse este desenlace resultó del todo sintomático.
Durante las próximas semanas, de cara al congreso comarcal y a la asamblea local, la gestora que dirija el PSOE de la ciudad de Alicante tendrá que hacerse cargo de una situación que Millana admite que no ha sabido reconducir. En este escenario Franco podría verse perjudicado (esta es la intención de Millana) o demostrar, una vez más, su capacidad de supervivencia.
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