La provincia de Alicante cuenta con más de doscientos kilómetros de una costa llena de contrastes. En esta parte del litoral mediterráneo se suceden numerosas playas de arena lisa, apacibles calas, imponentes acantilados, cuevas submarinas y bosques que se extienden hasta el agua. De hecho, las playas de la Costa Blanca son las que más banderas azules tienen de España.

Nuestra región tampoco puede entenderse sin sus poblaciones de interior que cuentan con una completa red de hoteles con encanto, alojamientos rurales y restaurantes con distintivos y reconocimientos de calidad. Hermosos municipios en los que la unión entre agricultura, clima, artesanía y tradición permiten establecer un modo de vida íntimamente relacionado con la naturaleza.

Y es que la Costa Blanca es, siempre, mucho más que extraordinarios veranos de playas y palmeras, también es montaña, relax, gastronomía y naturaleza. Una receta constante de cariño y cuidado en la elaboración tradicional y vanguardista de sus productos. Esta región ofrece un abanico de experiencias reconfortantes para todos los paladares, que la han posicionado en los mapas gastronómicos internacionales.

Resulta recomendable degustar nuestra gastronomía, catar nuestros deliciosos platos, desde los tradicionales guisos de la abuela hasta la cocina de vanguardia, premiada con 12 estrellas Michelin, convirtiéndose en la quinta provincia con más galardones de España. La Ruta del Vino que recorre las distintas bodegas de la provincia es un recorrido que no deja indiferente a nadie. Vinos cada vez más reconocidos y premiados que aportan todo ese sabor mediterráneo a la boca de los visitantes.

La Costa Blanca también está colmada de historia. Yacimientos arqueológicos, castillos, murallas, iglesias y monumentos que conforman un rico legado reflejado a través de la Ruta de los Castillos. Cerros, sierras y colinas que en otra época sirvieron para levantar imponentes fortalezas, a modo de fuertes defensivos y vigías, en la actualidad componen una de las rutas turísticas de castillos visitables más bellas de todo el país.

En las experiencias, siempre hay un hueco para poner en valor el arte, su arte. Un recorrido por los museos permite comprobar la trayectoria de una provincia marcada por su diversidad cultural, desde la prehistoria al mundo íbero y romano. Además, un extraordinario legado árabe con espléndidas fortalezas declaradas en su mayoría Bien de Interés Cultural.

Además, la Costa Blanca es una provincia festera por excelencia. No hay rincón ni población, por pequeña que sea, que no celebre alguna fiesta con su propia idiosincrasia. Viajar es conocer, y la Costa Blanca es experta en compartir sus fiestas con todos sus visitantes. Ocho de éstas destacan por su distinción de Interés Turístico Internacional, y otras 7 fiestas de la provincia están declaradas de Interés Turístico Nacional.

Más allá del sol y la playa, la Costa Blanca se ha convertido en un referente internacional para la práctica de una gran variedad de disciplinas deportivas. Y es que, es un destino ideal para todos, pero sobre todo para los que aman el deporte. Gracias a los más de 300 días de sol, con cielos rasos y despejados, y a los 18 grados de temperatura media al año, la Costa Blanca destaca por ser un destino cálido para la práctica deportiva durante todo el año.

Resulta divertido practicar alguno de los deportes de naturaleza más extendidos en la zona, o aventurarse con la Gran Ruta del Interior (GR-330), una travesía lineal de 456,6 km y 20 etapas, que invita a conocer los contrastes paisajísticos, ambientales y culturales de la provincia de Alicante y que permite visitar interesantes vestigios históricos, descubrir mitos y leyendas, conocer distintas tradiciones, arquitectura, costumbres, gastronomía y artesanía de esta privilegiada provincia.

Todos estos motivos convierten a la Costa Blanca en un destino de ingenio, genuino y, en definitiva, auténticamente nuestro.