En verano se produce un incremento de las relaciones sexuales y con ellas el riesgo de cistitis, según datos de un estudio realizado por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia y el Instituto de Medicina Sexual.

En el mismo se incluye una encuesta 'online' realizada a 1.382 personas, según la cual el 42 por ciento asegura practicar más sexo en verano y un 58 por ciento dice que sus episodios de cistitis se han producido en época estival, han informado en un comunicado ambas organizaciones.

Más horas de luz y el aumento de las temperaturas propio del verano incrementan los niveles hormonales y el deseo sexual, a lo que se une el disponer de más tiempo libre, más contactos sociales y mayor consumo de alcohol, que produce desinhibición.

Este aumento de las relaciones viene acompañado de más consultas por cistitis, según el doctor Manuel Fernández Arjona, urólogo del Instituto de Medicina Sexual (IMS) y jefe del Servicio de Urología del Hospital del Henares (Madrid), que explica que durante el coito no sólo hay un intercambio de bacterias sino que pueden entrar con más facilidad al estar la uretra más estirada.

Para las personas que sufren frecuentes cistitis durante el verano, los expertos recomiendan beber al menos dos litros de agua al día y el vaciamiento inmediato de la vejiga tras el coito.

Además, aconsejan el uso de plantas medicinales como cranberry (arándano americano) para prevenir el riesgo de infecciones urinarias y para su tratamiento, al que ayudan también el brezo y la gayuba.

La eficacia del cranberry ha sido demostrada en un estudio realizado por investigadores valencianos de los hospitales Quirón y General Universitario, publicado el pasado mes de junio en BMC Urology.

La investigación señala, además, que el 37 por ciento de las mujeres sufren un episodio de cistitis durante su vida y, de ellas, el 20 por ciento vuelven a padecerlo en los dos meses siguientes debido a una mala curación de la infección, resistencia a los antibióticos o pobres hábitos de higiene.

Las propiedades del cranberry se atribuyen a sus proantocianidinas que impiden que las bacterias, especialmente la E.coli, se adhieran a las paredes del tracto urinario hasta en un 80 por ciento, ha explicado la doctora Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidenta del Centro de Investigación sobre Fitoterapia.