Aunque todos las conocemos por uñas encarnadas, esta definición es errónea y este dolor que suele darse en el pie se llama uña incarnada.

"Podríamos definir una uña incarnada (onicocriptosis) como una afección que se produce cuando parte de la lámina de la uña penetra en uno o los dos bordes de la piel de los laterales provocando una herida que, generalmente, se acompaña de dolor (a veces muy incapacitante), de enrojecimiento, de inflamación y de un grado variable de infección en el dedo".

Así lo explica en una entrevista con Infosalus Javier Alcalá, colaborador del Consejo General de Colegios de Podólogos de España y miembro de la Asociación Española de Cirugía Podológica, quien recuerda que algunos pacientes pueden presentar también un sobrecrecimiento de tejido inflamatorio en la zona, lo que se conoce como 'granuloma'.

A su vez, este especialista recuerda que se trata de una patología frecuente, que afecta fundamentalmente al primer dedo del pie (dedo gordo), pero que puede presentarse también en los dedos menores.

"Aunque se tiende a hablar de uña encarnada cuando ya existe una herida, contemplamos también estadios menos severos donde la uña muestra signos claros de presentar un conflicto con la piel de los bordes, caracterizado generalmente por molestias persistentes y por la presencia variable de callosidad en los canales de la uña, lo que conocemos como 'helomas periungueales'", agrega.

Causas estructurales

La anatomía de la uña y/o del dedo pueden ser en muchas ocasiones la causa del problema. Algunas personas presentan uñas de gran anchura que provocan un conflicto permanente con la piel, al no disponer de espacio suficiente para crecer de forma correcta. En otros casos, la excesiva piel de los bordes de la uña tiende a enterrar la placa dificultando su crecimiento. La curvatura que presente la placa también puede ser un factor determinante.

Por otro lado, hay que considerar también la posición del dedo gordo, que puede estar desviado hacia el segundo dedo, o con cierto grado de rotación, provocando una presión excesiva en la zona interna o externa, comprimiendo a la piel contra la uña. Otras personas presentan dedos muy "respingones" (hallux extensus) que son continuamente traumatizados por el calzado; esto a menudo se asocia a alteraciones del hueso que discurre bajo la uña (osteofitosis o exóstosis de la falange distal), que también puede contribuir a deformarla y a provocar que se clave.

Causas eventuales

El corte incorrecto de uñas es el principal de ellos, pero debemos también considerar el uso de determinados calzados (calzados de seguridad o de punta estrecha), o bien la realización de actividades que pueden traumatizar la uña, como ocurre en diversas actividades deportivas. Algunas personas también pueden presentar el problema tras haber padecido un traumatismo importante en el dedo que dé lugar a una renovación de la uña o a una desviación de la misma.

Cómo prevenir las uñas encarnadas

En este sentido, el colaborador del Consejo General de Colegios de Podólogos de España subraya que si la uña incarnada tiene una causa estructural "muy dominante", la prevención generalmente es menos exitosa y hay que incidir en mantener las uñas cortadas correctamente. "Para ello muchos pacientes necesitarán visitas periódicas al podólogo", apostilla.

Por otro lado, señala que hay que procurar, en la medida de lo posible, evitar todos aquellos factores que pueden agravar el problema, fundamentalmente el uso de calzado estrecho o de un número inadecuado, como a veces encontramos en el caso de algunos niños. "La sudoración excesiva (hiperhidrosis) también puede facilitar el problema y debe ser controlada con higiene adecuada y medidas astringentes", añade.

Sobre el tratamiento, Alcalá dice que puede ser conservador o quirúrgico: "Para aquellos pacientes que presenten el problema de forma esporádica o eventual puede plantearse un tratamiento conservador con visitas periódicas pautadas por el podólogo siempre que estas estén espaciadas entre sí en un tiempo razonable. En algunas ocasiones será necesario el uso de anestesia para eliminar el fragmento de uña (espícula) que causa el problema y realizar una limpieza adecuada del canal".

Reconoce igualmente que existen también tratamientos de ortonixia, similar a la ortodoncia en los dientes, que buscan corregir la curvatura de la uña, y que pueden aplicarse en pacientes con perfiles muy concretos donde la deformidad estructural no sea excesiva.

No obstante, el podólogo advierte de que, cuando el factor estructural es muy decisivo, la mejor opción "sin duda" es optar por el tratamiento quirúrgico. "Hoy en día realizamos intervenciones para estrechar la uña con anestesia local, completamente indoloras y con un postquirúrgico que no requiere prácticamente reposo y molestias inexistentes o mínimas. A todo ello, hay que sumarle tasas de éxito muy próximas al 100% y mínimas complicaciones, lo que hace de este tratamiento la opción más recomendable cuando el problema sea recurrente. Es un tratamiento muy seguro, eficaz y definitivo", asegura el experto.

Qué hacer y qué no hacer

En este contexto, el miembro de la Asociación Española de Cirugía Podológica recuerda que cuando ya se ha producido la uña incarnada la mejor opción sin duda es acudir a un podólogo. "Lo que nunca debe hacerse es la auto-manipulación de la zona, ya que la mayoría de las veces en lugar de aliviar el problema, lo agravará dificultando posteriormente la actuación del profesional", agrega.

A su juicio, algo que también se debería evitar es el uso de antibióticos orales o tópicos para este problema: "Pueden aliviarlo temporalmente controlando la infección pero hasta que no se produzca la retirada del fragmento de uña que se clava no se resolverá, y tras el efecto de los antibióticos volverá a agravarse. En casa, lo mejor es realizar curas con antiséptico (povidona yodada o clorhexidina) 2 o 3 veces al día, y usar calzado abierto en la medida de lo posible hasta que pueda ser atendido por su podólogo".

Te puede interesar:

Así, y ¡si la uña produce síntomas, Alcalá aconseja siempre la valoración de un podólogo. "Algunas veces aún no se ha producido herida alguna pero la presencia de síntomas es indicativo de que existe un conflicto entre la uña y la piel. Los podólogos estamos especializados para manejar este tipo de situaciones, y orientar a cada paciente en la mejor solución, según todas las variables comentadas", asegura.

En cuanto a las posibles complicaciones, el podólogo de la Clínica del Pie Alcalá de Bormujos (Sevilla) reconoce que la onicocriptosis es generalmente un problema de "carácter benigno y autolimitado a la zona afectada" que, con la atención adecuada, puede manejarse sin complicaciones. "No obstante, los procesos repetitivos de infección en la zona pueden dar lugar a infecciones más extensas (celulitis) o incluso afectar al hueso subyacente (osteomielitis). En el caso de pacientes con patologías concomitantes (diabetes, déficit de circulación etc.) esta vigilancia debe ser mucho más estrecha ante los problemas potenciales que podrían presentarse", sentencia Alcalá Sanz.