Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control de peso. No obstante, un TCA no es un problema con la comida, es un problema que se refleja en la comida.

 El trastorno alimentario es la parte visible, como la punta del iceberg: El 10% observable es el comportamiento y los síntomas, y el 90% sería la parte sumergida (las emociones y las inseguridades que originan la enfermedad: autocrítica, exigencia, culpa, soledad, frustración, pánico al rechazo, ansiedad…).

La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más conocidos, pero también existen otros, como el trastorno por atracón, la ortorexia (obsesión por la comida sana) y la vigorexia (obsesión por el ejercicio físico). Todos ellos tienen en común la obsesión con el peso, la imagen y la dieta.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria, son enfermedades mentales graves que afectan a millones de personas en el mundo. En España se calcula que afecta a 400.000 personas (300.000 entre los 12 y 24 años), siendo el 21% mujeres universitarias, y el 15% varones universitarios. Además, el 70% de los adolescentes comentan que no se sienten a gusto con su cuerpo y 6 de cada 10 chicas creen que serían más felices si estuvieran más delgadas (manifestando el 30% de ellas conductas patológicas).

Señales para identificar un TCA

Estas enfermedades son muy progresivas y silenciosas, lo que significa que hay que estar alerta ante las posibles señales que indiquen la presencia de este trastorno ya que la rápida detección será crucial en una recuperación eficaz. Algunas de estas señales son: presencia de atracones recurrentes (grandes ingestas de comida con descontrol y en un periodo de tiempo corto), vómitos, una exagerada preocupación por el peso y la silueta, uso de laxantes y diuréticos, excesivo ejercicio físico, deterioro dental, ausencia de menstruación, pérdida de pelo, periodos de hiperactividad, dietas restrictivas continuas, cuentan calorías y pesan cantidades, aparecen restos de comida en lugares inusuales, beben mucha agua antes de realizar las ingestas, marcas en los dedos, fuertes cambios de peso en periodos breves de tiempo, cortan los alimentos en mil trocitos, comen a escondidas, comparación constante con figuras públicas, modelos de referencia y otras personas del entorno, entre otras.

Estas enfermedades son muy progresivas y silenciosas.

Tras el período de pandemia que se ha vivido, en las consultas de Nutrición, se ha producido un notable incremento de pacientes con sospecha de TCA o con TCA diagnosticado. Probablemente, el amplio acceso a la información sobre alimentación que tenemos hoy día en internet o en RRSS, sumado a la falta de filtro profesional sobre este tema, entre otros, contribuyan negativamente a este incremento de casos.

No obstante, este tipo de patologías lleva muchos años existiendo en la sociedad y en muchas ocasiones con un notable componente social especialmente entre el público femenino con estándares de delgadez totalmente incompatibles con un buen estado de salud nutricional.

Como bien comentábamos anteriormente, es imprescindible realizar un abordaje multidisciplinar en casos de TCA procurando que el paciente esté atendido en todos los niveles de cuidado de salud que necesita. Los TCA generan graves consecuencias en la salud sobre todo a largo plazo. La ausencia de nutrientes en la dieta va deteriorando el estado del organismo hasta tener graves consecuencias como las nombradas anteriormente.

 Enseñar correctos hábitos nutricionales

¿Qué puede hacer el Nutricionista al respecto? Enseñar correctos hábitos nutricionales o lo que conocemos los nutricionistas como, educar nutricionalmente. Normalmente, los pacientes con este tipo de trastornos prestan demasiada atención a calorías, nutrientes concretos y cantidades. Es importante definir el trabajo de campo según necesidades:

  • El Nutricionista en consulta puede educar nutricionalmente, es decir, dar la información sobre cómo es necesario alimentarse, procurando perder el foco por ejemplo en las calorías y centrándonos en cómo se debe alimentar el organismo y la necesidad de ingerir nutrientes para recuperar o mejorar las diferentes funciones que se van deteriorando.
  • Por otro lado, el perfil del Nutricionista en caso de hospitalización de estos pacientes tendría un trabajo de campo añadido como sería la configuración nutricional idónea para cada uno de los pacientes en virtud de la mejora nutricional y de salud.

En algunas ocasiones, puede ser frustrante a nivel profesional el tratamiento de estos pacientes sin la parte psicológica, parte imprescindible a tratar si queremos que el tratamiento sea exitoso.

El tratamiento de los Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA) no solo se centra en la recuperación del peso, sino, en la recuperación del bienestar físico y emocional y este debe ir de la mano de profesionales médicos, psicólogos y nutricionistas.

 Área de Psicología y Nutrición HLA Vistahermosa

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