Flora intestinal

Cómo recuperar la salud del estómago tras las comilonas de Navidad

Unas bacterias intestinales alimentadas con frutas, verduras y fibras protegen de todo tipo de inflamaciones, mejoran nuestro sistema inmunitario e influyen en la predisposición o no a infecciones víricas y bacterianas

Cómo recuperar la salud del estómago tras las comilonas de Navidad.

Cómo recuperar la salud del estómago tras las comilonas de Navidad.

Natalia Vaquero

La salud depende de la nutrición de nuestra microbiota, de cómo alimentamos a los billones de bacterias, hongos y levaduras que colonizan el intestino desde que nacemos y que lo mismo protegen contra la obesidad o la depresión que disparan la inflamación. Y esto es así porque la flora a intestinal regula nuestro sistema inmunitario e influye en la predisposición o no a infecciones víricas y bacterianas.

La clave para disfrutar de una microbiota buena, en la que dominen las bacterias que nos protegen frente a la enfermedad, es una alimentación a base de frutas, verduras, legumbres y fibras, todas repletas de hidratos de carbono que son la comida de esas bacterias buenas. La dieta mediterránea ha demostrado ser una buena aliada de esos ‘bichitos’ protectores que generan ácidos antinflamatorios como el butirato. Pero con las fiestas de Navidad cometemos excesos que debilitan la flora intestinal. La ingesta de ultraprocesados, la disrupción de los ciclos circadianos para acudir a las infinitas celebraciones en estos días o la disminución de la actividad deportiva hacen que, una vez terminadas las fiestas, nuestro cuerpo y, más concretamente, nuestra microbiota sufran las consecuencias.

Por suerte, este castigo al estómago se puede corregir, celebran los expertos de Nutribiótica, la compañía especializada en microbiota, que nos invitan a seguir estas recomendaciones.

  • Alimentación prebiótica y antiinflamatoria. Lo que comemos incide directamente en la composición de nuestra microbiota. Así, lo ideal es optar por una dieta que prime los alimentos reales, es decir aquellos más propios de mercados que de supermercados: frutas, verduras y hortalizas de temporada y proximidad, legumbres, pescados y algunos alimentos fermentados.

Una vez acabadas las Navidades, ya no tenemos excusa para ingerir alimentos ultraprocesados, hipercalóricos, con azúcares y harinas refinadas, responsables de degradar nuestra diversidad bacteriana e impactar de manera directa en la salud de nuestras bacterias.

  • Retomar la actividad deportiva. Si durante esta época festiva has descuidado tu rutina de actividad física, los expertos aconsejan que se retome lo antes posible. Andar entre 10.000 y 15.000 pasos al día y hacer ejercicios de fuerza varias veces por semana podría ser un buen comienzo y una excelente ayuda para recuperar la eubiosis o equilibrio que debe de existir entre los billones de bacterias que pueblan nuestro intestino.
  • Descanso adecuado. Durante el periodo navideño es muy frecuente alterar los ritmos circadianos, acostándonos y levantándonos a horarios diferentes a los que seguimos durante el resto del año. Lo cierto es que se debería dormir al menos 7 horas, evitar el exceso de uso de pantallas sobre todo por la noche, e intentar fijar unos horarios tanto para irse a la cama como para despertarse.
  • Controlar el estrés. Aunque la Navidad se identifica como una época feliz, no son pocas las situaciones estresantes que se viven durante la misma. El eje intestino-cerebro tiene un papel fundamental en nuestro bienestar y, por eso, aprender a gestionar el estrés y las malas situaciones es fundamental para mantener nuestra microbiota. El estrés, como respuesta emocional, cambia la fisiología intestinal y la microbiota y, por otro lado, la microbiota también puede aumentar o reducir el estrés y alterar las emociones.
  • Apoyarse en la microbioterapia. Consistente en el uso de probióticos humanos específicos de IV Generación para repoblar la microbiota y devolverla a un estado saludable de eubiosis. Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en la cantidad adecuada, ejercen un efecto beneficioso para la salud de quien los recibe. Para que un probiótico sea eficaz, debe cumplir algunas características básicas, que validan su eficacia y su seguridad de uso: ser de origen humano, ser de IV Generación y tener una combinación de cepas específicas que variarán en base a la patología que se desee tratar, por lo que siempre deben ser pautados por un profesional de la salud.