La dieta que promete perder peso y volumen sin pasar hambre

Este régimen analiza los componente de cada alimento para no mezclar nutrientes diferentes en una misma comida

Azucena Mendieta Delgado

Azucena Mendieta Delgado

El abanico de dietas para adelgazar es tan amplio que muchas veces es imposible controlar todos los planes de adelgazamiento. Una de las que más se habla en los últimos tiempos es la dieta disociada, un régimen no muy conocido para perder peso que promete alcanzar este objetivo sin pasar hambre. Y es que la base de esta dieta no está en consumir menos alimentos, si no en consumirlos de forma separada, sin mezclar diferentes tipos de nutrientes en la misma comida.

De esta forma, según afirman sus defensores, el cuerpo los digiere mejor y no se acumulan en el organismo. Si quieres saber más detalles sobre este régimen sigue leyendo que te vamos a contar cómo se hace esta dieta y para quién está recomendada.

¿Cómo se hace una dieta disociada?

La dieta disociada es un régimen para adelgazar basado en la premisa de no mezclar hidratos de carbono y proteínas en una misma comida. Este régimen tiene en cuenta  el pH necesario para que los diferentes alimentos sean digeridos por nuestro organismo.

Este plan tiene en cuenta que hay alimentos más alcalinos y otros más ácidos, y que cada uno necesita enzimas distintas para que el metabolismo los absorba. Si estos alimentos se mezclan en una misma comida, el metabolismo tiene más difíciles su digestión por lo que muchos de estos nutrientes se acumulan en el cuerpo en forma de grasas.

¿Qué y cómo se puede comer en una dieta disociada?

Para saber qué alimentos puedes tomar juntos y cuáles no en la dieta disociada debes tener en cuenta que los alimentos se clasifican en tres grupos: glúcidos, proteicos y neutros. Vamos a ver detalladamente qué significa cada uno de estos nombres.

Los alimentos glúcidos son aquellos ricos en hidratos de carbono. La pasta, las patatas, el arroz o los cereales estarían en este grupo. También el pan y las frutas. Los alimentos proteicos con aquellos ricos en proteínas como las legumbres, los lácteos y los frutos secos. Por último, los alimentos neutros serían las verduras y los que contienen grasas saludables.

La clave de esta dieta consiste en no mezclar nunca en la misma comida alimentos del primer y el segundo grupo ya que el organismo no podría digerirlos bien. Es decir, puedes mezclar los alimentos glúcidos con los neutros o los proteicos con los neutros pero nunca los glúcidos con los proteicos. Un ejemplo claro de mezcla indebida sería un plato tan típico como un bocadillo de jamón ya que el pan pertenece al primer grupo y el jamón al segundo.