El delantero polaco de 34 años, que ha sido fichado recientemente por el FC Barcelona, practica desde hace años una dieta denominada como invertida. Parece ser que la influencia de su mujer Anna, que ha sido karateca y es graduada en Educación Física y especialista en nutrición, ha hecho que el deportista tome mayor conciencia y cuide su alimentación, uno de sus mayores secretos para mantenerse en forma física. Sin embargo, esta peculiar dieta ha sorprendido a muchos porque no es nada común.

En qué consiste la dieta invertida que practica Lewandowski

El jugador, que es considerado como uno de los mejores futbolistas a nivel mundial, practica el régimen de 'comer al revés'; es decir, él comienza la comida por el postre y la acaba por el primer plato.  "Como el pastel primero. Luego fideos y carne, y al final ensalada o sopa", detallaba el delantero en una entrevista al medio Welt. Esta dieta hace que el delantero polaco y su esposa coman un dulce primero a la hora de las comidas, a menudo un brownie, pero solo uno hecho de cacao puro. A esto le sigue el arroz con carne o pescado selecto, y la comida se completa con una opción tipo entrante de ensalada o sopa.

Además, el futbolista suele desayunar atún y evita cualquier producto que tenga gluten o lactosa. "Me he sentido aún más en forma desde entonces y tengo más fuerza. Creo que eso se debe en parte a que no como lácteos", añade. Varios jugadores de la selección polaca han decidido seguir su ejemplo y ponerse en manos de Anna para mejorar su forma física.

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¿Qué beneficios tiene esta dieta?

Un estudio reciente asegura que la mejor manera de ingerir alimentos menos calóricos no pasa por no tomar postre, sino por tomarlo al principio de la comida. El estudio que llevó a cabo la Asociación Psicológica Estadounidense, consistió en que los comensales al inicio de la comida tenían que elegir entre dos postres que estaban al principio de una línea de una cafetería: un cheesecake y una fruta fresca. De esta forma descubrieron que los comensales que eligieron el pastel al principio de la comida procuraban elegir opciones más saludables para el resto de la comida que los que eligieron fruta. Después hicieron el experimento a la inversa, colocando el postre al final, y no obtuvieron el mismo resultado.