Puede que en los últimos meses hayas oído hablar de la dieta FODMAP, un plan nutricional reducido en hidratos de carbono fermentables que ayuda a bajar de peso y a acabar el vientre hinchado. Aunque su uso se recomienda en personas con patologías gastrointestinales, es tendencia por ser baja en azúcares y contribuir a que se pierda peso.

Esta dieta incluye una gran variedad de alimentos de los diferentes grupos, pero excluye aquellos alimentos vegetales ricos en hidratos de carbono de cadena corta fermentables y que en algunas personas pueden llegar sin digerir al intestino grueso y ser sustrato para las bacterias, originando gases, hinchazón, dolor abdominal e incluso diarrea.

Se trata de un plan de alimentación reducido en azúcares y alimentos que contengan almidón resistente como las patatas, batatas, maíz, legumbres o granos enteros. Y por su puesto, elimina los dulces comerciales y todo tipo de procesados con azúcares añadido

Los expertos recomiendan la dieta FODMAP a personas que con frecuencia sufren distensión abdominal, flatulencia, diarrea u otras patologías gastrointestinales y especialmente a pacientes que sufren colon irritable o enfermedad de Crohn, ya que reduce la inflamación y el dolor abdominal y el ritmo de evacuación del intestino.

Aunque se ha puesto de moda entre las personas que buscan bajar de peso, los expertos recomiendan no seguir esta dieta si no se tiene ninguna patología y muchos menos hacerlo sin supervisión médica, ya que puede poner en riesgo la salud.

Además la dieta FODMAP es muy restrictiva, ya que se limita a pocos alimentos y preparaciones, por lo que si se mantiene a largo plazo sin supervisión de un nutricionista se pueden desarrollar carencias nutricionales.

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Alimentos que se deben consumir siguiendo la dieta FODMAP:

  • Frutas como los arándanos, coco, grosella, plátano, kiwi o mandarina.
  • Hortalizas como las aceitunas, el apio, las acelgas, espinacas o endivias.
  • Lácteos y sustitutos como los quesos curados, la mozzarella, el yogur y lácteos sin lactosa o las bebidas vegetales.
  • Las carnes sin procesar, los pescados blancos y azules, y el huevo.
  • Cereales y tubérculos como el arroz, el maíz o la quinoa.
  • Edulcorantes como el azúcar, la glucosa y el aspartamo.
  • Frutos secos y aceites como las nueces, el aceite de oliva o girasol.