La Covid-19 nos enseñó que una enfermedad vírica transmitida desde animales a humanos (zoonosis) puede resultar catastrófica para la humanidad.

Por eso no es de extrañar que el actual brote de viruela del mono, que se está extendiendo rápidamente por el mundo, vuelva a disparar las alarmas.

Y por eso hay mucha gente que comienza a hacerse la pregunta clave:

¿Este Orthopoxvirus de la viruela del mono podría llegar a ser un enemigo tan formidable como el SARS-CoV-2?

Del coronavirus a la viruela

Una vez más, y ojalá que en esta ocasión acierten, nuestras autoridades han comenzado insistiendo en que el virus del mono no es una amenaza preocupante.

Lo que ocurre es que nos cuesta olvidar que en los primeros tiempos de la Covid-19, Fernando Simón sostenía que tendríamos muy pocos casos y que nuestro sistema nacional de salud podría hacer frente a ellos sin demasiadas tensiones.

Tampoco podemos olvidar que la viruela ha sido el gran azote de la humanidad. Acabó con la Atenas de Pericles, debilitó sobremanera a Roma. Acabó con la mayoría de la población indígena americana…

Los virus de la viruela nunca han sido buena noticia.

¿Puede ser un atentado biológico?

Por otra parte, en la presente situación de conflicto con la Rusia de Putin más de uno se plantea si el brote de viruela del mono podría ser el resultado de un atentado biológico destinado a debilitar a Occidente.

Desde tiempos de Lenin, la Unión Soviética destinó grandes recursos a investigar en agentes biológicos.

Y cuando gracias a la vacunación masiva conseguimos erradicar la viruela de la faz de la Tierra, la Unión Soviética siguió conservando cepas del virus de la viruela humana.

En momentos de tantas dudas ¿Puede la ciencia adelantarnos respuestas fiables?

Sin duda. Pero puede que sus respuestas no nos gusten.

¿Qué ha cambiado en el virus del mono?

El Orthopoxvirus que produce la viruela del mono está estrechamente relacionado con el virus Variola que causaba la viruela humana.

De hecho, produce una enfermedad parecida a la viruela aunque significativamente más leve, y causa lesiones cutáneas semejantes a las de la viruela.

Su mecanismo de transmisión es también semejante al del virus de la viruela humana, aunque en principio resulta mucho menos contagioso.

Se transmite por líquidos corporales y microgotas al toser y hablar, aunque de manera menos eficaz que el virus Variola. Pero en África su tasa de letalidad oscila entre el 4 y el 22%.

Además, hasta ahora era poco habitual que el virus de la viruela del mono infectase a seres humanos.

Y La mayoría de los casos se daban en la República Democrática del Congo. Pero en los últimos años ha comenzado a producirse una expansión de la enfermedad.

Así se detectaron casos en otros países africanos como Sierra Leona, Liberia y la República Centroafricana. Recientemente Nigeria también ha experimentado un brote significativo.

¿Qué hemos hecho para merecer esto?

Contrariamente a lo que su nombre vulgar parece indicar, los monos no son su reservorio. En realidad el virus de la viruela del mono afecta a diversas especies de pequeños roedores que habitan en la selva tropical Africana. Ahí parece estar su reservorio.

Pero a menudo los seres humanos hacemos cosas insensatas para la salud pública, como la de buscar animales exóticos como mascotas.

Así fue como el virus de la viruela del mono llegó a Estados Unidos a partir de 2003: a través de roedores de la selva africana importados para aficionados a las mascotas exóticas.

Y al final el virus también terminó infectando a los perros de las praderas autóctonos que se han convertido en un reservorio natural de este virus.

¿A qué nos podríamos estar enfrentando?

El Orthopoxvirus de la viruela del mono es un virus ADN bicatenario. Y como tal es un tipo de virus que tiene mecanismos de reparación de su genoma más eficaces que los virus ARN, como el SARS-CoV-2 o el virus de la gripe.

Eso significa que tiene tasas de mutación significativamente menores que los virus ARN, por lo que tendemos a pensar que la capacidad de evolución de estos virus ADN es menor.

Y en principio cambian más lentamente y necesitan más tiempo para hacerlo.

Sin embargo la mala noticia es que este Orthopoxvirus de la viruela del mono ya ha sido capaz de dar el paso desde su reservorio en roedores de la selva tropical africana a monos y a seres humanos.

También ha sido capaz de cambiar de continente dando el salto a los perros de las praderas.

Realmente, para ser un virus ADN bicatenario este virus parece tener la capacidad de evolucionar más rápido de lo esperado adaptándose a nuevas especies.

Y ahí está lo malo.

¿Nos vamos a pasar la vida llenos de sustos?

Debemos tener en cuenta que hoy en día somos especialmente vulnerables a nuevas pandemias zoonóticas.

Por un lado nuestra creciente población nos hace ocupar nuevos espacios donde antes no había seres humanos. Esto nos pone en contacto con patógenos zoonóticos a los que nunca antes habíamos estado expuestos.

Por ejemplo, hace años grandes zonas de selva tropical africana permanecían libres de seres humanos. Hoy no. Y la consecuencia es que nos estamos exponiendo a los patógenos que pueda haber en esas zonas.

Por otro lado, pero al mismo tiempo, las actividades humanas han desatado una grave crisis de biodiversidad con la que estamos llevando a buena parte de las especies animales al borde de la extinción.

La consecuencia para nosotros es muy sencilla de deducir, aunque una y otra vez parezca que no nos enteramos.

Cada especie animal tiene una serie de patógenos especializados. Y mientras una especie animal mantenga poblaciones elevadas será un buen negocio para sus patógenos.

Pero si el número de individuos de esa especie declina hasta cerca de la extinción, la única salida para sus patógenos específicos es dar el salto a otra especie.

Por supuesto estos patógenos zoonóticos no razonan. Pero la selección natural favorece a los que consiguen dar el salto a una nueva especie.

Y en este sentido, dar el salto para infectar seres humanos, con un potencial de 8.000 millones de individuos en donde medrar por todo el mundo, es una excelente salida evolutiva.

¿La infección podría extenderse rápido y lejos?

Seguimos. Los seres humanos podemos infectarnos por millones muy rápidamente.

Viajamos grandes distancias en avión sin hacer cuarentenas, con lo que en unas pocas horas un virus puede dispersarse por todo el mundo.

Nos hacinamos en interiores mal ventilados para trabajar, comer y disfrutar de nuestro ocio. Es la receta segura para que cualquier nuevo patógeno se disperse entre nosotros.

En el caso de la infección por el virus de la viruela del mono en Madrid, parece que hacinarse en una sauna podría haber facilitado su expansión.

¿Este momento es seguro o está lleno de incertidumbres?

Nunca debemos olvidar que los primeros momentos en la lucha contra un agente zoonótico son decisivos.

Al principio no tuvimos una reacción lo suficientemente rápida contra el SARS-CoV-2 y ahora seguimos haciendo lo mismo contra el virus de la viruela del mono.

Pensamos que este virus se va a comportar como lo hizo en brotes anteriores. Pero su capacidad de evolución nos llena de incertidumbre. Podría cambiar rápido dándonos sorpresas.

Así lo que acabe ocurriendo al final con este brote de virus de la viruela del mono va a depender de dos cuestiones fundamentales.

Una depende de nosotros, y es lo bien que lo hagamos en nuestras medidas de salud pública.

La otra es algo que no podemos controlar, y es cómo evolucionará el virus.

¿Existe una defensa eficaz?

La buena noticia es que resulta fácil hacer vacunas seguras y eficaces contra los virus de la viruela.

Funcionan tan bien que resultan esterilizantes. Los vacunados no sufren la enfermedad, ni siquiera de forma asintomática, y no contagian.

De hecho la vacunación masiva permitió erradicar al virus Variola de la faz de la Tierra en la década de los 70 del siglo pasado.

Incluso una misma vacuna contra una determinada especie de virus de viruela resulta eficaz contra otras especies.

De hecho la primera vacuna contra la viruela humana se hizo a partir del virus de la viruela de las vacas (y de ahí vino el nombre de “vacuna”).

¿Quiénes están ya protegidos?

Quienes nacimos antes de 1980 estamos vacunados contra la viruela humana. Esta vacuna produce inmunidad de por vida, por lo que seguramente estemos bien protegidos contra este virus de la viruela del mono.

En el mundo todavía hay cientos de millones de dosis de vacuna de viruela. Y se pueden hacer rápidamente muchas más.

En el peor de los casos, si los antivacunas lo permiten, nos resultará mucho más fácil derrotar mediante vacunas al virus de la viruela del mono que al SARS-CoV-2.