CARDIOLOGÍA

Aspirina para prevenir infartos: ¿es cierto? ¿se debe tomar una pastilla cada día?

La aspirina es el antiagregante plaquetario de base en pacientes que ya han sufrido un infarto o un ictus para prevenir un segundo evento cardiovascular

Aspirina para prevenir infartos: ¿qué hay de cierto? ¿es recomendable tomar una pastilla cada día?

Aspirina para prevenir infartos: ¿qué hay de cierto? ¿es recomendable tomar una pastilla cada día? / Freepik

Durante muchos años la aspirina estaba presente en todos los botiquines españoles, bien en su formato para adultos o en su versión pediátrica. Ante cualquier catarro, malestar, gripe o si subía la fiebre, la aspirina era un remedio infalible. Incluso había personas que tomaban una pastilla diaria para mantener a raya sus dolores. 

Lo que ocurrió para desapareciera no está claro. Se apunta a que es un medicamento caro, a que puede provocar úlceras y hemorragias, o que en el caso de los niños provocaba el síndrome de Reye (una patología poco frecuente que provoca inflamación en el hígado y en el cerebro). 

El caso es que este medicamentos antiinflamatorio no esteroideo fue sustituido poco a poco por el paracetamol y el ibuprofeno. Pero todavía hay muchas personas que lo siguen tomando por prescripción médica, en concreto, aquellos pacientes que han sufrido un evento cardiovascular. 

Propiedades anticoagulantes de la aspirina

El doctor Marcelo Sanmartín Fernández, cardiólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, explica qué es este fármaco y aclara cuáles son sus riesgos y beneficios. 

“La aspirina o ácido acetilsalicílico es un antiinflamatorio que, a dosis bajas, es capaz de inhibir la función de las plaquetas; algo que no hacen los demás antiinflamatorios. Las plaquetas son elementos clave para la formación de coágulos dentro de los vasos sanguíneos, especialmente los de las arterias”, detalla el especialista en cardiología.

Es decir, la aspirina impide que las plaquetas se agreguen y formen trombos que podrían obstruir, entre otras, las arterias coronarias (provocando así un infarto de miocardio o una angina de pecho) o las arterias cerebrales (dando lugar a un ictus). Por este motivo, indica el doctor Sanmartín, “se ha estudiado y reconocido su papel protector en el infarto de miocardio y el ictus”. 

Sin embargo, ese efecto de impedir que las plaquetas se agreguen (efecto antiagregante plaquetario) explica también por qué la aspirina puede producir hemorragias: si las plaquetas no se agregan, no se forman trombos que taponen las arterias o las venas en caso de hemorragia. 

La aspirina previene que el paciente sufra un segundo evento cardiovascular.

La aspirina previene que el paciente sufra un segundo evento cardiovascular. / drazen_zigic

¿Cuándo está indicada entonces para prevenir enfermedades cardiovasculares?

Desde la Sociedad Española de Cardiología explican que aquellas personas sin enfermedad cardiovascular conocida, no se recomienda el uso generalizado de la aspirina para prevenir infartos o ictus porque el riesgo de hemorragias supera al posible beneficio del fármaco.

En España, se producen cada año unos 100.000 ingresos por infarto de miocardio y entre 90.000 y 100.000 por ictus. En estos pacientes, “la aspirina es el antiagregante plaquetario de base para prevenir un segundo evento”, como señala el doctor Sanmartín. 

Pero incluso en estas circunstancias, existen situaciones en las que se puede prescindir de ella. “Es el caso, por ejemplo, de los pacientes que deben tomar anticoagulantes, al menos cuando han transcurrido más de 12 meses después de un implante de stent coronario”, concreta el cardiólogo.

Por otro lado, algunos estudios sugieren que, cuando pasan más de tres meses desde que se ha implantado un stent, es más eficaz utilizar un único antiagregante y, en ese caso, existen otros fármacos que se muestran superiores a la aspirina. 

“Sin embargo, no es una práctica aprobada en las guías de práctica clínica. En la mayoría de los casos, recomendamos dos antiagregantes después de un infarto durante unos 12 meses, pero a veces podemos retirar la aspirina más precozmente y continuar solo con el segundo antiagregante para evitar mayor riesgo de hemorragias. Estos antiagregantes, que no son la aspirina, son fármacos son más caros y no todos los pacientes se beneficiarían de un cambio; quizá solo aquellos con un riesgo muy alto de nuevos infartos”, explica el doctor Sanmartín.

El cardiólogo recuerda que “la medicina es una ciencia que intenta adaptarse a cada persona, a cada paciente”. Por esto, concluye: “Hay que confiar en las recomendaciones del especialista, que siempre intenta buscar lo mejor para cada paciente, adaptado a sus condiciones clínicas. No hay que automedicarse”.