Dos de las enfermedades más frecuentes que encontramos en nuestra población felina son: La Leucemia Felina y el Sida Felino (FIV).

Estas patologías causan desordenes nutricionales, respiratorios e inmunitarios en los gatos, siendo en múltiples ocasiones letales.

El virus de la inmunodeficiencia felina afecta a gatos domésticos y vagabundos a nivel mundial, provocando un síndrome muy parecido al SIDA en los humanos.

Aparte de a los felinos, no existen evidencias actuales de que este virus infecte a las personas u otras especies de animales.

EPIDEMIOLOGÍA

Este virus presenta una distribución mundial con una prevalencia variable según el área de estudio. En gatos estudiados en España se han hallado prevaléncias comprendidas entre el 11 %y el 22 %.

La forma más corriente de transmisión del virus es por contagio directo a través de la saliva, particularmente debido al lamido, mordeduras o arañazos de un gato enfermo o con viremia persistente, (infectado pero no manifestado).

Por esta razón los machos no castrados presentan en mayor número el SIDA Felino, ya que, a través de las peleas por las hembras y el territorio, se infieren muchas heridas penetrantes

El virus también se expulsa por la orina, la materia fecal y la leche pudiendo transmitir de esa última forma a las crías (transmisión vertical)

PATOGENIA

El período desde la exposición hasta la viremia en general, oscila entre 2 y 8 semanas En un gran porcentaje de estos animales, la infección es eliminada después de pasar el periodo crítico la viremia. la cual puede llegar a tener una duración de días a meses siendo estos pacientes capaces de diseminar el virus.

Algunos gatos expuestos al virus FIV experimentan una viremia autolimitante pero mantienen focos de células que contienen una copia del genoma viral en la médula ósea, ganglios linfáticos u otros sitios del sistema nervioso.

Puede presentarse decaimiento, malestar y fiebre. No obstante, estos síntomas son comunes a muchas enfermedades felinas, por lo que un primer diagnóstico se hace difícil, incluso para el veterinario.

El virus puede permanecer por días, meses e incluso años sin mostrar signos en el gato, pudiendo parecer sano a pesar de estar infectado (viremia persistente) y la única forma de verificarlo es mediante un análisis de sangre.

La enfermedad suele manifestarse en tres fases:

La fase aguda, caracterizada por inflamación palpable de los ganglios, fiebre, malestar general y algunas veces por diarrea o signos de anemia.

La fase latente, de duración variable y más bien sintomática, donde también se podría palpar una inflamación de los ganglios (adenopatía).

Finalmente se establece la fase crónica cuyas características son:

Enfermedades de la boca y de las encías, incluso llegando al grado de la pérdida de piezas dentales.

Infecciones intestinales: Diarreas y/o vómitos crónicos intermitentes,

Alteraciones nerviosas: Tambaleo al caminar y cambios de conducta.

Infecciones respiratorias: Debido a otros virus y/o bacterias causantes de neumonías

Conjuntivitis y secreciones nasales que incluso pueden ser purulentas

Infecciones a la piel: Dermatitis, otitis externas, entre otras.

Infecciones urinarias

Anemia

Evidencia de paciente inmunosuprimido, con infecciones bacterianas que no responden a los tratamientos convencionales.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se hace mediante un análisis de sangre. El test (ELISA) detecta la respuesta inmune frente al virus (anticuerpos). Si el test es positivo es que el gato ha sido infectado por el virus, pero pueden aparecer falsos positivos y falsos negativos por distintos motivos. Por ejemplo, los anticuerpos frente al virus presente en la sangre de una gata infectada pueden pasar a través de la leche a un cachorro no infectado y dar un falso positivo. Los gatos menores de 4 meses que dan positivo se tendrán que testar de nuevo a los 6 meses de edad

La confirmación diagnóstica se realiza a través de los métodos laboratoriales de IFI y PCR.

RECOMENDACIONES PARA LA REALIZACIÓN DEL DIAGNÓSTICO DE FIV

Gatos con síndromes asociados a la infección

Gatos que han convivido con gatos infectados por el FIV

Gatos de colectividades felinas

Gatos que se han escapado temporalmente de sus hogares.

Gatos que han tenido riesgo de infección antes de ser vacunados.

Gatos dedicados a la reproducción.

TRATAMIENTO

No existe tratamiento específico, por lo que sólo se pueden tratar los síntomas que produce y las enfermedades secundarias derivadas de la inmunodeficiencia. No obstante, a pesar de que un alto porcentaje de las mascotas puede morir en un plazo de tres años luego de diagnosticada la enfermedad, un paciente infectado puede tener una buena vida si se diagnostica a tiempo y se tratan adecuadamente las enfermedades secundarias.

Las infecciones secundarias pueden ser tratadas de forma efectiva con antibiótico, pero no hay un tratamiento específico para el virus. Se han tratado algunos gatos con medicamentos para el SIDA humano como el AZT con éxito limitado. El Interferón felino parece demostrar mejor efectividad en el control de los síntomas y algunos extractos de plantas junto con ácidos grasos esenciales y vitaminas parece que ayuda principalmente en los estadíos más tempranos de la enfermedad.

PRONÓSTICO

No siempre es posible establecer el pronóstico a largo plazo de los gatos positivos. Lo normal es que el transcurso de la enfermedad comience con una fase asintomática de la enfermedad (en la cual no hay signos externos de estar enfermo) que dura muchos años hasta que desarrolla el SIDA felino con signos de enfermedad.

Los avances en Medicina Veterinaria pueden ayudar al cuidado del gato con SIDA felino con una buena calidad de vida durante mucho más tiempo que hace unos años.

PROFILAXIS

Lamentablemente no existe vacuna, siendo la prevención la única forma segura de reducir el riesgo de la enfermedad, disminuyendo el contacto con gatos desconocidos.

La mejor recomendación es la esterilización de gatos que vivan en el exterior de las casas

Dr. Oscar B. Sáez Mengual DVM, MSc

Clínica Veterinaria 7 Vidas