Millonaria, transexual y casada con la misma mujer desde hace 33 años, con la que tiene cuatro hijos y dos nietos. Experimenta con la inteligencia artificial y el genoma humano para acercarse a la inmortalidad

¿Quién es la mujer mejor pagada de Estados Unidos? No es una persona muy conocida. Su nombre, Martine Rothblatt. Es consejera delegada de United Therapeutics, una compañía del campo de la biotecnología que se disparó en bolsa tras obtener el permiso para comercializar un medicamento para la hipertensión pulmonar en el 2013. Con el valor de la empresa, también subió como la espuma su salario anual, que alcanzó los 36 millones de euros, según la revista Fortune. Lo han leído bien, una cifra considerable. Pero lo más sorprendente no es lo que gana, sino lo que hace, cómo se define a sí misma y su trayectoria. Habla de inteligencia artificial, de la inmortalidad y del genoma humano. No es una idea. Lo está plasmando en robots como el Bina48, una androide en la que se han insertado datos como creencias, recuerdos y sentimientos de una persona real, no sin controversia en cuanto a los resultados de este experimento. El robot en cuestión es una réplica de Bina Aspen, su esposa.

Creadora del robot androide Bina48 que lleva insertado datos como creencias, recuerdos y sentimientos de una persona real

Rothblatt está casada con Bina -la real-, con la que tiene cuatro hijos y dos nietos. De hecho, no es un matrimonio entre lesbianas, o al menos no lo fue al principio. Cuando Rothblatt nació, hace 60 años, era hombre. Le gustaban las mujeres, como ella misma manifiesta. Pero a principios de los años noventa decidió transformar su género, porque también se siente mujer. Y también se siente transhumanista, el movimiento que ha creado junto con su esposa, el Terasem Movemenet Transreligion. Su fe es la tecnología, con la que creen poder llegar a ser inmortales tal como establecen en sus principios: la inmortalidad de la ciberconciencia.

Puede parecer una aspiración alocada, pero su vida misma ha sido una eterna exploración de los límites. Dejó la Universidad de California para viajar a Turquía, Irán, Kenia y Seychelles, donde pasó el verano de 1974 por una base de satélites de la NASA. Le llamó la atención, lo suficiente como para volver a la universidad y especializarse en legislación de satélites de comunicación internacionales. Después se convirtió en una de las impulsoras de la navegación por GPS y la radio por satélite, además de formar parte del proyecto de Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, que fue aprobado por la Asamblea General de la ONU a finales de 1998. Actualmente, a través de United Therapeutics, la empresa que la ha catapultado a la lista de la mujer mejor pagada, está trabajando en terapias para la cura del cáncer y con la posibilidad de suministrar órganos de cerdos transgénicos para trasplantes a humanos. Suena a debate de ciencia ficción, como el que suscitó Blade Runner, la película basada en una novela de Philip K. Dick donde humanos artificiales son fabricados con ingeniería genética. Fue estrenada en 1982, el mismo año que Martine Rothblatt se casó con su mujer, Bina. Seguramente una casualidad.