"Me quedé en shock. Suelo coger taxis en Vigo con frecuencia y el trato que me dan es exquisito, me ayudan en todo, con la compra, con las llaves... Pero en esta ocasión me tocó un auténtico maleducado". Habla María del Carmen Vila, una vecina de la ciudad pontevedresa, invidente, y que ayer le tocó vivir un episodio desagradable que creía ya más propio de épocas pasadas, con menos sensibilidad. Sobre las ocho de la tarde María del Carmen, acompañada de su perro lazarillo, se subió a un taxi en la parada de la calle Venezuela de la urbe, al lado del Corte Inglés. Sin embargo, cuando ya estaba sentada dentro del vehículo con su can, el conductor le obligó a bajarse. Se negaba -explica María del Carmen- a llevarla acompañada de su perro a pesar de que es un derecho recogido por la ley y la normativa local.

"Me sorprendieron sus malas formas. Se puso a gritar y a dar voces y tuve que salir del taxi", recuerda María del Carmen. Según explica, hacía años que no le ocurría algo parecido: "Este es mi segundo perro lazarillo. Con el primero, allá por el 2006, ya tuve algún problema, pero era al principio".

La fortuna quiso que estuviese en la parada una amiga suya que pudo ayudarla y anotar los datos del conductor del taxi, que abandonaba la parada poco después. Con ellos en la mano María del Carmen pudo llamar a la Policía Local. El lunes, explica, irá al departamento municipal de Consumo para presentar una queja por lo ocurrido. "No es solo por mí, sino también por el colectivo al que pertenezco. No podemos permitir que ocurran cosas así", concluye antes de agradecer la atención de los agentes y el apoyo de los transeúntes: "Me sentí arropada".

Desde la Asociación de Taxistas de Vigo también se censura lo ocurrido ayer en la parada de la calle Venezuela. Su presidente, Manuel Chorén, insiste en que se trata de un caso aislado y lo rechaza de lleno. "Estamos precisamente trabajando por lo contrario, que es abrir el taxi a la ciudad", anota el directivo, quien incide incluso en que el Concello debe actuar, con la normativa en la mano, para sancionar al chófer que haya incumplido la normativa.