Las últimas palabras siempre han preocupado a los personajes célebres. El problema es que, a las puertas de la muerte, en algunos casos, entre la agonía final, las frases que se pronuncian dicen poco del individuo, no son representativas.

Emitir un buen mensaje final ha sido una misión importante a lo largo de la historia de la humanidad. Una frase emotiva, conciliadora que asegurara el paso a la otra vida. Cuesta discernir cuáles de estos epitafios prematuros fueron pronunciados verdaderamente de los que se han convertido en leyenda, algo que dota de más misticismo este microgénero al que se puede llamar 'Las últimas palabras de'.

Maquiavelo

El filósofo político y escritor italiano invirtió su último aliento para dirigirse a un sacerdote. El religioso había ido a la habitación del diplomático para ayudarle en la recta final de su vida y este le espetó: "Yo quiero ir al infierno, no al cielo, donde sólo podré encontrar mendigos, monjes y apóstoles. En el infierno estaré rodeado de papas, príncipes y reyes".

Voltaire

El escritor, filósofo, historiador y abogado francés, una de las principales figuras de la Ilustración, dedicó sus últimas palabras a su enfermera. La cuidadora le preguntó al buen hombre si antes de morir quería renegar de Satanás, a lo que Voltaire contestó: "Creo que no es el momento de procurarme nuevos enemigos".

Mark Twain

El popular escritor estadounidense dijo antes de fallecer: "El paraíso lo prefiero por el clima, el infierno por la compañía".

William Faulkner

El narrador y poeta estadounidense William Faulkner estuvo al lado de su madre durante los últimos minutos de su vida. Para hacerle el tránsito más agradable empezó a describirle cómo era el Paraíso y a quién se encontraría allí. Cuando le explicó que volvería a reunirse con su marido, la anciana dijo: "¿Cómo? ¿En ese cielo voy a tener que encontrarme con tu padre? No es un hombre que me agradara demasiado".Mark Twain: "El paraíso lo prefiero por el clima, el infierno por la compañía"

Humphrey Bogart

Su condición de galán y el cigarrillo entre sus dedos es la imagen popular de Humphrey Bogart. El actor miró a su esposa Lauren Bacall a los ojos y torciendo los labios soltó: "Nunca debí cambiarme del scotch a los martinis". Bogart falleció a los 57 años, víctima de un cáncer de esófago.

Marlene Dietrich

Es considerada uno de los mitos más eminentes del séptimo arte, y ese áurea de misterio y glamour la acompañó hasta el fin de sus días. La actriz rechazó la ayuda espiritual que le ofreció un sacerdote y le echó de la habitación. "¿De qué voy a hablar yo con usted? Tengo una cita inminente con su jefe", le soltó.

Joan Crawford

La ganadora de un Oscar por 'Mildred Pierce', una de las grandes estrellas femeninas del Hollywood dorado, falleció a los 73 años a causa de un cáncer de páncreas y un infarto de miocardio. La actriz, que tenía un carácter de lo más complicado, conservó su genio hasta el último suspiro. Estaba muy grave y el médico consideró que no merecía la pena llevarla al hospital. El mayordomo de Crawford empezó a rezar en voz alta, desesperado, y ella le gritó por última vez: "¡Vaya! ¡No te atrevas a pedirle a Dios ayuda por mí!".