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Educación y crianza

Eva Millet: "La sobreprotección en los niños construye adultos desprotegidos"

La experta en educación advierte de los peligros de ejercer una hiperpaternidad convirtiéndose en padres helicóptero, apisonadora o mayordomo

Eva Millet alerta de los peligros del modelo de hiperpaternidad actual. / Oriol Campuzano

En pleno boom de los 'hiperpadres', aquellos que a través de una crianza híper sobreprotegen a sus hijos, la escritora y periodista Eva Millet (Barcelona, 1968), autora del blog educa2.info, advierte de las consecuencias de este peligroso modelo educativo. La autora de 'Hiperpaternidad, del modelo mueble al modelo altar' e 'Hiperniños: ¿hijos perfectos o hipohijos?' (Editorial Plataforma) explica que los padres helicóptero, que sobrevuelan siempre sobre sus hijos, lejos de ayudarles a crecer, terminan convirtiéndoles en "adultos desprotegidos". Su primera novela infantil, 'La última sirena' (BdBlok), ganadora del premio Boolino de narrativa infantil em 2018, tiene como protagonista a Clara, una 'hiperniña' de once años. A través de ella muestra la caricatura de esta realidad.

-¿Qué errores cometemos los padres de hoy en día?

-El principal error que cometemos los padres es que aspiramos a ser padres perfectos y a tener hijos perfectos, algo muy americano, por cierto, esa obsesión por la perfección. Y la perfección, en el ser humano, sencillamente, no existe. Existe en una fórmula matemática, en una puesta de sol, en un instante muy fugaz de la vida... pero, repito, no en el ser humano 'per se'. Creo que esa búsqueda inútil nos lastra, nos frustra y nos hace infelices. Lo más inteligente sería aspirar a ser padres razonablemente buenos y a educar hijos que se comporten como personas educadas y empáticas, que es lo que el mundo necesita.

-Cuentas que hemos pasado de tener hijos 'mueble', a los que hacíamos poco caso, a tener hijos 'altar', a quienes veneramos. ¿De qué formas expresamos esa hiperpaternidad?

-Hay una antropóloga americana, Meredith Small, que observa que hemos pasado de un culto a los antepasados a un culto a los descendientes. Sólo tienes que ver la decoración de un hogar de la España actual; las imágenes de los ancestros han desaparecido: han sido reemplazadas por fotos de los niños, haciendo mil cosas, o dibujos que empapelan las paredes, cual museos familiares. El 'panteón familiar', al igual que la pirámide demográfica, se ha puesto boca abajo: hoy se rinde culto al descendiente, no al antepasado.

La crianza 'híper' o sobreprotección es "extenuante" para los padres, indica Millet .Pixabay

-¿De qué forma se comportan los padres y las madres en las nuevas familias? ¿Cómo han cambiado los papeles?

-En la hiperpaternidad, el hijo se ha convertido en el eje absoluto de las familias: todo gira en torno a ellos. Los padres, con la mejor de las intenciones, creen que para que sus hijos sean felices han de evitar, a toda costa, que sufran y se equivoquen y están, constante y obsesivamente, pendientes de ellos. Creen que han de anticiparse a sus problemas, evitarles cualquier frustración y justificarlos a ultranza. Como resultado, tenemos esas caricaturas de la hiperpaternidad de las que hablo en mis libros y charlas: padres y madres helicóptero, guardaespaldas, mayordomo, chófer, asistente personal, apisonadora, mánager...

-¿Cómo ha influido la cocrianza, con la mayor involucración de los padres de hoy en día, para la construcción de unos futuros adultos educados en la igualdad entre hombres y mujeres?

-Más que involucrarse, es absolutamente importante que los padres compartan la crianza de los hijos con las madres. Estoy segura de que influirá en cómo ellos críen a los suyos. Es fundamental, vaya. Es sano y necesario y, aunque hay avances, todavía queda mucho por hacer. En el estilo de crianza híper, por ejemplo, que implica un trabajo aún mayor -si criar hijos 'mainstream' ya es cansado, criar hiperhijos es extenuante-, las hipermadres son las más afectadas. Está comprobado académicamente.

"La paternidad y la maternidad se han convertido en una especie de competición absurda a ver quién es mejor padre o madre, algo que, por cierto, nunca sabremos"

-¿Cómo nos influye ese temor a ser malos padres y esa obsesión con compararnos con los padres que hemos tenido nosotros?

-Influye en que la crianza se convierte en una especie de campo de entrenamiento para los hijos -a ver quién es el qué hace más cosas y más guays y lo hace mejor- y la paternidad y la maternidad en una especie de competición absurda a ver quién es mejor padre o madre, algo que, por cierto, nunca sabremos: los hijos no son solo producto tuyo, son fruto también de su tiempo, sus circunstancias y su propia personalidad. Hay cosas que no podremos controlar.

-¿Somos conscientes de que muchas veces trasladamos a nuestros hijos esa competitividad por ser el mejor en todo?

-Yo creo que no. La hiperpaternidad se ejerce con la mejor de las intenciones. Se nos está haciendo creer que esta crianza intensiva y obsesiva es lo mejor para nuestros hijos. Hay un efecto contagio y cierta falta de reflexión, pero es que vivimos unos tiempos tan frenéticos, que no tenemos ni tiempo para parar y pensar qué estamos haciendo aquí. Nuestros hijos, tampoco.

La sobreprotección genera adultos con baja tolerancia a la frustración.Pixabay

-¿Deseamos en el fondo un niño o niña perfecto, hecho a nuestra imagen y semejanza, y que además llegue a donde nosotros no hemos podido llegar?

-Sí, hoy más que nunca el hijo o la hija son un reflejo de tus aspiraciones. Y han de ser perfectos, claro. Dice Carl Honoré, uno de los primeros en hablar de la hiperpaternidad, que hoy tenemos que tener la casa perfecta, los dientes perfectos, las vacaciones perfectas y... los hijos perfectos. Algo agotador y poco realista, además.

-¿Qué efectos tiene sobre nuestros hijos este comportamiento sobreprotector?

-Creo que hay dos aspectos relevantes: el primero, la sobreprotección desprotege, produce personas ansiosas, con muchos miedos. Y vivir con miedo es un sinvivir. Como dijo José Antonio Marina, hay que educar en la valentía. La segunda, esta obsesión por modelar hijos perfectos y ese propio temor de los padres a que los hijos se frustren, está generando muchos jóvenes con baja tolerancia a la frustración lo que, a la larga, es un hándicap, porque la vida está llena de frustraciones.

"La obsesión por modelar hijos perfectos y el temor de los padres a que los hijos se frustren, está generando muchos jóvenes con baja tolerancia a la frustración"

-¿Estamos creando adultos inútiles?

-Tampoco diría tanto, pero es verdad que una de las características de esta crianza es que no les dejamos adquirir la tan necesaria autonomía para ir por la vida. Afortunadamente, al final la gente se espabila, o por lo menos eso quiero creer.

-Y por último, ¿tenemos miedo a decirles que 'no'? ¿Acaso lo asociamos con el fracaso?

-¡Uy sí! Hay miedo. El 'no' se ve casi como una agresión. Se ha confundido autoritarismo con autoridad y muchos padres han renunciado a ejercer esa autoridad. Por eso tantos maestros me comentan que muchos niños escuchan su primer 'no' en la escuela. No creo que sea por miedo al fracaso; más bien es debido a que existen unas corrientes de crianza cada vez más en boga con etiquetas como 'respetuosa', que, en el fondo, es 'permisiva', y un miedo de los padres a que el hijo se 'traume' al negarle algo y que no se lo perdone en la vida. Pero te puedo decir que llevo más de quince años escribiendo sobre temas de educación y que los límites -que suelen ir acompañados de un 'no'- son una herramienta fundamental para una buena crianza. Junto al amor, por supuesto.

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