En mayo de 2010, Kristine Barnett y Michael Barnett decidieron adoptar a una niña ucraniana en situación de emergencia en un orfanato de Florida. No obstante, lo que la pareja no sabía es que aquella niña, cuyos papeles decían que tenía 6 años, era en realidad una mujer adulta con enanismo que tenía alrededor de 19 años cuando llegó al hogar familiar.

Solo tres años después, la pareja abandonaba a la 'niña' en un apartamento de Indiana y se mudaba a Canadá junto a sus hijos biológicos evitando cualquier contacto con la menor, que en realidad no lo era puesto que tenía 22 años. Los Barnett abonaban la renta del piso, pero no costeaban el resto de los gastos. Y a raíz de esta decisión, la justicia estadounidense imputó a la pareja por abandonar a la supuesta “niña”.

Kristine defiende que la adopción fue un fraude ya que su hija adoptiva llegó a su hogar siendo adulta. De hecho, la familia acudió a un médico para que le hiciera pruebas y el especialista, tras comprobar sus registros dentales así como los signos del desarrollo sexual, afirmó en 2011 que la edad de Natalia, “era inexacta”, pero que tenía más de 18 años en 2011.

En 2012, la Corte Superior del Condado de Marion concluyó, basándose en evidencias médicas, que Natalia nació en realidad en 1989.

En 2014, la policía acudió al apartamento donde vivía Natalia para desahuciarla, pero ella les aseguró que tenía 9 años y que sus padres adoptivos la habían abandonado. De ahí que la justicia imputara a la pareja por abandono a un menor.

¿Por qué decidieron apartarla de sus vidas?

El motivo de tan drástica decisión fue, según afirma Kristine a declaraciones a Daily Mail, que Natalia comenzó a hacerles la vida imposible. “Quería matarnos”, explica la madre adoptiva mientras narra episodios donde la 'menor' trató de empujarla contra una cerca eléctrica, intoxicarla con lejía, amenazarla con que iba a apuñalarla...

“Hacía dibujos y decía que quería matar a los miembros de la familia, enrollarlos en una manta, enterrarnos en un patio”, afirma Kristine .

La mujer lamenta que se la pinte como una mala madre y maltratadora de niños pero defiende su calvario junto a Natalia: “Manchaba los espejos de sangre, saltaba del coche en marcha...” y añade que sus actos eran algo impensable de una niña pequeña.

Además, la mujer no se explica por qué el estado de Indiana la acusa de abandono cuando se ha determinado en varias ocasiones que la ‘niña’, era en realidad una mujer adulta. Tanto ella como su ahora exmarido se entregaron a las autoridades y han sido puestos en libertad bajo fianza.