Vestirte de dinosaurio, convertir en mascota a tu perro de peluche o pasear a una cabra con una correa. Estos días de confinamiento obligado disparan la imaginación de muchos ciudadanos para poder salir de casa, pero cuidado, porque más allá del ingenio de cada uno, la historia suele acabar en sanción.

Aunque el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha elogiado que, en general, la población está respetando las restricciones, hasta este viernes la Policía Nacional y la Guardia Civil ha detenido a más de 200 personas y ha alertado de la tendencia al alza de los arrestos por desobediencia.

Hasta este viernes, la Policía Municipal de Madrid había impuesto 2.507 sanciones y, en Cataluña, los Mossos han denunciado en los últimos días a 1.345 personas. El incumplimiento de la normativa puede acarrear desde multas de 100 euros -en caso de que la infracción sea grave la franja sería de 601 a 30.000-, hasta pena de tres meses de cárcel por desobediencia y de cuatro años por atentado a la autoridad.

En estos primeros días de estado de alarma, los agentes han visto de todo, desde ese ciudadano de Vigo que pidió ser detenido porque estaba harto de estar en casa con su madre, a esa pareja que decidió irse a la sierra de Madrid para "huir" del coronavirus. Estos últimos tuvieron que ser rescatados.

Y quién no ha visto a estas alturas a ese vecino de Murcia que sacó la basura disfrazado de dinosaurio, o a ese otro que, a falta de perro, decidió pasear su peluche por las calles de Palencia. Hasta los Mossos tuvieron que alertar ayer en las redes sociales: "Ni canarios, ni cerdos vietnamitas, ni una cabra", como la que vieron paseando con un vecino de Palafrugell (Girona). Idea que también se le ocurrió a otro de Monforte (Lugo), que dio una vuelta por el casco urbano con sus dos cabras sujetas con una correa.

Otros han intentado esquivar las multas con mentiras, como un hombre en Madrid que se hizo pasar por militar. No coló y lo detuvieron por incumplir la normativa de tránsito y por falsedad documental al presentar un carné falso.

Más allá del ingenio, también ha habido quienes no han querido dejar de lado sus aficiones deportivas (no han sido pocos los corredores y ciclistas que han recibido sanciones); ni sus ganas de pasarlo bien: un helicóptero de la Policía detectó el miércoles en Leganés (Madrid) a varios jóvenes haciendo una fiesta en la discoteca de un hotel. Cuatro personas fueron sancionadas.

Otros han sido "cazados" por partida doble. Los Mossos sorprendieron esta semana en Barcelona a tres personas que iban en un coche, en el que, para más inri, se encontró droga; y en Oviedo se arrestó a un conductor que circulaba sin carné, con el vehículo sin asegurar y sin la ITV en regla. Aparte del detalle de llevar a otros tres ocupantes.

Con el buen tiempo, algunos tampoco se han resistido a darse sus tradicionales baños por las playas, ahora desérticas. En la de San Lorenzo, en Gijón, un hombre de 64 años fue sancionado; y en la del Sardinero, Santander, la Policía detuvo a un bañista de 70 que se encaró con los agentes.

También fue arrestada en Tenerife una turista que provocó que un policía tuviese que tirarse a la piscina de su hotel, donde hacía unos largos; y un hombre que salió a pescar a la playa de Benítez, en Ceuta, que se encaró con los agentes. Pero los regates a la normativa de tránsito no se han limitado a espacios abiertos.

Bares que siguen abiertos

Algunos bares han hecho 'oídos sordos' al cierre y han tenido las consiguientes visitas de la Policía: En Madrid, la cosa acabó en sanción al dueño y los parroquianos, y en Zaragoza, varios asistentes fueron detenidos tras enfrentarse con los agentes.

Y en el capítulo del mal gusto está el incidente de Vitoria, donde una jueza envió a prisión a un joven que intentó robar en un comercio, escupió a las empleadas y las amenazó con "pasarles el coronavirus"; o el de Zaragoza, donde un grupo de guardias civiles tienen que permanecer en cuarentena tras recibir los escupitajos de una mujer detenida por violencia doméstica que había dado positivo.

Todo esto en la primera semana de encierro, en la que Marlaska ya ha avisado: La "coacción" a esa "minoría" insolidaria es "imprescindible".