Los intensivistas consideran que la desescalada y la previsión de una segunda oleada de contagios por coronavirus no debe ir acompañada en ningún momento de una pérdida de profesionales en las UCI, ya que el estrés profesional que han sufrido exige descanso.

Esta es una de las respuestas que da la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) a la pregunta de cómo se deben preparar a las ucis ante la desescalada y ante una posible nueva oleada de contagios.

La Sociedad entiende que las plantillas de estas unidades que se han ampliado deben mantener su número más allá de la vuelta a una situación pre-COVID-19, de cara a una organización del trabajo que permita asegurar el descanso.

En cuanto a los equipamientos, los intensivistas piden que exista un stock de, al menos, el 200 % de lo necesario habitualmente, que se habilite un sistema de reposición continuo y que se ponga en funcionamiento apenas comiencen a llegar los nuevos infectados, sin esperar a que se desborden las UCI.

Según la Semicyuc, la respuesta debe ser más precoz que hasta la fecha, con sistemas de monitorización que anticipen los escenarios a corto y medio plazo, e indicadores dinámicos.

Estos se deben acompañar de nuevos sistemas de información clínica que permitan medir el trabajo asistencial y obtener datos precisos que muestren cambios y posibles alarmas en tiempo real, así como una respuesta global del sistema sanitario y una redistribución de los recursos.

En la desescalada -dicen estos profesionales- se deben revisar las medidas de prevención con respecto a los familiares de los pacientes y, siempre que sea posible, se debe permitir la comunicación directa por encima de la telemática, así como dar solución a los problemas estructurales que la impidan.