El coronavirus se llevará el buffet y traerá la recepción digital a los hoteles. Estos son algunos de los muchos cambios con los que los establecimientos intentan adaptarse a la situación creada por la COVID-19, algunos de los cuales han llegado para quedarse, mientras que otros son provisionales hasta que se controle el virus.

El presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), Manuel Vegas, ha explicado a Efe que al sector no le queda más remedio que "reinventarse" ante la "revolución" que supone el coronavirus y que los hoteleros saben reaccionar "rápido y bien" porque están bastante acostumbrados a sufrir vaivenes, aunque no de esta envergadura.

Uno de los grandes damnificados por el coronavirus va a ser el buffet de los hoteles, ya que "no sería agradable ni recomendable" ver a gente "pululando" delante de la comida, aunque lleven mascarilla y guantes.

"Volveremos al desayuno continental que hacíamos hace 40 o 50 años", añade Vegas, que también augura un importante aumento de las comidas en las habitaciones, donde el cliente "estará más tranquilo" y sin contacto con nadie.

A la vez, habrá que optar por procesos "más simples" a la hora de elaborar los almuerzos y dejar de lado la moderna cocina de fusión, que requiere muchos pasos de elaboración, y volver a la comida tradicional, aunque sea provisionalmente.

Este hotelero también pronostica que, en cuanto volvamos a tener una situación sanitaria adecuada, el buffet será uno de los servicios que se restablecerá.

Otra de las cosas que cambiará a partir de ahora será la recepción de los hoteles, que se digitalizará y, en muchos casos, hará innecesario el mostrador físico de toda la vida.

Vegas explica que ya hay aplicaciones móviles que permiten hacer el "check-in" a distancia, de tal manera que cuando el cliente llega al hotel ya está registrado y con la habitación asignada.

Con solo acercar el móvil, que contendrá la tarjeta digital del hotel, el turista no necesitará tocar ningún botón en el ascensor ni tampoco en la puerta de la habitación, siempre y cuando todo esté adaptado al sistema.

Según Vegas, incluso hay aplicaciones que permiten hacer el pedido y el pago en el restaurante del hotel sin que venga ningún camarero y solo se establezca una cierta cercanía a la hora de traer la comida.

El presidente de esta asociación de directores de hoteles asegura que estas aplicaciones ya están en la calle y que muchos hoteles estaban estudiando implantarlas, "pero entonces no había prisa".

De cara a la reapertura hotelera, cree que no todos los establecimientos podrán invertir en estas tecnologías, pero muchos sí lo harán para evitar al máximo "el contacto entre personal y cliente".

Pese a que, según Vegas, los estándares del limpieza de los hoteles españoles no tienen nada que envidiar a los de ningún país del mundo, a la hora de reabrir los establecimientos se aplicarán protocolos de limpieza "especiales", como la utilización de material de un solo uso o de productos para eliminar bacterias.

Además, las sábanas que se reciben de las lavanderías industriales, en lugar de venir en paquetes de 50, deberían venir en juegos individuales plastificados y todos los establecimientos dispondrán de mascarillas, hidrogel y guantes; además los directivos exigirán seguridad extrema a sus proveedores.

El profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Pablo Díaz, especializado en turismo, considera que los hoteles de alta categoría podrán repercutir en el precio las inversiones necesarias para hacer estas adaptaciones, no así la mayoría de establecimientos destinados a un público medio.

En este sentido, los estudios de interiorismo se han puesto manos a la obra y ya están ideando soluciones para mantener a raya al virus.

Patricia von Arend, socia del estudio Denys & von Arend, ha explicado a Efe que para los que no quieran o no puedan permitirse una recepción cien por cien digital, se habilitarán varios espacios con mesa y sillas para atender a los clientes de manera individualizada, dejando atrás el mostrador tradicional y las colas.

También están apostando por crear un mobiliario más flexible que permita mover fácilmente los muebles, para que los clientes puedan desayunar en la habitación con comodidad, y por la utilización de materiales naturales y que no se deterioren tras una limpieza a fondo.

Pablo Díaz ve con preocupación el hecho de que, en primera instancia, los hoteles no puedan abrir las zonas comunes, como restaurante, bar o "spa", entre otros muchos servicios de los que depende, en buena parte, su facturación.

Como otros expertos, Díaz pronostica que la temporada de este verano no se salva con el turismo nacional, que "ayudará", pero que "no será suficiente", por lo que parte del sector necesitaría recurrir a algún tipo de ayudas públicas para sobrevivir.

Sin embargo, espera que a finales de la temporada estival, si el virus está controlado, empiece a haber cierta normalidad en el sector.

Algunos de los cambios que ha traído el coronavirus han venido para quedarse, pero otros muchos se irán diluyendo a medida que se controle el virus, exista una vacuna o las restricciones sanitarias se levanten.

Manuel Vegas cree que todas estas medidas darán seguridad a los clientes a lo hora de alojarse en estos establecimientos, aunque se pregunta cómo van a comprobar los hoteles que los turistas están libres de virus, por lo que considera indispensable que haya algún tipo de control al respecto.

Ha explicado que en China todo el mundo lleva en su móvil una especie de código de barras, que te dice si puedes entrar o no en los establecimientos o tienes que quedarte en casa, pero entiende que este tipo de control es más difícil de establecer en otros países como España.