"Damos muchas órdenes de una forma absolutamente aburrida a nuestros hijos e hijas, pensando que van a comprender la importancia de lo que les pedimos. Si entendiéramos cómo es un niño, sabríamos que en su mundo lo que más importancia tiene es el juego y lo utilizaríamos para conseguir nuestros objetivos". Esta reflexión es de la psicóloga deportiva Patricia Ramírez, autora del libro 'Educar con serenidad'.

Según nos cuenta, tenemos infravalorado el juego porque lo asociamos a la conducta irresponsable y poco seria. Pero el juego es todo lo contrario. Es un método de aprendizaje que permite adquirir conocimientos en un ambiente relajado y lúdico, en el que uno no se siente evaluado. "Está demostrado que todo lo que se aprende jugando, se entiende, retiene y reproduce mejor", nos dice Patricia Ramírez en este vídeo de la plataforma Gestionando hijos en el que nos da pautas para conseguir que nuestros hijos e hijas cumplan normas a través del juego.

El juego, potente herramienta educativa

El juego es una potente herramienta para conseguir que nuestros hijos cumplan normas. Y si no, párate a pensar. Gracias al juego podemos conseguir, por ejemplo, que nuestros hijos se duchen en tiempo récord, apuntando sus tiempos como si de una competición se tratara, que nuestros hijos coman como príncipes, queriendo emular buenos modales en la mesa. O que crucen siempre por el paso de cebra si les contamos que las rayas blancas son troncos que hacen de puente y que el resto de la carretera es un río.

Claves para educar jugando

1.- Entender que el objetivo más importante de educar es conectar con nuestros hijos y no ejercer el aquí mando yo. Visto así, dejaremos de menospreciar el juego y lo entenderemos como un perfecto aliado para educar, porque el juego nos conecta con nuestros hijos mucho más que los sermones o las amenazas.

2.- Traducir lo que quieres conseguir en un juego que pueda interesar a tus hijos. Por ejemplo, si les gusta correr y ser más rápidos, podrías hacer juegos de rapidez para ordenar los juguetes. Si en cambio les gusta más clasificar, podrías animarle a recoger los juguetes por clases o colores.

3.- Apostar por juegos de cooperación y que compitan contra sí mismos y no contra sus hermanos. Será mejor apostar por batir el récord familiar a la hora de salir de casa por las mañanas que comparar si un hermano ha tardado menos que otro.

4.- Explorar con los expertos (es decir, nuestros hijos) cómo jugar para conseguir su colaboración. Como apunta el neurospicólogo Álvaro Bilbao, nuestros hijos son tremendamente creativos. «. Por eso, ellos son capaces de traducir en juego cualquier actividad y podemos acordar con ellos cómo hacer esa traducción. Seguro que las batallas mañaneras se convierten en oportunidades para jugar.

5.- Darle mucho peso al juego en vuestra vida familiar. Dejarse llevar por la diversión y la creatividad que se fomentan con el juego nos aporta conexión, relax y salud.