Los especialistas en Salud Mental prevén un aumento de casos de agorafobia y de cuadros de ansiedad ante el temor a salir de casa por el coronavirus. Aunque aún no existen estudios epidemiológicos al respecto, lo cierto es que los psicólogos ya empiezan a detectar un aumento de las consultas por problemas de ansiedad derivados de la pandemia, tanto por los efectos sanitarios como por su repercusión económica y social.

Aseguran que, si bien algunas personas han necesitado apoyo emocional durante el confinamiento -trastornos de conducta, pesadillas-, muchos lo demandan ahora, al sentirse más nerviosos y temerosos con la vuelta a "cierta" normalidad. "Ahora que tienen que salir, les está costando mucho porque es cuando tienen realmente la percepción del peligro. Es ahora cuando salen los síntomas de ansiedad, las agorafobias y los miedos en general", señala la psicóloga María del Carmen Rodríguez, profesora de Psicología de la UOC.

Para José Manuel Alemán, psicólogo clínico, miembro del Colegio de Psicología de Las Palmas y profesor de Psicopatología de la Universidad Fernando Pessoa, hay que distinguir entre tres grupos. Por un lado, aquellas personas con una historia previa de agorafobia "que han llevado muy bien el confinamiento porque se sienten protegidos en casa"; y aquellas personas que, también con una historia previa de trastorno agorafóbico, estaban avanzando con el tratamiento antes de la pandemia, saliendo poco a poco, enfrentándose a sus miedos y que la crisis sanitaria ha frenado dicha dinámica, con lo cual sufren una "reagudización" de los síntomas y una dificultad para volver a empezar. En tercer lugar, destaca aquellas personas que no tenían previamente síntomas de este tipo y ahora les cuesta salir de casa por el miedo al virus. El experto da las claves para diferenciar la agorafobia del miedo al contagio.

"La diferenciación es sutil, porque desde el punto de vista del comportamiento el problema es el mismo, la persona evita salir a la calle. En la agorafobia, la persona tiene una necesidad de huir, escapar de determinados lugares como respuesta a su propia ansiedad. Sufre una ansiedad intensa y huye hacia un lugar seguro, que puede ser su casa o un acompañante que le dé seguridad... Mientras que en este caso la ansiedad está vinculada a la posibilidad de contagiarse o contagiar a otro. El monstruo que intento evitar en un caso es la propia ansiedad, y en el otro un virus".

Alemán apuntó que entre la gente que teme al contagio, existen dos vertientes, miedo a ser contagiados por parte de otros, y preocupación a contagiar a otros, sobre todo a seres queridos mayores y vulnerables. "No hay datos epidemiológicos, aún es pronto y el confinamiento muy reciente, pero si podemos anticipar que va a haber un repunte en ciertas tendencias de ansiedad en salud por hipocondría o aprensión, relacionada con el virus. Esto es así por la propia lógica de la situación, hay mucha incertidumbre sobre cómo va a evolucionar todo esto, cuáles son las conductas de seguridad, cuáles no... Toda esa incertidumbre al final es un caldo de cultivo para que haya un repunte".

El especialista reitera que, si bien ya se percibe un aumento en las consultas de este tipo, aún no se sabe si epidemiológicamente va a ser significativo. "Creo que lo va a ser, para mí es evidente que esto va a ir a más pero, insisto, es mi opinión".

Recomendaciones

Para que el miedo a salir a la calle por temor al contagio o a contagiar no se convierta en una patología el psicólogo aconseja iniciar una exposición gradual para enfrentarse a esos temores e ir recuperando poco a poco las actividades que hacía antes de la pandemia. "Lo primero es analizar si uno está afectado hasta un límite que requiera ayuda por parte de un profesional de salud mental, si alguien se ve incapacitado para dar pasos, tiene que consultarlo", advirtió.

En el caso de que la persona se vea capaz de gestionar ese miedo o aprensión, el psicólogo aconseja enfrentarse a la situación como a cualquier otro tipo de miedo. "Progresivamente debe ir evaluando qué comportamientos le están perjudicando -no salir, estar demasiado tiempo en casa, no ir a comprar, evitar a personas que en realidad le vendría bien estar con ellas-. Ante ello hay que plantearse un plan progresivo de empezar a hacerlas poco a poco, con prudencia, para tratar de recuperar paso a paso el terreno perdido por el miedo".

La clave, según José Manuel Alemán, está en intentar que los pasos a dar sean lo suficientemente pequeños como para poderlos afrontar y que la ansiedad no le paralice. "Lo prudente es empezar poco a poco, salir alrededor de casa a una hora en la que no haya mucha gente, con mascarilla y a partir de ahí ir poniéndose retos cada vez mayores, aceptando que va a experimentar un cierto nivel de incomodidad o de inseguridad. Si lo hace con continuidad, poco a poco se irá acostumbrando y perdiendo gradualmente esa ansiedad, ese miedo. Básicamente es una cuestión de plantearse una recuperación gradual del terreno perdido, aceptando experimentar un poco de incomodidad al principio".