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Quinta entrega

Ruta por la España perimetrada: Cuando el virus asedia al hospital

Enfermos mezclados en el principal centro sanitario de Toledo, una obra que llega tarde y salud o economía en la órbita sir de Madrid

Ruta por la España perimetrada: Cuando el virus asedia al hospital

Un estarcido de sangre seca y vieja manchaba el zócalo de una pared principal del área de Trauma del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, y la enfermera recién llegada Gemma Torrejón no podía apartar la vista del detalle, hasta que inquirió a un compañero: "¿Y esto?". Y él le contestó: "Uy, tú es que vienes de un hospital muy fino".

Ya ha pasado un lustro. Gemma Torrejón, que se había trasladado del flamante clínico de Talavera de la Reina, comenzaba a aprender que había llegado a un centro sanitario muy viejo y cansado. Hoy explica aquella falta de higiene por la desidia y el cansancio de "la eterna espera de un hospital nuevo. Es que ya son doce años de obra interrumpida".

La terraza del Parador de Turismo de Toledo, insualmente vacía. José Luis Roca

La ciudad en la que vive es, de todas las capitales de Castilla-La Mancha, la que más incidencia tiene de covid: 346 por 100.000. Una grave concentración de virus en Talavera (740), supera a Toledo con creces, pero en aquel punto del límite con Extremadura no pasa, como en Toledo, que los enfermos no caben en el hospital.

En el de Toledo las camas se aglomeran en torno al control de enfermería de Urgencias, alineadas una detrás de otra como vagones. Las enfermeras pasan por el imaginario andén tomando la temperatura a la doliente carga de cada colchón, y apretando alguna mano que se alce para pedir. Dentro, en la UCI, 34 personas de esa planta están intubadas.

"La falta de espacio en Urgencias está provocando que esperen a ser atendidos sospechosos de covid mezclados con enfermos de otras patologías", denuncia la enfermera de ese área del Virgen de la Salud Guadalupe Pérez.

Pese a que lleva 20 de sus 45 de edad atendiendo en Urgencias, no deja de estresarse por la inusitada presión. "Es que ahora ni siquiera podemos garantizar una zona de limpio y otra de sucio", cuenta a la puerta del hospital, entre el goteo de ambulancias -constante, como ya se vio en Pamplona- que llegan al centro sanitario.

Guadalupe Pérez, enfermera del Hospital Virgen de la Salud en Toledo. José Luis Roca

El covid rompió la muralla e hizo una peligrosa incursión en el Virgen de la Salud en septiembre pasado: brote en las áreas de Vascular y Neurocirugía. A duras penas los médicos rechazaron la invasión. Más o menos desde entonces cada día es una jornada al borde del colapso.

Se hace imposible separar bien a los enfermos. A la puerta de Urgencias, sanitarios, técnicos de ambulancias, pacientes y visitas se arremolinan y separan en un revuelo algo desordenado. El día de Difuntos, por la mañana ya había 36 personas en espera. Diecinueve dieron "covid positivo". En la semana 34 de la pandemia, el coronavirus ha puesto sitio al hospital de Toledo.

El edificio inerte de Benquerencia

En la biografía de Gemma Torrejón se cruzan dos planos de la pandemia en España: se ha contagiado de covid y su hija vive y trabaja en el Madrid rebelde de Isabel Díaz Ayuso. A Torrejón acaban de darle el alta después de que, el 11 de octubre, se contagiara, y tras recorrer en 20 días de postración todo el catálogo de síntomas: cansancio, fiebre, cefalea, debilidad muscular, diarrea e insuficiencia respiratoria.

Gemma Torrejón, secretaria general del sindicato Satse en Toledo. José Luis Roca

Aún le duele la espalda si respira fuerte. El puente de Todos los Santos, cuando ya terminaba su aislamiento, su hija la llamó desde el centro comercial Río 2 de Madrid. Es dependienta en una tienda de Levi's. "Mamá, esto está petao", cuenta Gemma que le dijo.

Hoy Torrejón es secretaria provincial del sindicato de enfermería Satse, desde donde ha visto rebanar lonchas a la sanidad pública de la región. "Cuando no se hacía tan visible la necesidad de una sanidad fuerte, la fueron recortando. Y ahora nos coge la pandemia en esta situación", lamenta.

En las afueras de Toledo, la N-400 salta el Tajo y discurre entre campos inquietantemente secos para ser ya otoño. En un margen de la carretera está el polígono (antes lo llamaban barrio, y antes pueblo) de Santa María de Benquerencia. Y no viene mal el nombre: hace ya doce años que se espera allí la inauguración del nuevo Hospital Universitario de Toledo. La presidenta María Dolores de Cospedal nunca le cortó la cinta. Son en realidad 20 años desde que surgió la necesidad, y doce años; justo desde 2008, que la crisis financiera afiló las tijeras.

Ahora los servicios del hospital viejo van a empezar a trasladarse al que se planeó antes del estallido de la burbuja como uno de los sanatorios más grandes de España. Pero no le dará tiempo al gigante a levantarse y pelear contra el covid. Todavía tiene vallas de obra alrededor, y el gran cartel de su directorio tapado por una lona de albañilería.

Pero casi está terminado. Pronto empezará la mudanza. Los últimos en salir del Virgen de la Salud serán los de Urgencias... para junio de 2021. La segunda ola que azota a Toledo será ya historia.

Un hombre espera sentado a su familia, en los alrededores del Hospital Virgen de la Salud. José Luis Roca

La onda expansiva de Madrid

Vuelta atrás en la ruta, al norte. Los municipios manchegos aledaños a la comunidad de Madrid forman un cinturón preocupante por cuanto madrileños y toledanos se cruzan y sudan juntos en las naves industriales que han crecido en la frontera para aprovechar el metro cuadrado más barato.

"Los sanitarios ahí están mal, muy tensionados. Lo que pasa en Madrid, pasa en Toledo", recuerda Guadalupe Pérez. Una parte de la clase menestral de Madrid en realidad vive en Toledo. Son fontaneros, escayolistas, albañiles, herreros que a diario salen de los pueblos al sur del límite madrileño y entran en las obras y polígonos industriales de la gran conurbación.

El covid de Madrid es su covid. Pura onda expansiva. Y en pocos sitios de fuera de Madrid se siguen más las decisiones de semicierre perimetral de Díaz Ayuso que en este extremo de Castilla-La Mancha.

Los pueblos del eje Seseña-Illescas tienen mucho virus; son puntos azules oscuros en el mapa de la Dirección General de Salud Pública, lejos del blanco que lucen las aldeas Mancha abajo.

El edificio inerte del nuevo hospital que aún no ha empezado a funcionar en Toledo, pese lo que se necesita ahora, en la segunda oleada de covid. José Luis Roca

En el Centro de Salud de Illescas han empezado a gestionar casos de su vecino Yuncos. Son sinergias: los más graves irán al embudo de Toledo. Tanto Illescas como Yuncos ya estrenaron el mes de octubre con incidencias alarmantes: 736 y 827 por 100.000. Fuera del consultorio, un hombre le cuenta a otro que tiene una contusión. "Pero no me han hecho radiografía por no saturar más", le explica.

Desde el locutorio toledano Stephany, Simona Bely envía pocos euros a la familia en Maimón, República Dominicana, porque el trabajo de cuidar ancianos escasea; en las casas no se fían. "Es duro ser inmigrante ahora. Estás sin familia, esperando no enfermar", cuenta. Simona se debate a solas en medio del huracán de la crisis: "A veces no tienes ni para vivir", dice. Mejor que no busque trabajo en Illescas.

Simona Bely, dominicana, espera turno para enviar dinero a la familia en un locutorio toledano. José Luis Roca

No se vende ni una espada

A la sombra el enorme alcázar, el comerciante Rafael González abre y cierra cada día su tienda de souvenirs Artesanía A. González. La heredó de su padre, que aún le da nombre. Dentro brillan los damasquinados, las taraceas, las figurillas de Don Quijote, las espadas y las armaduras, sin clientes que las miren pensando en qué parte del salón las colocarían.

"No viene el turismo No se vende ni una espada", lamenta el tendero. González es un ejemplo de la dependencia de la ciudad con respecto a la capital: de ella le llovían los buses de turistas; a ella iba antes del confinamiento perimetral cuando quería distraerse; y del Atlético de Madrid se hizo socio ferviente, hoy encadenado a la tele, sin posibilidad de seguirlo por Europa.

Porque es el dueño y no tiene empleados, ni alquiler que pagar, puede Rafael González aguantar atrincherado con su arsenal de mentira. Junto a las espadas y armaduras expone paquetes de mascarillas con bandera y sin bandera. "Es que es lo que más se vende ahora", se excusa.

Rafael González, vendedor de artesanía para turistas, resiste atrincherado con su arsenal de armas de mentira. José Luis Roca

En la terraza del parador, con inigualable vista sobre la ciudad y ahora extrañamente vacía, los gorriones, acostumbrados a que el público les echara migas de pan, buscan ahora en vano humanos de los que comer. No hay muchos por allí.

"Está esto muy tranquilo", dice eufemísticamente la camarera Alcázar Castro. Mirando hacia la catedral, que ha empezado a iluminarse con el atardecer, dice que echa de menos las bodas. Ahora no se celebran en el cigarral. "Es por el covid -explica-. Aquí somos estrictos: si vienen siete a comer, cuatro en una mesa y tres en otra", cuenta con expresión apenada.

Ciento treinta y siete kilómetros de autovía y carteles de "Estado de alarma" más al sur, en Consolación (Ciudad Real), el bar Casa Juan abre el comedor a los camioneros que pasarán la noche en su aparcamiento. Preside cada mantel un búho de plástico sujetando un papelito: "Mesa desinfectada. Se puede usar". En la pared, una virgen blanca luce dos medallas militares. La camarera la mira y explica: "No es la de aquí, es la patrona de Membrilla,que este año no ha hecho romería".

Ya es noche cerrada. Toledo queda atrás. En el centro de la ciudad suenan unas campanadas; y en las afueras, a las avenidas que rodean al nuevo y vacío hospital han salido algunos vecinos a correr, con o sin perro, con o sin mascarilla. Ninguna luz da señales de vida en los búnkeres del centro sanitario. Los habitantes de los pisos de nueva construcción de Benquerencia hacen ejercicio alrededor del edificio inerte. El jogging, ya se sabe, es bueno para la salud.

Quinta etapa de la ruta por la España perimetrada. José Luis Roca

Quinta etapa de la ruta por la España perimetrada.José Luis Roca

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