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Crisis del coronavirus

Cómo lidiar con el cuñado negacionista en Navidad

La herramienta psicológica para convencer a los que quieren que nos veamos a toda cosa es decirles que no nos mueve el egoísmo sino el bien de todos

Los mayores son los que más riesgo corren en las reuniones familiares.

La familia de Jorge, médico de profesión residente en Madrid, decidió hace un mes celebrar una comida familiar, con todos los hijos y nietos. A los pocos días, Jorge empezó a encontrarse muy mal. Ingresó en una uci y murió en menos de una semana. Hace una semana, Almudena estuvo al lado de su padre, de 80 años, en un hospital de Barcelona tras una operación de rodilla. Almudena empezó a tener síntomas compatibles con covid-19. Se hizo la prueba y, efectivamente, estaba infectada. También su padre, que falleció unos días después.

Estas son las personas y las familias que están detrás de las cifras de la pandemia. Esta es la realidad del coronavirus. Este es el riesgo que implica el contacto con otros, con nuestra propia familia. Involuntariamente podemos contagiar a nuestros seres queridos. Se acerca la Navidad y todo son interrogantes.

Nos espera una Navidad extraña y anormal. Primer error. Las palabras cuentan. Así que no la llames ni extraña ni anormal. Y mucho menos triste. Apuesta por otros adjetivos menos dañinos y más positivos, como Navidad nueva, original o diferente. "El valor de las palabras es muy importante", explica Mercedes Bermejo, psicóloga, experta en terapia familiar y directora de Senticuentos, una colección de libros infantiles para ayudar a las familias a abordar problemas como el acoso, el abuso sexual, la enfermedad o la separación. ¿Qué herramientas psicológicas tenemos para vivir en familia una Navidad nueva, original y diferente? Aquí, seis claves.

¿Cómo afrontar la Navidad?

Estas fiestas serán diferentes, pero no las juzgues antes de vivirlas. Lo primero que deberíamos hacer es no idealizar las navidades anteriores al covid-19. "Enero es uno de los meses del año en el que los psicólogos tenemos más trabajo. En estas fechas nos vemos más, nos reunimos más y surgen conflictos y crisis. Por eso las familias acuden a nuestras consultas", destaca Bermejo, directora de Psicólogos Pozuelo. La primera lección está clara: piensa en la cantidad de roces, discusiones o conflictos que te vas a ahorrar.

¿Cómo lidar con el cuñado negacionista y el familiar que nos quiere ver a toda costa?

Hay personas que temen más al coronavirus que otras. También los hay que están más cómodos en soledad que otros. "Es importante respetar las decisiones de cada uno. Pero siempre acorde con las recomendaciones sanitarias. Son fechas señaladas y hay ganas de verse, de acuerdo. Sin embargo, hay que apelar a la prudencia porque la comunidad científica nos advierte de una tercera ola", detalla Bermejo. La herramienta psicológica que tenemos para tratar de convencer a los que quieren una Navidad tradicional es la siguiente: "No les digas que no quieres verles para protegerte a ti sino para protegerlos a ellos. En realidad, lo que estás haciendo es un acto de generosidad". No se trata de no verse sino de buscar alternativas. "Retomemos viejas costumbres, como mandar postales de Navidad. También podemos dar paseos al aire libre o quedar para vernos online. Cada familia -concluye la experta- debe encontrar su plan navideño". Nunca te expongas a un riesgo que no quieres porque generará malestar en la convivencia y en los encuentros. No vale la pena. Es mejor que reine la prudencia.

¿Cómo demostrar afecto a los abuelos sin verlos?

Tenemos que buscar alternativas creativas para manifestar nuestro amor a los abuelos, la población de más riesgo en la pandemia. "La tecnología nos ayuda porque podemos estar en contacto con ellos a través de una pantalla. Además, ¿por qué no les enviamos a su casa o a la residencia algunas manualidades hechas por los nietos? Una tarjeta dedicada o decoración navideña les hará mucha ilusión". Hay que tener en cuenta que en muchos hogares están especialmente tristes porque ha habido muertes. No hay que negar la tristeza. La recomendación profesional es que dejemos espacio a las emociones negativas, pero nunca desagradables.

¿Cómo contagiar la ilusión a los más pequeños?

Los niños y las niñas nos han demostrado desde el pasado mes de marzo que tienen una formidable capacidad de adaptación. Su cerebro es más pequeño, pero realiza muchísimas más conexiones neuronales (llamadas científicamente sinapsis). "Si hay un órgano que sirve para adaptarnos es el cerebro. Y si hay un cerebro que se adapta es el de los menores sanos", argumenta la neuropediatra María José Mas, experta en neurodesarrollo y autora de 'El cerebro en su laberinto'. La psicóloga Bermejo insta a los adultos a anticiparse para que los peques no se frustren con una Navidad tan diferente como esta. Por no haber, no habrá ni cabalgata (al menos, no la tradicional). "Los papás y las mamás tenemos que hablar con ellos sobre los cambios. No les digamos que estas fiestas van a ser peores. Tampoco mejores. Simplemente diferentes. Nuestra actitud debe ser positiva. Y el lenguaje, adaptado a su edad. No debemos lanzar el mensaje de que el coronavirus mata a los abuelos y que por su culpa no podemos vernos. Mucho mejor es la opción de hacer equipo y que para que el virus se vaya de nuestra vida hemos de estar un tiempo sin vernos. Tenemos que intentar pasar unas Navidades lo más bonitas posibles por ellos". Bermejo recomienda jugar con nuestros hijos e hijas, pasar tiempo con ellos y, sobre todo, reírnos con ellos.

¿Debemos ocultar información a los peques?

No, pero la información se debe ofrecer filtrada. Los críos no necesitan saberlo todo. No necesitan ser conscientes del nivel de sufrimiento que está provocando esta pandemia. Es tan peligrosa la desinformación como la sobreinformación. Hay que adaptarse a la etapa evolutiva de cada menor e intentar explicarles las cosas con cariño. "Está en nuestra mano hacer que esta Navidad sea inolvidable para ellos. Se lo contarán a sus nietos", sonríe la experta. Madres y padres tenemos la experiencia y el entrenamiento del confinamiento. Si los adultos estamos bien, ellos también.

¿Cómo hacer que los adolescentes cumplan las normas?

A partir de la preadolescencia -donde los chavales se despiden la fantasía y el pensamiento mágico- podemos utilizar un lenguaje más adulto. La receta psicológica más apropiada es hacerles partícipes, preguntarles cómo piensan ellos que podríamos celebrar las fiestas. "Ellos deben sentir que su opinión cuenta. Negociemos argumentemos y alcancemos un consenso. Están en una etapa vital de egocentrismo, pero hay que fomentar la empatía y la coherencia". Es decir, demos ejemplo en casa. No podemos prohibirles que vean a sus amigos por precaución frente al virus y nosotros irnos a una cena de empresa.

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