5 años del Momo Challenge, el personaje ficticio que aterrorizó a los niños de medio mundo

Se trató de un falso reto viral que usaron los ciberdelincuentes para chantajear a los menores

La imagen del personaje Momo

La imagen del personaje Momo / INFORMACIÓN

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“¡Que viene el Momo!” es una “amenaza” que en España han escuchado los niños de varias generaciones cuando papá o mamá querían conseguir algo de ellos usando la vía del miedo. Pues bien: el “Momo” llegó y fueron los padres los atemorizados.

La alarma cundió en 2019 después de que un supuesto reto viral que surgió en 2018 en Japón, y que se trasladó rápidamente a otros países del mundo, recalara en España. Entonces, el suicidio de un menor y el intento de otro en un plazo de 12 horas en València y la posible vinculación de estos hechos con un reto viral -extremo que después fue descartado por la Policía- lo volvieron a poner de actualidad.

Se trataba del “Momo Challenge” o “Reto de Momo” que aterrorizaba a los niños mediante un siniestro personaje que les chantajeaba para que cometieran acciones peligrosas y, en última instancia, el suicidio.

“Momo” aparecía en mitad de vídeos de Youtube que suelen ver los niños, como capítulos de la serie animada “Peppa Pig” o clips sobre el popular juego online Fortnite, pidiéndoles que se pongan un cuchillo en el cuello o amenazándoles con visitarles de noche y matarlos.

La celebrity Kim Kardashian también contribuyó a dar visibilidad global al tema pidiendo en Instagram a sus 130 millones de seguidores que presionaran a YouTube para borrar todos los contenidos de Momo de su plataforma.

El “Momo Challenge” en sí mismo era un bulo, una leyenda urbana. La historia contaba que les llegaba a los más pequeños a través de WhatsApp o Facebook, donde la terrorífica muñeca les pedía que la añadieran como contacto y, luego, que llevasen a cabo desafíos como encender el gas en casa o ingerir pastillas.

En Reino Unido tanto escuelas como diversas instituciones lanzaron alertas informando a los padres sobre “Momo”, que tiene un rostro desfigurado, con ojos saltones y sonrisa inquietante, el pelo largo y un cuerpo de pájaro.

La escuela primaria Haslingden explicó en su página de Facebook que esos vídeos podían ser “extremadamente angustiantes para los niños“, por lo que pedía a los padres estar atentos a lo que ven sus hijos a través de la tele, la tablet o el móvil.

El Servicio de Policía de Irlanda del Norte también emitió un comunicado sobre este fenómeno. WhatsApp, por su parte, pidió a sus usuarios que bloqueen los números relacionados con el “Reto de Momo” y que denunciasen si recibían solicitudes de contacto con ese nombre.

En Francia un padre aseguraba que su hijo de 14 años se había quitado la vida con el cinturón de su kimono tras ver vídeos de “Momo”, si bien este último extremo nunca fue confirmado oficialmente.

Tras el supuesto juego no se escondía otra cosa que un delito de ciberacoso, phising y estafa. Una vez que los menores añadían en su móvil a “Momo”, el delincuente de turno que se encontraba detrás del engaño les convencía de que están siendo observados o seguidos y, más tarde, llegaban las amenazas. En algunos casos se usó para exigirles fotos de índole sexual o, incluso, los datos bancarios de los padres.

YouTube emitió un comunicado en el que anunciaba que la imagen de “Momo” había sido prohibida en su plataforma infantil YouTube Kids.

El canal de vídeos de Google sostuvo que “no había recibido ningún enlace de vídeos que muestren o promuevan el Reto de Momo en YouTube”, aunque admitía contenidos dirigidos a crear conciencia y educar sobre el problema.

Otra medida adoptada por YouTube fue la de prohibir la monetización de todos los vídeos que mencionan a “Momo”, incluidos los de los medios de comunicación, con el argumento de que infringe las pautas de contenido para anunciantes. Del mismo modo, insertó advertencias en algunos vídeos sobre Momo que alertan a los espectadores sobre contenido “inapropiado u ofensivo”.

El origen de la imagen de Momo

La imagen de Momo procede de “Mother Bird” (“Madre pájaro”) una escultura de Keisuke Aiso que en 2016 se expuso en una galería de arte en Ginza, Tokio, en el marco de una muestra sobre pesadillas. Vanilla Gallery se caracteriza por sus exposiciones de arte alternativo y, con frecuencia, con el terror como temática.

La exposición de 2016 tuvo como obra destacada la escultura humanoide de “mujer-pájaro”, que llamó tanto la atención que muchos fueron solo por fotografiarse junto a ella.

El artista no ha llegado a saber nunca quién fue el que usó la imagen de su obra para desencadenar un fenómeno viral mundial que no le gustó en absoluto. “Yo también tengo niños pequeños y me hago cargo de la preocupación de los padres”, afirmaba Keisuke Aiso en una entrevista en un medio japonés.

Aiso no sabía qué hacer con la fama involuntaria que le había llegado sin esperarlo. El creador aseguró que había recibido llamadas telefónicas de agentes extranjeros que le pedían que les vendiera los derechos de la imagen de Momo para posibles producciones cinematográficas. Ahí está el precedente de “Slender Man”.

Aunque la escultura original de “Mother Bird”, realizada en silicona y de un metro de altura, la tiró a la basura después de que se estropeara y antes de que estallara el boom de “Momo”, los moldes de yeso utilizados para hacer la ahora figura icónica están en algún lugar entre las toneladas de material desechado apiladas detrás de su taller.

Los números de Momo

A medida que el bulo corría por las redes sociales, empezaron a surgir los números de Momo en varios países:

► México: +52 668-173-4379

► Colombia: +57 313-529-2569

► Japón: +81 345-102-539

De todos ellos, el original es el que tiene el prefijo de Japón y en torno al cual surgió toda la historia. La leyenda urbana dice que al añadir en tu móvil el número, a las tres de la mañana recibías mensajes de “Momo” en tu idioma, algunos de los cuales eran imágenes violentas o de crímenes.

Otra versión es la que cuenta que el espectro pone a prueba tu valentía invitándote a realizar determinados desafíos peligrosos.

Sin embargo, la realidad es que nadie contesta cuando llamas, tal y como constató este youtuber español y pudo comprobar también este medio:

Aun así, las policías de muchos países difundieron en aquel momento en sus propias redes sociales la amenaza que este viral podría causar, ya que los ciberdelincuentes se aprovechan de quienes añaden a Momo para obtener información personal de los mismos:

Otro caso de "pánico moral"

El fenómeno de Momo es lo que los expertos en seguridad informática y los estudiosos de las leyendas urbanas conocen como un caso de pánico moral, que ocurre cuando una farsa es alimentada por temores que pueden ser bienintencionados, pero infundados. Su eco y difusión en los medios de comunicación es el ingrediente definitivo.

Ocurrió algo similar con el “Juego de la Ballena Azul”, un precedente muy parecido al del “Reto de Momo” y que respondía igualmente al miedo de los padres sobre lo que puede pasarle a sus hijos si ven o hacen algo relacionado con las nuevas tecnologías.

Yuki Yoshida, un escritor independiente y autor de libros sobre leyendas urbanas y misterios sin resolver, señala que el pánico provocado por el “Reto de Momo” puede ser un reflejo del temor que el público alberga hacia las redes sociales como un foco de violencia no controlada y otros comportamientos indisciplinados.

Consejos para proteger a los niños de estos juegos peligrosos

Los padres deben estar vigilantes para que sus hijos no caigan en juegos tan peligrosos como el de la “Ballena Azul” o el “Reto de Momo”. Estos son los pasos a seguir:

  • Restringir el acceso a móviles y redes sociales a edades tempranas. Una vez que se les autorice, fijar un horario de uso y establecer que solo puedan acceder a Internet en casa.
  • Revisar en presencia de los menores sus contactos e interacciones en las redes sociales.
  • Instalar una herramienta de control parental y restringir la entrada a sitios específicos.
  • Retirar los dispositivos móviles y ordenadores de las habitaciones, especialmente por las noches.
  • Permanecer en alerta ante señales como alteraciones del sueño, aislamiento social o comportamientos y preguntas extrañas.
  • Avisar a las redes sociales de publicaciones que no cumplan las reglas.
  • Bloquear los perfiles que inciten a jugar a esos juegos y borrar las publicaciones que etiqueten a los menores sin autorización.