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Galicia

La niña con “estrella” que se adelantó a la I Guerra Mundial y sobrevivió a tres pandemias

Estrella Sanmiguel Sexto nació el 21 de junio de 1914, año también de la epidemia de fiebre tifoidea, enfermedad que casi le costaría la vida en 1935

Estrella celebró su 107 cumpleaños, ayer, junto a los familiares más allegados.

Faltaba algo más de un mes para que estallara la I Guerra Mundial cuando venía al mundo una niña en la pequeña aldea de Vilanova, en la parroquia cruceña de Santo Tomé de Insua. Estrella Sanmiguel Sexto –que haría honor a su nombre, al menos en lo que a longevidad se refiere–, nacía el 21 de junio de 1914, es decir, hace hoy justo 107 años. La confrontación bélica conocida entonces como la Gran Guerra comenzaría el 28 de julio y concluiría cuatro largos años más tarde, el 11 de noviembre de 1918. Un principio y un final marcados por dos grandes epidemias: La fiebre tifoidea y la gripe española.

La primera estaría a punto de costarle la vida a Estrella, ya con 21 años, en 1935. Ella misma contaba, hasta hace unos años, que estaba tan grave que el cura llegó a darle la extremaunción. “Gracias a una inyección que la salvó, porque ya estaba más allá que acá”, relata su hija Mari Carmen Pulleiro. Se la puso un médico de Arzúa que tenía mucha fama y al que había ido a buscar un primo suyo a caballo. “La gripe española no le afectó y no tiene vivencias de gente que muriera por ella”, apunta su benjamina. Más preocupación había entonces por la lepra, que causaba mucho dolor y era muy contagiosa. Tanto que, refiere Mari Carmen, “la gente hacía murallas con palos y piedras para que los enfermos no pudieran pasar”. Fueron años de crianza a orillas de un río Ulla, aún sin pantano, que “daba muy buenos salmones”.

Tras los duros tiempos de la Guerra Civil, ya con 30 años, Estrella se casó y se fue a vivir a la casa de su marido, José Pulleiro, en la vecina parroquia de Cumeiro. Allí nacieron sus tres hijos, Socorro, que hoy tendría 74 años; Manuel, de 72; y Mª Carmen, de 62. En 1977 le llegó el golpe más duro de su larga existencia: la muerte de su primogénita y de su yerno, días después de su boda, en un accidente de tráfico en Silleda.

La centenaria recibe la felicitación de sus bisnietos. BERNABÉ/ANA AGRA

La suya fue una dura vida labrando la tierra, como la de tantas otras generaciones de gallegas. “Unas pocas vacas, una poca tierra y un poco de hambre”, resume su yerno, José Ramón Quinteiro, con quien vive en A Goleta –en la parroquia lalinense de Camposancos– desde hace unos veinte años, al poco de morir su esposo. “Hace cinco años le dio un ictus y desde entonces se ha ido apagando”, detalla José Ramón. “Le gustaba mucho leer, leía el periódico, echaba una hora, lo dejaba y luego volvía. También le gustaba jugar a las cartas. Era una persona muy habladora, muy afable, le gustaba estar con la gente, una buena relaciones públicas”, añade. Pero “ahora le cuesta mucho hablar, tiene conocimiento, pero ya no se expresa bien y apenas se mueve”, por lo que está encamada.

Estrella recibió ayer un homenaje en la intimidad familiar, junto a sus hijos, su nuera, su yerno, cuatro de sus cinco nietos (Pilar, Manuel, Zaida y Belén, pues Santi no pudo asistir) y sus dos bisnietos (Alejandro y Nerea). Aunque está “muy apoucadiña”, este año decidieron organizarle un banquete de cumpleaños, no solo por la efeméride en sí, sino también porque “estamos saliendo de la pandemia, la tercera que supera en su vida, y eso merece celebrarse”.

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