La vuelta al cole ya es una realidad para todos. Una vez que los niños ya están equipados para el curso escolar y arrancando los temarios de diferentes materias llega una nueva preocupación para los padres: las clases particulares. ¿Son necesarias desde el principio de curso? ¿Es mejor esperar a la primera evaluación y ver la evolución del niño en cada asignatura?¿Es más recomendable acudir a una academia o contratar a un profesor particular a domicilio?. Estas son solo algunas de las muchas interrogantes que se plantean los progenitores.

Pues bien, como todo en esta vida, depende de muchos factores y no hay una repuesta tajante. Hay niños que desde el principio necesitan ayuda para potenciar sus conocimientos sobre algunas materias. En estos casos, es importante coordinar este diagnóstico con los tutores de los menores en el colegio ya que ellos podrán orientar a los padres en cuanto a los aspectos en los que flaquean sus hijos y con los que necesitan ayuda. Si los tutores lo recomiendan será momento de buscar ese refuerzo fuera del centro escolar. Tradicionalmente, las asignaturas que más refuerzo necesitan suelen ser matemáticas, física y química. Mención aparte merecen las clases particulares de idiomas.

Si el alumno ha arrancado el curso sin problemas habrá que esperar a la primera evaluación para ver si realmente necesita un refuerzo o no. El momento en que llegan las notas a casa suele ser uno de los más habituales para activar la necesidad de las clases particulares. Al ver los suspensos, muchos padres empiezan a plantearse esta posibilidad. En muchas ocasiones, no es necesario llegar al suspenso ya que un buen diagnóstico temprano podrá ayudar al niño a mejorar en esa materia que se le haya atascado.

¿Clases particulares o actividades extraescolares?

Una vez que se haya llevado a cabo el diagnóstico correcto sobre las necesidades del niño en cuanto a clases particulares, los padres deberán buscar el lugar adecuado para que el niño reciba este refuerzo. Los padres pueden optar por un profesor particular que acuda a casa a ayudar al niño o por un centro especializado, en el que el niño recibirá las clases particulares en grupo. Se puede optar por una u otra opción y si cualquiera de ellas no funciona, se puede recurrir a la otra. Cada niño presenta unas necesidades especiales y puede adaptarse mejor o peor a determinadas situaciones.

Por otro lado, hay que evitar que el niño vea las clases particulares como un castigo. Las clases particulares son un refuerzo para ayudar al niño a mejorar en sus capacidades de aprendizaje. Por eso, los padres tendrán la tarea de motivar al niño y presentarle este refuerzo como una actividad positiva que les va a ayudar a avanzar en sus estudios.

Por último, no hay que atosigar al niño con una sobrecarga de clases particulares. El niño no debe verse sobrepasado con una sobrecarga de tareas a las que no puede hacer frente. Tras las horas lectivas en la escuela hay que compensar esta carga de estudio con actividades lúdicas y de ocio en las que el niño pueda distraerse. La actividad física es fundamental para el desarrollo del niño y, además, puede ayudarle a concentrarse mejor y ser más eficiente a la hora de sentarse ante los libros.

Además de las horas lectivas es muy importante que los niños tengan tiempo para distraerse y realizar otras actividades. En este sentido las actividades extraescolares son fundamentales para complementar su formación y su tiempo libre. Deportes, idiomas, baile o teatro son algunas de las más demandadas.

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Clases particulares de inglés

El inglés es sin duda la asignatura que más refuerzo fuera del centro escolar suele acumular. En este caso, muchos padres optan por llevar a sus hijos a academias de inglés incluso antes de que los niños reciban estas enseñanzas en los colegios. La importancia de hablar un segundo idioma y la facilidad de los pequeños para aprenderlo van de la mano en esta ocasión.