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Volcán en La Palma

Testigo de tres erupciones

El expresidente del Parlamento de Canarias Antonio Castro Cordobez vivió las explosiones del San Juan y la del Teneguía

Antonio Castro Cordobez.

"La mesa saltó y se cayeron los vasos. Pensé que la había movido yo sin querer y me asusté, pero aquel fue el inicio del volcán de San Juan". Ese es el recuerdo que guarda Antonio Castro Cordobez de la primera de las tres erupciones volcánicas que ha vivido a lo largo de sus 74 años de vida. Cuando la tierra cedió a la presión del magma, en 1949, el que fuera presidente del Parlamento de Canarias y Consejero de Agricultura y de Obras Públicas del Gobierno autonómico y senador por La Palma, tenía tan solo tres años. A pesar de su corta edad, guarda una nítida imagen de dónde estaba en aquel momento. "Jugaba con otros niños en la Plaza de España, que estaba llena de gente porque eran las fiestas en honor a la patrona de Los Llanos de Aridane, la virgen de Los Remedios", rememora Castro Cordobez, quien detalla que la tierra tembló y "los vecinos empezaron a gritar: ¡el volcán, el volcán!".

Con el tiempo fue descubriendo más detalles sobre la erupción, porque durante muchos años se habló del volcán y de lo que supuso para la isla. Según le relataron sus mayores, en los días previos a la erupción se produjeron numerosos movimientos sísmicos que fueron instensificándose para anunciar que algo estaba ocurriendo bajo la corteza terrestre. "La Palma era muy diferente, había muy pocos habitantes y todavía eran años de posguerra, por lo que la población era bastante humilde", afirma el expresidente del Parlamento canario.

La colada del San Juan se encuentra a poco más de dos kilómetros del camino que traza el magma del nuevo volcán. Sin embargo, en 1949 no había tantas construcciones en esa ladera como en la actualidad, por lo que el paso de la lava no resultó tan destructivo. "Fue una situación parecida, pero no comparable", asegura Castro Cordobez, quien recuerda con cariño los "ripios" que escribían los palmeros para contar las historias del volcán y las penalidades que habían pasado.

Cuando el Teneguía entró en erupción en 1971, Castro Cordobez, con 22 años, se encontraba en Madrid, preparándose para presentarse a unas oposiciones del Estado. Seguía todo lo que ocurría en la isla a través de lo que contaban los corresponsales de Radio Nacional de España y sus familiares lo llamaban para darle más detalles. No tardó mucho en regresar a La Palma y conocer de primera mano lo que estaba sucediendo. "Fue el volcán más suave de los tres que he vivido". Sobre el Teneguía "hay pocas historias que contar", explica, porque surgió cerca del mar y en una zona poco poblada.

El Teneguía se cruzó de nuevo en el camino de Castro Cordobez cuando, en su etapa como consejero del Ejecutivo regional, impulsó los trabajos para recuperar La Fuente Santa. El manantial de aguas termales, situado en la costa de Fuencaliente, fue sepultado por la lava del volcán San Antonio, que explotó el 17 de noviembre de 1677, y después por la colada del Teneguía. En 2005, la Consejería de Obras Públicas, en colaboración con el Ayuntamiento de Fuencaliente, realizó sondeos en la zona y encontró las aguas subterráneas que alcanzan una temperatura de 60 grados. El equipo de ingenieros que lideró el proyecto se guio por las señales y conocimientos transmitidos de generación en generación que, de forma enigmática, indicaban el emplazamiento de La Fuente Santa, que yacía bajo toneladas de magma.

Como miles de canarios, el expresidente del Parlamento regional vivió el domingo en directo la erupción del nuevo volcán surgió en Cumbre Vieja. Se encontraba en su casa, en Santa Cruz de La Palma, viendo el informativo de la Televisión Canaria. Desde el primer momento, revela, le preocuparon los efectos que pueden tener sobre la población las cenizas y los gases emitidos por el volcán. Aunque en las primeras horas la meteorología evitó que se esparcieran las cenizas y la emisiones no eran tan abundantes, ahora cubren un amplio radio de la isla. "Estoy muy entristecido porque este volcán sí está haciendo mucho daño en las viviendas, así como en la agricultura de La Palma", lamenta.

Como ingeniero agrícola, Castro Cordobez señala que el terreno afectado por la colada de lava será difícilmente recuperable para la agricultura. "El espacio que ganó al mar el magma del San Juan se cubrió con tierra de la parte alta de El Paso y es una de las zonas más ricas de Canarias para el cultivo del plátano por su ubicación", señala. Esta misma operación se podría repetir en el área que cubre ahora el magma, para destinar el terreno al cultivo del aguacate o la vid, pero "desde el punto del vista económico, es posible que no sea rentable recuperar esas tierras", concluye.

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