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Informe global

Los pactos de Glasgow no consiguen, por ahora, frenar el calentamiento global

Un nuevo estudio calcula que los compromisos firmados hasta la fecha llevarían al mundo a un aumento global de las temperaturas de 2,4 grados

Un activista se manifiesta ante las puertas de la Cumbre del Clima de Glasgow, este martes.

Las promesas de Glasgow empiezan a desmoronarse. Hace tan solo una semana, el anuncio de grandes pactos globales para frenar el avance de la crisis climática creó el espejismo de que, quizás, el planeta estaba ante un punto de inflexión. Según calcularon varios organismos, de hecho, los compromisos de anunciados durante la Cumbre del Clima de Glasgow podían frenar el aumento global de las temperaturas. La Agencia Internacional de la Energía, por ejemplo, estimó que estos pactos podían limitar el calentamiento global a 1,8 grados de media y un análisis de la revista 'Science', por su parte, calculó que los termómetros tocarían techo justo por debajo de los dos grados. Una semana más tarde, un estudio de la plataforma Climate Action Tracker consigue desvanecer el espejismo. "Las 'buenas noticias' sobre el impacto potencial de estos pactos está generando una falsa esperanza sobre la realidad del calentamiento global", concluye el análisis.

El estudio, publicado este martes, dibuja la siguiente panorámica. Antes del arranque de la Cumbre de Glasgow, el mundo se dirigía a un aumento global de las temperaturas de 2,7 grados de media. Los compromisos de 'cero neto' anunciados en los últimos días podrían conseguir, en el mejor de los casos, esquivar apenas unas décimas de esta tendencia. Según recoge este último balance, el escenario más probable ahora mismo es que los termómetros aumenten unos 2,4 grados de media desde ahora y hasta finales de siglo. El escenario más optimista, que solo se lograría si todos los pactos se cumplen al pie de la letra y en el tiempo previsto, apunta a un calentamiento global limitado a 1,8 grados de media; tres décimas por encima del ‘techo’ pactado en el Acuerdo de París

"La gran mayoría de las acciones para 2030 son inconsistentes con los objetivos netos cero: hay una brecha de casi un grado entre las políticas actuales de los gobiernos y sus objetivos de cero emisiones", afirma Bill Hare, director ejecutivo de Climate Analytics, una de las entidades a cargo de este estudio. "Está muy bien que los líderes afirmen que tienen un objetivo neto cero, pero si no tienen planes sobre cómo llegar allí sus promesas no son nada más que palabrería", comenta Hare tras la publicación de este último informe.

En estos momentos, 140 países ya se han comprometido a alcanzar 'cero emisiones' en las próximas décadas. En Europa, por ejemplo, los Veintisiete se comprometen a reducir sus emisiones para 2030 y alcanzar la neutralidad en 2050. India, por su parte, ha anunciado que su objetivo es llegar a su 'net zero' en 2070. Promesas a parte, el último informe de Climate Action Tracker apunta a que solo una minoría de países dispone de un plan "aceptable" para lograr sus objetivos. En el mejor de los casos, pues, solo tenemos asegurada una hoja de ruta para reducir un 6% de las emisiones globales

Impacto real de los compromisos

El análisis se muestra especialmente crítico con el escaso impacto de los pactos globales anunciados la semana pasada. El compromiso global para frenar la deforestación y para reducir las emisiones de metano "solo reducen la brecha de emisiones solo un poco, si es que lo hacen", afirma el estudio. Lo que sí podría marcar la diferencia es el fin de los combustibles fósiles; algo que, según apunta la investigación, todavía no se está persiguiendo con la suficiente ambición. 

Varios estudios publicados en los últimos días apuntan a que la única manera de frenar el aumento global de las temperaturas es abandonar definitivamente el uso de carbón en las próximas décadas. En los países desarrollados, este objetivo debería lograrse en 2030 y en el sur global el horizonte podría demorar una década más. Sea como sea, preocupa la falta de una hoja de ruta clara sobre cómo lograrlo. Según explica Hare, de hecho, muchos de los principales productores de carbón como China, India, Indonesia y Vietnam planean sustituir este combustible por gas. "No podemos permitir que los combustibles fósiles sean reemplazados por más combustibles fósiles", comenta el investigador.

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