Las cabañuelas auguran un año 2022 que estará caracterizado por precipitaciones abundantes, granizo y tormentas, dejando paso a un verano poco caluroso en la provincia de Alicante.

Así se desprende del tradicional estudio que realiza cada año hidrológico el cabañuelo Pepe Buitrago basándose en la información que le brindan los animales, las plantas y el cielo, tras concluir San Agustín el pasado día 28 de agosto, que pone cierre a las cabañuelas. Y es que, recuerda, "está escrito en el cielo todo lo que pasará en el suelo".

En enero se prevé que "aparezcan las nevadas de verdad por zonas incluso bajas" y febrero estará caracterizado por "viento muy fuerte de norte y frío severo, algunas lloviznas de poca importancia a principio pasando a ser más generosas en la segunda quincena". "Si truene en diciembre buen año el que viene", dice el refrán según el cabañuelo.

La primavera, expone, será lluviosa también, con precipitaciones "más prolongadas en el tiempo y puntualmente fuertes, con granizadas y mucho aparato eléctrico, siendo el granizo de un tamaño poco común".

El verano de 2022 será poco caluroso, prevé Buitrago, que vaticina que "no hayan más de dos olas de calor", finaliza.

¿Qué son las cabañuelas?

Llegados a este punto, y una vez conocidas las previsiones del experto, son muchos los legos en la materia que se están preguntando qué son exactamente las cabañuelas. Pues bien, se trata de un método tradicional de predicción del tiempo que desde muy antiguo vienen utilizando los agricultores de determinadas zonas. Se basa en la observación del clima durante los primeros 24 días de agosto y, a partir de ahí, extrapolar las condiciones climatológicas de los próximos doce meses.

La RAE define las cabañuelas como el "cálculo popular basado en la observación de los cambios atmosféricos en los 12,18 o 24 primeros días de enero o de agosto, para pronosticar el tiempo durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente. A día de hoy, con la existencia de los satélites meteorológicos, esta ancestral forma de vaticinar el clima se ha quedado relegada a ámbitos más rurales y tradicionales. Sin embargo, para las gentes del campo, mirar al cielo y ver escrito en él lo que les deparará el tiempo en los próximos meses sigue siendo tan fiable como el discurso del mejor meteorólogo.