Las nuevas tecnologías están disparando la proliferación de estafas piramidales. Este tipo de entramados se especializan en la captación de víctimas a través de anuncios en redes sociales. Así ocurrió este año en Alcoy, donde la Policía Nacional detuvo a un joven de 21 años por su presunta participación en este tipo de estafas.

La estafa piramidal, conocida también como Esquema Ponzi, es uno de los engaños más conocidos y, sin embargo, muchos siguen cayendo.

El modus operandi no tiene misterio: consiste en ofrecer altas retribuciones económicas en poco tiempo, utilizando parte del dinero de los nuevos inversores para pagar los intereses prometidos a los antiguos y aparentar que el negocio funciona. Y, por supuesto, quedarse con la mayor parte del dinero. Este tipo de sistemas suele tener éxito hasta el momento en que dejan de entrar nuevas víctimas. Es en ese momento en el que el supuesto negocio se desploma, ya que en ningún momento existió un verdadero mecanismo de generación de beneficios.

La historia del Esquema Ponzi

El nombre de este plan viene del italiano Carlo Ponzi, pionero en este tipo de sistemas, y de la gran estafa que realizó en 1920.

Carlo Ponzi era un emigrante que llegó a Estados Unidos en los años veinte. El italiano descubrió que los cupones de respuesta internacional de correos se podían vender en Estados Unidos más caros que en el extranjero, por lo que el tipo de cambio terminaría por producir ganancias. El rumor se extendió y muchas personas, no queriendo quedarse fuera del negocio, apoyaron a Ponzi con capital.

Pero aunque la gente hiciera colas para invertir en el negocio, el avispado "emprendedor" en realidad no estaba comprando los cupones; sino que pagaba los beneficios utilizando el capital de los nuevos inversores. Ponzi consiguió convencer a amigos y allegados para que apoyaran su sistema en un principio, ofreciendo un retorno del 50% en una inversión a 45 días. Estos primeros inversores obtuvieron lo prometido en el tiempo acordado y la noticia del dinero fácil se propagó, haciendo crecer exponencialmente el número de inversores. 

En febrero de 1920, Ponzi obtuvo unos 5.000 dólares, equivalentes a 58.000 dólares actuales, y en marzo ya tenía unos 30.000 dólares. Para el mes siguiente había logrado recaudar unos 420.000 dólares y en julio ya amasaba una fortuna de millones. "Llegué a este país con 2,50 dólares en efectivo y 1.000.000 de dólares en esperanzas y esas esperanzas nunca me abandonaron", le dijo Carlo Ponzi a finales de julio de 1920 al The New York Times.

Calo Ponzi, en una imagen del archivo policial.

Las personas más desesperadas incluso vendían o hipotecaban sus casas con la esperanza de lograr altos beneficios. Hasta que un periódico local, el Boston Post, cuestionó las prácticas de la empresa, el plan comenzó a hundirse y el negocio fue intervenido por el Estado, que detuvo todas las nuevas captaciones de dinero y descubrió la estafa. La información publicada sobre la apertura de la investigación provocó tal revuelo en Boston que hubo conatos de disturbios y hasta algunas personas resultaron heridas cuando las masas intentaron entrar a la fuerza en las oficinas de la empresa para exigir la devolución de sus fondos.

En agosto de 1920 los bancos y medios de comunicación declararon a Ponzi en bancarrota, el sistema se hundió y los ahorristas perdieron su dinero. El italiano acabó en prisión, aunque fue liberado tras pagar la fianza. Él mismo confesó más tarde que en 1908 había sido partícipe de una estafa muy similar en Canadá, que ofrecía a los inversores grandes beneficios.