El nombre ficticio es María, tiene 16 años y su pesadilla comenzó a los 11 años por un bulo extendido en su clase, en el primer año en el IES Puerto de la Torre, en Málaga: "Un día sentí que todos me miraban en clase, cuchicheaban y no querían sentarse conmigo; preferían que el profesor les expulsara de clase". Como la situación se prolongó, supo que la señalaban por tener, supuestamente, piojos. Además, cuenta su madre Isabel, la joven también sufría burlas por una discapacidad en un brazo.

Para frenar el bulo, su madre la llevó a una peluquería especializada y entregó un informe al profesor en el que constaba que nunca tuvo piojos.

El curso siguiente, 2º de la ESO, el aislamiento continuó por parte de sus compañeros: "Me sentía como si estuviera sola en clase, nadie me hablaba", confiesa.

Además, sus gustos personales también eran motivo de burlas: persona inquieta, María cuenta que le gusta la música pop coreana y no el reguetón, que le encanta leer y que su sueño es estudiar japonés, algo que le gustaría hacer este mismo año.

"Se me había creado en la cabeza que todo el mundo me miraba y cuchicheaba sobre mí, eso me destruyó por completo"

Toda esta situación de aislamiento y burlas hizo que quien era una excelente estudiante que nunca antes había suspendido repitiera curso y que en ella se desarrollara una agorafobia, el miedo a los espacios abiertos y se fuera recluyendo cada vez más en casa. "Se me había creado en la cabeza que todo el mundo me miraba y cuchicheaba sobre mí, eso me destruyó por completo", confiesa.

Con los ánimos por los suelos, empezó a recibir asistencia psicológica y psiquiátrica por la Seguridad Social, lo que, lamenta su madre, se traduce en citas muy cortas y espaciadas durante meses.

Paradójicamente, la pandemia y las clases a distancia hicieron que remontara, pero tras la vuelta a la normalidad y las clases presenciales, María ahora mismo repite 3º de la ESO y desde el arranque de este curso no pisa el instituto, porque cada vez que intenta ir a clase y se aproxima al centro le entra un ataque de ansiedad.

Por el camino ha tenido "tres o cuatro" intentos de suicidio; autolesiones que tienen más que preocupada a su madre: "Salgo de casa a las 8.30 y vuelvo a las 6 de la tarde y estoy con una angustia en la calle porque ella está todo el día aquí metida y no sé lo que hace", comenta Isabel entre lágrimas.

Isabel señala que la ayuda prestada por el instituto ha sido insuficiente y critica que no permita que su hija pueda estudiar desde casa, dado su problema. Además, también lamenta que no informara de que, "con el seguro escolar" tenía derecho a "asistencia psicológica privada".

La madre explica además que se reunió con un inspector de Educación de la Junta, lo que se concretó en que dos compañeras de María la iban a acompañar en el instituto en todo momento para superar esa agorafobia. Sin embargo, cuenta la madre, el primer día no se presentaron por un error de comunicación y los demás días tampoco.

"Yo lo único que quiero es terminar la ESO para hacer el Bachillerato de Artes", confiesa la adolescente. Ella y su madre están convencidas de que, ahora mismo, la única manera de terminar la ESO es haciéndolo desde casa.

Respuesta del instituto

El director del IES Puerto de la Torre, Juan Antonio González, declaró a La Opinión que la joven "siempre ha estado atendida por el centro y por el departamento de orientación y se le han buscado soluciones". También mencionó el acuerdo de acompañamiento al que había llegado la familia con la Inspección de Educación.

Con respecto a que pueda dar clase desde casa declaró que la educación "es presencial" y en relación con la ayuda del seguro escolar recordó que "sólo es efectivo a partir de 3º de la ESO".

Salvo prescripción médica

En la misma línea, un portavoz de la Delegación de Educación subrayó a La Opinión de Málaga que tanto la delegación de Málaga como la directiva del instituto "ha puesto todas las medidas necesarias para que dicha alumna esté atendida de manera presencial, e incluso telemáticamente según han ido surgiendo las distintas situaciones" e indicó además que "todas las propuestas o soluciones planteadas por esta administración no han sido llevadas a cabo por la familia".

Con respecto a la ayuda médica dijo que no entra en las competencias del centro.

Por último, precisó que la asistencia a clase "es presencial, salvo prescripción médica que diga que le es imposible acudir, en cuyo caso el centro pondrá todas las medidas necesarias".